Capítulo 19
Sentí un lengüeteo en mis mejillas y desperté de un salto con un dolor terrible en la espalda, el brillo del sol pegó directo en mis ojos y los cerré con fuerza.
¿Me quedé dormida en la banca? Si, ahí me quedé sin soltar a Kimmo y al parecer me agarró un poco de cariño y me empezó a lamer la cara de nuevo. Suspiré con pesadez y me dejé caer en mi camita de nuevo. Ya ni llorar es bueno, si seguía llorando por cada cosa mala que me pasara, seguramente me pasaría todo lo que me queda de vida como una magdalena y aunque la verdad no estaba muy lejos de eso hasta ahora, ya quería dejar de estar llorando todo el tiempo. No era sano.
—¿_____? —preguntó después de un rato una voz asustada y conocida mientras se acercaba a mí. Levanté la cabeza y vi a la señora Aldi, la de los wafles esos que me hacía falta en ese momento porque mi pobre estómago estaba rugiendo como un león, y no es que le tuviera muchísima confianza pero me sentí aliviada y le sonreí.
— ¡Señora Aldi! —exclamé mientras me levantaba. Y no fue hasta ese momento que sentí todo el frió recorrer mi cuerpo y tirité.
¿Por qué diablos no se me ocurrió perderme en Londres con un pantalón y un gran abrigo? ¡Claro, eso no sería tan interesante y divertido! ¿Verdad, Dios? No tienes nada mejor que hacer y… ¡Te gusta verme sufrir!
—linda ¿Estás bien? ¡Tienes una pinta horrible! Dios santo dime que estas bien —se acerco a mí y me examinó el cuerpo, se quedó con una expresión de susto cuando vio mis piernas y bajé la vista. La sangre se había escurrido por todas mis piernas y se había secado, parecía que me habían masacrado las piernas. Además mis brazos estaban todos raspados y ensangrentados, mis ojos seguramente estaban hinchados y mis labios partidos por el frió — ¡Vamos a un hospital! ¡Liam, Liam ven aquí ahora mismo!
—no… No… Yo —tartamudeé tratando de explicar que a pesar de que me moría de miedo, hambre, dolor de espalda y cabeza y me sentía una sucia mugrosa pordiosera, estaba perfectamente bien y no necesitaba ir a un maldito hospital. Pero antes de que pudiera hablar llego un hombre… Que digo hombre, era un chico como de la edad de Niall, traía un lindo perro entre sus brazos y se asustó al verme. —Aldi, le juro que estoy bien, yo… Estaba ahí perfectamente, a punto de entrar al edificio y perseguí a la gata, me caí, me raspé, me perdí, me asusté, lloré, me vine para acá y me quedé dormida.
— ¿Estás segura de que estás bien? —preguntó el chico con preocupación y un poco inseguro ante mi ataqué de palabras. Cuando lo vi bien me di cuenta de que él era el muchacho que siempre estaba en el portón del lindo restaurante, y no sabía que estaban haciendo ambos en Londres —te vez…
—Horrible, lo sé, traigo esta ropa desde ayer, estoy toda sangrada y tengo muchísima hambre, pero estas me las hice cuando me caí —tome a Kimmo con un solo brazo, ella sorprendentemente no hizo nada para impedirlo, al parecer le empecé a caer bien con la hermosa y pasional noche que pasamos juntas. Con el brazo libre les señale mis piernas— y las de los brazos me las hizo esta gata cuando trate de agarrarla, en serio, estoy perdida pero estoy bien.
—pero… ¿Qué haces en Londres? —me preguntó Aldi con preocupación aun. Yo sonreí apenada y baje la cabeza.
—me… Eh… ¿Recuerda a Niall? El chico que le presente la última vez que fui a la choza.
—oh, claro ¿Vienes de vacaciones con él?
—se podría decir que si —me encogí de hombros— y él de seguro esta hecho loco en este momento
—seguro que si —aseguró Liam— ¿No tienes alguna referencia de donde está su casa?
—es un edificio y si —me volteé y traté de buscar con la vista el edificio mirando para arriba— hay un parque al lado con una fuente de unos ángeles y… El edificio es color beige y… Hay una estatua afuera de él, es de un hombre desnudo con un ángel en su hombro —les dije recordando la rara estatua.