Querida depresión

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Como sabrán, estuve escribiendo un poco sobre mi vida. Ésta se dividió mas o menos en un antes y un después con cada emoción y persona que transcurrió por mi vida. Conceptos del amor que fueron mutando y recuerdos dolorosos que me hicieron mucho bien plasmar en estas cartas.

El tiempo pasa y los años aplastan. Te sacan factura y te mantienen presente el desgaste de todas esas decisiones que se tomaron. Desde el día en que mi familia se desplomó hasta el día que crecí y completé una parte; solo una, de todas las que faltan, reconozco una mujer en el espejo que no creí capaz de admirar.

Sí. Admito que hay momentos donde quiero desaparecer de la faz de la tierra. Que hay instantes donde me siento tan sola que me hundo en lágrimas sin sentido... Pero sigo adelante. Porque adoro admirar un día más el sol, la lluvia y sentir el viento en mi pelo. Porque disfruto un mate. Porque me encanta cocinar y agradezco tener a mi hermana y otros tantos amigos virtuales que me brindan su apoyo incondicional. Y alguien que está lejos que me quiere tal cual soy.

He pasado de rota a descosida. De patética a triste. De trotamundos a precavida. De soñadora a realista. Dejé de ser niña para convertirme en mujer.

Me duele el cuerpo. Me prenden las mejillas cuando me lamento. Se enfrían las manos y los pies, arde la garganta, pero sigo.
Porque estoy a mi tiempo. Sino... No aprendí nada.

Y por todos estos lugares transité viviéndolo a pleno como debe ser. No me arrepiento de haber sentido correr la sangre por mis venas. De haber sido golpeada y ultrajada. De aspirar alto y caer muy duro. De gritar cuando tuve que hacerlo aunque eso signifique perderlo todo.

Perdí todo.
Eso es lo que te hace pensar la depresión.
Que no vales absolutamente nada. Que no tenés escapatoria de la propia arena movediza que te creaste porque estabas tan ciega que te movías con desesperación; logrando que te hundieras. Sí. Me hundí.

Primero mi identidad. Después mi alma. Y por último mi corazón.
Perdés todo y tocas fondo. ¿Ahora qué? Bueno... Ahora sólo queda trepar para arriba o morir en el intento.

Noche sin café. [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora