Capitulo 38

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Capítulo 38

Me senté solo y miserable a cenar el pollo que había cocinado ___, y aunque estuviera un poco frío, seguía con un sabor estupendo. A mí siempre me había dado igual comer solo, y comer comidas malas.

Pero ahí, con ella acostada en el sillón, obviamente enojada cómo el infierno conmigo, algo se estaba removiendo dentro de mí, unas ganas incontrolables de estar sentado con ella frente a mí, mientras me mira sonriendo, sin decir una palabra, yo solo quería verla frente a mí, quería que no se fuera de mi lado. Necesitaba con urgencia, ir con ella y estrecharla entre mis brazos hasta que se quedara sin aire y hasta que mis brazos se durmieran, pedirle que me perdonara y saber que todo estaría bien entre nosotros.

Sin confusiones, sin enojos, simplemente bien.

Comí rápido y fui a mi habitación para tomar unas sabanas y llevarlas al sillón. No quería dormir en la habitación yo solo, no si ella estaba ahí para abrazarla. Me acomodé a su lado y la cubrí con la sabana.

Gracias a Dios este sillón es lo suficientemente ancho para que podamos estar los dos cómodamente acostados.

Ella se quejó en su sueño, se removió inquieta hasta que se encontró con mi cuerpo y me abrazó soltando un gruñido-suspiro.

—oh, Niall —murmuró contra mi pecho mientras se acomodaba más contra mí.

Mi cuerpo se tenso al pensar que estuviera despierta, pero segundos después suspiro profundamente y supe que estaba hablando dormida… de nuevo. Y estaba soñando conmigo, lo cual era genial.

— ¿Por qué eres tan tonto? —se quejó con voz acongojada, como si estuviera a punto de llorar. Quizás no tan genial después de todo.

—Tú tienes la culpa, bonita —le contesté en voz baja aun sabiendo que no podría escucharme, o comprenderme.

Y era verdad, porque de pronto todo mi mundo se concentra en _____, de pronto ella aparece en todos mis pensamientos, de pronto no puedo mirar a otras chicas, porque ninguna me importa. De pronto me volví mas idiota de lo normal, y todo es por su culpa.

Esa noche dormí muy a gusto, por lo visto ella se quedo tranquila toda la noche y no se movió como lo hace normalmente.

Si lo hubiera hecho yo hubiera terminado en el piso.

Me desperté con instinto de sirviente asustado cuando sentí como se escapó de mis brazos y como se empezó a mover.

Llegó la hora, Niall, piensa un poco.

— ¿qué haces aquí? —preguntó con tono enojado. Ella se levantó pasando por encima de cuerpo y se quedó parada frente a mí, sin saber exactamente cómo actuar o qué decir.

—Es… solo que… —Deja de tartamudear, idiota — vi que te acostaste aquí y pensé que hoy… esta sería nuestra cama… Entonces yo…

—Como sea —viró sus ojos y trató de caminar hacia no sé dónde. Fui rápido y me levanté antes de que huyera.

—Perdóname, por favor —le pedí casi suplicante. Patético pedazo de mierda, más te vale que te salga bien esta disculpa. —Perdóname por lo de Agustina. Por los celos también… Sé que es muy tonto que me ponga celoso por un beso, no tengo derecho a estarlo y lo siento por decirte zorra, sabes que yo nunca pensaría eso de ti, perdón por salir así y dejarte aquí sola, perdón por convertirme en un cretino, yo no soy así, de verdad, tú me conoces mejor que nadie y perdón por todas esas cosas que soy tan imbécil que no comprendo. Por favor, solo perdóname. No quiero que estés enojada conmigo, odio eso.

La Lista (Niall y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora