Capitulo 28

1K 43 2
                                        

Capítulo 28

{Narra Niall}

Pasé un brazo por sus hombros y la abracé a mi cuerpo mientras bajaba mi mano libre y comenzaba a acariciar sus piernas. Me sorprendí a mi mismo por aquel acto, por hacer eso, porque aunque otros días estuviera más que tentado a hacer aquello jamás lo hice por respeto y ahora parecía importarme poco. Pero sus piernas eran tan suaves que no podía alejar mis manos.

Cuando subí mis caricias a su trasero ____ soltó un suspiro en mi pecho y sentí su respiración agitada. Levantó su cara y nuestros ojos conectaron. Yo no estaba nervioso o intimidado por haber sido descubierto acariciándola libremente, sino todo lo contrario.

Ella sonrió con picardía y se inclinó para empezar a besar mi pecho.

Mi mejor amiga, la chica con la que había hablado de todo menos de sexo, la que moriría virgen y parecía no importarle, la mujer que me volvía absolutamente idiota con solo una sonrisa y la única por la que estaba dispuesto a dar todo, estaba besando mi pecho sensualmente. Eso era demasiado para mí. Se levantó y se posó sin ningún problema o timidez sobre mi erección haciendo que yo soltara todo el aire.

Esta no es como la ____ que yo conozco. Pero bueno, esta también me gusta. Mucho.

Ella se recostó sobre mí y empezó a mecer su cuerpo sobre el mío, rozándome, provocándome y haciéndome soltar pequeños jadeos.

— ¿Te gusta tocarme por las noches, Horan? —Preguntó con la voz más sensual que yo hubiera escuchado alguna vez.

— ¿Te gusta que te toque, cariño?

Mi voz sonaba ofuscada. ____ soltó una risita y levantó su cabeza para empezar a besar mi cuello con fiereza. Apreté mis dientes y cerré los ojos tratando de contenerme.

—Me encanta que me toques —confesó con un suave susurro en mi oído dispuesta a acabar conmigo.

Me estaba volviendo loco y estaba actuando rudamente, pero no podía parar. Me separé un segundo y levanté mi cabeza para mirar su preciosa cara sonrojada, así como me gustaba. Ella abrió sus ojos brillantes y me sonrió con calma y con dulzura, sorprendiéndome. Me acarició la cara con delicadeza y rápidamente tomó mis labios en un beso fuerte. Y me hizo perder la cabeza por completo.

—Quiero que me hagas tuya —susurró contra mis labios. Una frase usada, pero caliente.

Mi corazón se paró un minuto y cuando comprendí su petición tomé su boca de nuevo en un beso aun más exigente y más duro que el de ella.

Demonios, esto es mucho para mí. No puedo esperar más tiempo.

—oh, Niall…

— ¿Qué pasa, hermosa? —le pregunté con una sonrisa de satisfacción.

Antes siquiera de que pudiera darle otro beso a ella sentí un fuerte raspón en mi pecho que me hizo despertar totalmente desconcertado. Parpadeé varias veces sintiendo como ___ se abrazaba a mí. Totalmente dormida.

Y aun con ese maldito vestido puesto.

Y yo había tenido una fantasía con ella, la mejor fantasía del mundo, pero solo eso… Solo eso, maldición. Sentía unas ganas inmensas de golpear algo, de tirar cosas al piso, maldita sea. Se había sentido tan jodidamente real que no podía creer que no lo fuera. ¿Pero cómo demonios iba a pasar eso en verdad? ____ nunca se pondría arriba de mí de esa manera. Ella de seguro ni siquiera piensa en eso.

La alejé de mí con cuidado y me senté en la cama con mis manos en la cara, sintiéndome derrotado y decepcionado. No podía evitar sentirme un maldito pervertido, depravado y abusador… Y es que no debería de estar teniendo fantasías de ese tipo con ella. En primer lugar porque sabía que jamás se cumplirían y en segundo porque… Bueno no hay más razones, la deseaba como jamás había deseado a alguien; pero obviamente no iba a pasar nada. Bastaba con mirar a la muchacha llamarme mejor amigo para saber que no quería nada conmigo. Y gracias a Dios ____ tenía el sueño pesado porque seguramente me había movido en la cama como pescado fuera del agua.

Me acosté en el sofá incapaz de volver a su lado y al no poder dormir mi mente comenzó a maquinar un montón de tonterías. Lo quisiera o no, mi hermosa ____ moriría y yo no podía hacer nada en contra de eso, solamente hacerla feliz en sus últimos meses, y eso me desgarraba por dentro como ninguna otra cosa.

No quería estar sin ella, simplemente no quería porque me había acostumbrado a salir con ella y reírme de cada cosa que se le ocurría decir, me había acostumbrado a ver sus caras raras y a sus gustos extraños, a ella, a su cara, sus ojos, sus loqueras, sus risas raras, sus gestos extraños, sus chistes sin gracia que a mí me hacían reír, a toda ella y maldita sea, no quería estar con ninguna otra chica. Nunca.

Ella era perfectamente…. Imperfecta. No podía pedir nada más. ¿Qué otra tenía ese don de reírse de todo? ¿Esas ganas de vivir? ¿Esa manera de hacerme feliz con tan solo existir? ¿Esa risa tan linda y tan fea al mismo tiempo?

Ninguna, solo ella.

La Lista (Niall y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora