La amistad es una relación afectiva que se puede establecer entre dos o más individuos, a la cual están asociados valores fundamentales como el amor, la lealtad, la solidaridad, la incondicionalidad, la sinceridad y el compromiso, y que se cultiva con el trato asiduo y el interés recíproco a lo largo del tiempo.
En aquellos tiempos, donde mi vida era un poco revoltosa sin querer, y donde las cosas empezaban a tomar rumbos desconocidos, mi aflicción empañaba los espejos, que devolvían una imagen distorsionada de conceptos que no entendía.
La relevancia de ese ambiente... con el que comenzaba a contemplar fuera, resultó en conocerte.
Aunque eras un poco altanera, un tanto extremista y narcisista, no entiendo cómo pasó, pero empezaste a ser mi amiga.
Una de esas niñas que no tenía problemas en socializar más de la cuenta; así sea para dar una vuelta a las dos paralelas, que tenemos como zona centro.
Compartíamos secretos, primeros sueños, salidas de adolescentes, juegos japoneses... como una hermandad inquebrantable.
Pasaron muchos años...
Tu madre creía en que mi forma de pensar y ser, provocarían un camino bifurcado del que tenía planeado para vos. Tristemente, ya lo habías tomado sin ser el cauce.
Aunque te ausentaste de mi cotidianidad, mantenías un lazo fuerte para conmigo, luego de que falleciera tu padre.
Lamento no haber estado ahí.
Los sucesos más tristes pueden provocar estragos en un corazón duro de roer.
Me lo hiciste saber.
No sé si alguna vez habrás entendido lo que significabas para mí.
Lo que veía en vos.
A pesar de todos los malos ratos y las ausencias impulsadas por la cobardía. De haberme dejado sola cuando más te necesité. De los insultos impropios de tu pasado ser. Del abuso. De haberme vivido. De competir conmigo hasta en situaciones delicadas. De traicionar mi confianza. De reemplazarme por causas perdidas. De demostrar que te daba igual si estaba o no. No te importaba si estaba triste o feliz.
Que, al no tener tu mamá, te apoderaste de la mía.
Conquistaste chicos que me gustaban. Te mostrabas atrevida delante de mi pareja. Te desubicaste por el simple hecho de ganar.
Jamás valoraste las horas dedicadas a ponerte mejor, escuchando tus dramas, sin poder hablar de los míos, ni llorar por mi corazón roto.
Jamás te importé.
Y no sé, si en el momento de irte de mi vida, pude decírtelo.
No permitías que dijera lo que pensaba.
En ese momento, después de diez años de amistad, y al enterarme después de las mierdas que hablaste de mí, confirmaron que la verdadera amiga fui yo, con alguien invisible al lado.
Era la sombra que te acompañaba cuando estabas aburrida. Pero la sombra decidió no seguirte más.
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Noche sin café. [Editando]
Random¿Alguna vez sintieron tanto dolor que llegado el momento, necesitan sacarlo a la luz? Bueno, este es el momento, que a través de cartas, liberé los recuerdos mas duros de mi vida. Un paisaje triste pero que al final, se torna cálido cuando vuelves...