Capítulo 01
—Lo siento mucho _______ —repitió el doctor.
Yo estaba sentada con los ojos perdidos, aún no caía en cuenta de mi situación, de lo que el doctor decía, de lo que significaba, de nada. Simplemente no podía ni quería creerlo.
—Pero, doctor ¿Qué fue lo que pasó? —le pregunté después de unos minutos de silencio sin siquiera verlo a la cara. Estaba más confundida que nunca.
—Es una enfermedad terminal —respondió con la cabeza gacha. Sí, eso ya lo había dicho y yo ya había entendido, gracias por recordármelo. —Yo… no sé cómo fue que la conseguiste, la verdad se han visto muy pocos casos de esto…
—Lo único que me faltaba —me quejé para mí misma. —Solo yo me puedo contagiar de una enfermedad casi desconocida.
—______, es muy posible que no te hayas contagiado. Existe la posibilidad de que ya tuvieras la enfermedad en tu organismo, de herencia. ¿De qué murió tu madre?
—Murió en un accidente —contestó Nicolas.
Y por extraño que parezca él estaba peor que yo.
—Oh… Lo siento —tomó aire y cerró los ojos un momento. Estaba devastado. ¿Por qué demonios estaba devastado? Se supone que debería de estar tranquilo y diciéndome que todo estaría bien. Cuando vez que tu doctor tiene esa cara es cuando te das cuenta de que probablemente ya no hay oportunidad para ti— Te prometo que haré lo que pueda para buscar una cura, pasare día y noche investigando.
Asentí débilmente sintiendo todo mi cuerpo cortado.
Sentía un nudo en la garganta, de esos que te quitan la voz, mi cara estaba inundada en lágrimas y mi cabeza estaba llena de pensamientos deprimentes.
— ¿Que precauciones debe tomar? —preguntó mi hermano después de un rato.
El doctor carraspeó y se acomodó en su silla.
—Lo único que sé es que tus pulmones se irán debilitando de a poco, así que te recomiendo que no corras; no es que te vayas a quedar sin aire, pero es mejor prevenir que lamentar.
—Sí, no soy alguien que corra mucho —admití— Pero, tengo asma ¿Eso podría empeorar?
—No te preocupes, nada va a empeorar con eso mientras no corras. Además, quizás dentro de un mes o más sientas la debilidad, la verdad es muy poco lo que sé acerca de esto.
—Si no hayan la cura… —habló Nicolas con la voz entrecortada— ¿Cuánto tiempo podría… quedarle?
—Unos cuantos meses —confesó con dificultad.
Solté un sollozo y me levanté de mi silla a abrazar a Nicolas.
Me tomó fuerte entre sus brazos y me dijo palabras de aliento al oído. Palabras que no servían de nada, porque obviamente no era verdad que “todo iba a estar bien”.
Dios, esto no me puede estar pasando a mí.
Me separé débilmente de mi hermano y tomé mi bolso.
—Creo que es hora de irnos —dije con voz dura para no soltarme llorando de nuevo. Nicolas se levantó y suspiró profundamente —Doctor…
—Si yo me entero de algo nuevo ten por seguro que te llamaré.
—Muchas gracias —Él se levantó y me dio un fuerte abrazo.
—Sabes que haré hasta lo imposible —murmuró sin soltarme.
—Cuento con eso.
Se despidió de Nicolas con un apretón de manos y nos dirigimos al coche en silencio, cada uno iba perdido en sus propios pensamientos asimilando la fuerte noticia.