Carta a Dios.

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Te mantuviste ausente demasiado tiempo a lo largo de la historia. Y muchos de tus personajes se resignaron a mantenerse al margen de tus obras. En algunos momentos han insultado en tu nombre y te lo han cambiado de diferentes tonos y paletas. Te manifestaste en sueños, en oportunidades, en versiones de distintas razas. En distintas posiciones sociales. En juegos de azar y otros vicios. Has tomado el té con señoras de alta cumbre, y bebido cerveza con vagabundos sabios. Navegando por los mares sin puerto, en avión de Japón a Canadá, sonriendo a niños enfermos, mendigando pedazos de pan. Simulando asustar a ladrones con promesas de fuego. Descalzaste los pies de los pobres, suave tocaste las cuerdas de instrumentos que sangraban notas de gracia. Recitaste oraciones precarias a oídos sordos en África. Te limitaste a observar las desgracias, resultantes del libre albedrío que tu creación no puede delimitar.


Tu hija ha escuchado muchos lamentos y quejas de diversos mundos. Tanto en sueños como en realidades. Ha acariciado cabellos resecos, provocados por vientos de tanto transitar. Ha gritado de dolor cuando el dolor es lo único que se utiliza como cuenta corriente.

Ahora te digo, que no importa si eres o no.

Si existes o no existes.

Si eres o no, un amigo con el que puedo contar. Si has mojado tus pies en la laguna de los lamentos de tus tantos hijos. Si has implorado porque los silencios se hagan presentes ante las plegarias... Y aunque estas palabras queden flotando en los cielos o en la guerra venidera... si los humanos terminan en un agujero peor del que crearon, serán destrozadas en alguna botella gastada de alcohol...

Y si escuchas, dónde quiera que estés, lo que quiera que seas, no olvides, que alguna vez creí en ti.


Alguna vez mi fidelidad tomó el camino correcto, aunque sea el impuesto por aquellas otras palabras de humanos que confiaron en ti.
Y ellos sí dieron la vida por llevar un mensaje que se desvirtuó.

¿Así serán las mías también? ¿Serán olvidadas en algún cuaderno viejo de las bibliotecas?
¿Sentiré lo que sientes cuando te insultan y te echan la culpa? ¿Trataré de desaparecer porque no hay respuestas ante tantas preguntas?


Me alejaré, como has hecho.
Escribiré como alguna vez lo hiciste.


Y esperaré al instante en que pueda cruzarme con tu presencia para arrojar algunas verdades mis verdades en la esencia del libre albedrío que tan amablemente regalaste.

Porque como todo padre dice...

No siempre puedes tener lo que quieres ─.

Noche sin café. [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora