Capítulo 30
— ¡¿Qué es lo acabas de decir?! —Gritó, completamente enojada — ¿Cómo que no te importa? ¡Pueden encontrar la maldita cura a tu enfermedad! ¿Entiendes lo que significa? ¡Te pueden salvar tu estúpida vida!
—lo sé. No soy idiota, pero no quiero… —Niall me miró a través del vidrio y me sonrió de esa manera perfecta, como siempre, haciendo que mi corazón empezara a latir mil veces por segundo, y supe que estaba tomando una buena decisión. Le devolví la sonrisa y suspiré. Si él supiera que estoy diciendo probablemente esa sonrisa no estuviera presente —no me quiero alejar de Niall ni de Londres. Mi destino es morir ¿Por qué interferir con eso? Mi vida está siendo asombrosa aquí, no quiero que me salven de morir, Ana, Niall me está ayudando a cumplir cada cosa de mi lista.
—oh, esa lista tuya… ¡____, entiende! No te quiero perder y estoy segura de que Niall tampoco… ¿Está él contigo?
—está conmigo pero no está escuchando. Mira, yo sé que de todas las estupideces que he dicho y cometido a lo largo de mi vida esta es la más grande, pero te juro que estoy segura de esto, completamente segura
—Sí, sí lo es —la escuché suspirar— no puedes hacer esto, ______ pero no te puedo obligar por teléfono, ni te voy a convencer nunca ¿Cierto?
—Tienes toda la razón —sonreí con melancolía— te extraño mucho, no tienes idea cuanto
—Yo te extraño aun más, tenlo por seguro —su voz se escuchaba quebrada, estaba llorando y eso me hacía llorar a mí. —Hemos estado juntas desde siempre, la única vez que nos separamos fue aquella vez que tuve que ir a Texas…
—Y tus padres te devolvieron a la semana porque no dejabas de llorar —recordé riendo entre lágrimas.
—Si —soltó una carcajada triste— ¿Y qué tal las cosas con Niall, ya están juntos?
—No —hice una mueca— ni vamos a estarlo, pero es el chico más dulce del planeta, nos besamos anoche y… Creo que lo amo más que antes…
— ¡¿Se besaron?! ¡Dios santo! ¿Cómo fue? Estoy segura de que besa perfecto —yo suspiré y cerré los ojos un segundo recordando el momento. Desde que me acarició el brazo hasta que juntó nuestros labios.
—claro que sí. Oh, Ana, fue el mejor beso que me han dado… Pero él me dejo en claro que no significaba nada.
— ¿Estás bromeando? ¿Cómo te lo dijo?
—Él dijo que no quería que nuestra amistad se arruinara por un “maldito e insignificante beso” —cité, con coraje.
— ¿Llamó a su beso maldito e insignificante? —preguntó ofendida, casi más que yo. Hice un sonido para aprobar aquello— no lo creo. Si dices que fue tan bueno entonces no fue “maldito e insignificante” digo, si hubiera significado eso para Niall, el beso hubiera sido un fiasco
— ¿Entonces… tú crees que… no sé, a él le haya gustado el beso?
—bueno eso no lo sé, pero es como que demasiado obvio que tuvo que decir algo así porque no está seguro de cómo te sientes. ____ yo no soy tonta, a Niall le gustas, siempre lo supe.
—es que… No, no lo creo
— ¡Tonta, claro que… Oh, espera. Tu hermano acaba de llegar a mi casa ¿Quieres hablar con él o prefieres que le dé la noticia yo primero?
—Dale la noticia tú, por favor —le pedí— dile que hablare con él cuando esté calmado y hecho a la idea de que no pienso regresar en un buen tiempo.
—De acuerdo —suspiró— te quiero mucho, hablamos luego
—Claro, yo también te quiero, un beso —colgué y después de un momento de contemplar la vista, me metí a la habitación con Niall.
— ¿De qué tanto hablaban?
—Cosas sin importancia —mentí y me acosté con el de nuevo en la cama.
