Capítulo 16
La estúpida se abalanzó a él soltando su paraguas y lo abrazó cómo si acabara de llegar de la guerra.
Wow, chica. ¿No puedes ser un poquito más dramática y arruina-momentosperfectos-que-nunca-se-volveran-a-repetir?
La verdad es que ni siquiera sentí celos, fue algo diferente, el corazón se me retorció en el pecho de la peor manera y por mis mejillas corrieron inevitables lagrimas que se confundieron con la lluvia, porque su abrazo se veía tierno, se notaba el amor y yo casi lo obligue a que bailara conmigo, bueno, lo obligué completamente. Demonios, eso dolía demasiado.
Y ahí estaba yo como un maldito hongo venenoso solitario en la lluvia mientras ellos se abrazaban tiernamente y se olvidaban de mí.
Aunque Agustina estaba toda mojada cuando se acercaron ambos a mi no podía negar que la chica era preciosa, muy malditamente preciosa. Era muy alta, igual que Niall y muy delgada; o sea que me sacaba más de una cabeza y probablemente mi pierna más gorda y pesaba más que todo su cuerpo.
Sus ojos eran azules, casi de un azul cristalino y se veían bonitos a pesar de que los tenía entrecerrados por la lluvia. Ella bien podría ser modelo y ahí estaba yo que parecía perro mojado, me acababan de abandonar, tenía mucho frío, estaba llorando y parecía su maldita hija de lo enana que estaba.
—eh… mira ______, ella es Agustina, la chica de la que te hable —me la presentó.
Yo sonreí no tan falsamente y me acerqué a darle un abrazo y besar su mejilla.
Y entonces me dije: vamos, ____ no hay que juzgar antes de conocer, quizás la chica no es tan mala como tú piensas.
Pero entonces abrió su boca y dijo:
— ¿Le hablaste de mí? Eres tan tierno, amor —y soltó una risita falsa y estúpida de coqueteo. Yo me quedé de piedra frente a ellos y Niall solo sonrió un poco incómodo. —Es un placer conocerte, niñita.
—Igual —contesté con coraje. ¿Niñita? ¡¿Niñita?!
Agustina recogió su paraguas y se cubrió ella sola.
—se veían… Lindos jugando en la lluvia como dos niños pequeños, pero que tal si vamos a un lugar donde no esté lloviendo —opinó hablando con asco.
—eh… Claro, nosotros íbamos a ir al parque de patinaje ¿Quieres venir con nosotros? —le preguntó Niall.
—Nialler, tú sabes que odio ese lugar de mocosos, mejor vamos a un café —Niall vaciló un momento y me volteó a ver.
— ¿Está bien si vamos mañana? —me preguntó tímido. Yo apreté los dientes y asentí sin decir palabra alguna— vamos al Café Miró, está aquí en frente.
—sí, claro… Oye, ni creas que ya te perdoné —hizo un puchero demasiado ridículo y tomó el brazo de Niall para cubrirlo a él también con su paraguas, dejándome sola, triste, mojada y abandonada a sus espaldas.
— ¿Por qué me tendrías que perdonar?
—Te fuiste cuando… —volteó a verme un segundo, solo para asegurarse de que no había dejado de verlos ni un solo segundo—… nuestra relación apenas comenzaba, dijiste que solo serian unos días y tardaste como un mes, te extrañe mucho…
— ¿Nuestra relación? Agustina yo te dije que…
—sí, lo sé — ¿Qué? ¿Qué diablos le dijo? ¿Que la ama o que no le gusta porque parece palo parado? —como sea… ¿Por qué tardaste tanto?
—yo… Lo que pasa es que Sofia no quería quedarse sola con mi tía y pues, me tomo tiempo que se acostumbrara a estar allá
“te conocí y me quede más de la cuenta” sí, como no ¡Maldito mentiroso!