Niall suspiró ruidosamente, de la manera más falsa posible, y dio media vuelta para verme de perfil, yo me negué a voltear pero sentía su mirada fija en mí.
—No te creo —susurró con voz baja, misteriosa. Fruncí el ceño aun sin voltear a verlo.
¿Me escuchó? ¿Sabe que lo amo? ¿Me ama también? ¿No le gusto? ¿Qué está pasando? Oh por Dios, me voy a morir.
— ¿Qué cosa no me crees? —pregunté con vos baja, llena de pánico.
—Que hayas tenido una plática de cosas sin importancia con Ana después de casi dos semanas sin hablar para nada —supuso.
Yo me pasé la lengua por los labios en un gesto nervioso, al parecer no había escuchado nada, pero de todos modos, si Niall se enteraba que según el doctor podrían encontrar mi cura, me tomaría en sus brazos aunque estuviera pataleando y me llevaría a mi casa de nuevo. Y aunque la idea de que me tome en sus brazos sonaba muy interesante, no quería volver aun, porque estaba amando mi vida allí con él.
Realmente dudaba mucho que pudieran encontrar mi cura, estuviera yo ahí o no. En serio era casi imposible porque no era, no soy y nunca seré alguien a quien le ocurran esas cosas. No me voy a cansar de repetirlo porque es verdad. Lo único que iba a pasar es que mi hermano me iba a encerrar y no podría cumplir nada más de mi lista ni ver a Niall de nuevo, me sacarían sangre todos los días, tendría que ir a estúpidos hospitales otra vez y me iba a morir de todos modos. Simplemente rezando todos los días por que encuentren una cura.
Eso es patético.
—Dime que te dijo —me pidió con voz melosa, haciéndome sonreír inevitablemente. Tan lindo mi pequeño chismoso.
— ¿Por qué quieres saber, chismoso? —di media vuelta igual como lo había hecho Niall y quedé justo frente a él.
La sensación de estar así con mi amor platónico era simplemente fantástica.
—eh, solo soy curioso —se defendió con tono de burla, pero su voz seguía siendo un casi susurro muy sensual que me estaba haciendo perder la cabeza— sé que ella es la otra entre nosotros
— ¿La otra entre nosotros? —repetí riendo. —Suenas como una novia celosa, James.
—Soy tu novia celosa, mi amor —trató de hacer voz de chica y yo reí bajito.
Por alguna razón desconocida estábamos hablando entre susurros, como si hubieran más personas en la habitación y quisiéramos mantener la conversación solo entre nosotros. Pero estábamos completamente solos y estar así acostados en la cama susurrando cosas como dos amantes era la cosa más romántica del mundo.
—Solo te engaño con Kimmo, preciosa —imité la voz de Niall, él solo rió— no me puedo resistir a esa gata sensual
—oh, está bien… Yo también he tenido mis aventuras sexuales con Kimmo, cómo esa vez tan romántica que dormimos juntas en una banca… —su voz se quebró al final, terminando con su pésima “voz de mujer” y empezó a reír como loco. Yo solo lo fulminé con la mirada.
—calla tonto, ni siquiera me lo recuerdes… Por cierto ¿Dónde está tu gata? Casi no la veo por aquí nunca
—es que no le gusta que otras chicas me visiten, se pone celosa y se esconde debajo del sillón
—Mugrosa gata —murmuré con desprecio.
— ¿Tú también te pondrás celosa? —Se movió y pasó un brazo por mi cintura —a ella no la puedo abrazar así, ni le puedo dar besitos porque me lleno de pelos.
—más te vale, James.
Dios santísimo, su brazo está al rededor de mi cintura, oh, no puedo respirar, casi no puedo ni hablar de la emoción. Bésame, bésame, bésame. No me importa que pienses que mis besos son malditos e insignificantes, solo bésame.
Niall de la nada se acercó más y empezó a besar mis mejillas con tanta dulzura que me dieron ganas de voltear mi cara y besarlo en los labios de una vez, para acabar con mi tormentosa tentación.
No, estúpida, que ni se te ocurra hacerlo, ni se te ocurra arruinar este momento.