Baño.

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~Calle~

-Contigo quería hablar -Sujetó mi brazo y volvió a sonreírme de la manera más cínica que podía.

En ese momento sentí como mi sangre comenzó a calentarse, la manera en la que me había dicho eso y la fuerza ejercida en su agarre no me pareció la adecuada.

-¿Ah sí?, Te escucho -Decidí ser amable atrayendo con delicadeza mi brazo, no sería buena idea provocarla, además de que parecía no estar en sus cabales. Sus ojos estaban rojizos y sus pupilas dilatadas.

-Este evento increíblemente apesta -Su tono de superioridad se hizo presente y por fin me había soltado, -Cuando le dije a Sofía que te contratará imaginé que podrías hacer algo mejor -Respiré guardando la calma, no sabía si podría soportar sus comentarios, -Hasta comenté con Poché la idea de que organizaras nuestra boda pero no creo que seas suficiente para lo que queremos.

Apreté mi mano formando un puño en ella resistiendo las ganas de caer en sus provocaciones.

-¿Terminaste? -Pregunté sin perder la amabilidad del inicio.

-No, quiero que sepas que Poché es mía -Esta vez apreté mi mentón, -Y esta noche seguramente terminaremos agotadas, ¿Te dijo que me mudo a su casa?

-Que buena noticia -La paciencia se me estaba acabando, el que me mencionara a Poché era muy aparte a todo lo que podría sentir hacía mi pero Poché, Poché era mía.

-¿Recuerdas todo lo que te prometió?, conmigo lo está cumpliendo -Sonreí forzada, no sabía si sentir celos al creerle, o simplemente estrellar su cabeza con la pared.

-Me alegra que su relación prospere, ¿Tienes algún otro comentario? -Si volvía a hablar algo al respecto no iba a responder.

-Hey -Antes de le la rubia hablara llegó Laurel quién extrañada me miró y seguido a esto la miró a ella, -¿Todo en orden?

-Sí -Articulé mirando a Madison, -La señorita Peters retroalimentan el evento.

-Así es -Admitió, -Eres una porquería.

Dicho esto caminó con dirección a las mesas. De no ser porque Laurel estaba ahí y notó que iría tras ella tal vez le habría arrancado las extensiones.

-¿Qué hacías hablando con ella? -Preguntó al instante sujetando mi cintura impidiéndome avanzar.

-Es una perra -Escupí llena de rabia.

Ignorando a Laurel caminé a los baños de hombres, me metí buscando a la persona que se encontraba ahí.

-¿Se va a mudar contigo? -Me fui sobre Poché quién ansiosa estaba recargada entre el lavamanos y la pared, -Respóndeme -Levanté mi voz jalando la parte superior de su vestido hacia mí haciendo que su cuerpo hiciera la misma acción.

-No -Habló posando sus ojos sobre los míos, -No sé por qué dijo tanta pendejada pero nada es cierto.

La silueta de una persona más en el espejo llamó mi atención solté a Poché y en seguida me dirigí a la castaña.

-Todo está bien -Comenté, -Necesito arreglar unas cosas con Poché, ¿Me permites? -Camine hacía ella viendo como asentía.

La acompañé a la puerta y después de que salió puse el seguro para que nadie más entrara.

Volví a dónde la había dejado y la miré extrañada, seguramente por lo que sucedido con Laurel.

-Nada de lo que...

-Cállate -Se quedó en silencio mirando como me aproximaba a ella.

No sabía ni siquiera como me sentía, incluso no estaba dispuesta a poner atención en eso; me dejaría guiar por mis instintos, por lo que quería, y la que quería a ella en ese momento.

Mi vista se posó es esos ojos aceitunados que me observaban con cierta inquietud al no saber el que estaba a punto de hacer.

Una de mis manos la descansé sobre su cintura y con mi otra mano tomé su nuca para jalarla hacia mí. La besé, la besé con mucha fuerza y la sujeté de la misma forma. Me alejé un poco sintiendo como intentaba volver a tomar mi boca. En cuanto sentí sus manos rodear mi cintura las quité de ahí sujetándolas con ella a sus costados.

Dejé un beso corto sobre sus labios y volví a separarme tras sentir como lo correspondía. Me miró irritada y repetí esta acción. Formé una ligera curva sobre mis labios al verla, intento hablar, pero volví a silenciarla con otro beso.

Dejé besos cortos en sus labios y continué con ellos por su mejilla hasta llegar a su cuello, ahí remplace mis labios por mi lengua y lamí lentamente su amplitud volviendo a su boca.

Mordí ligeramente su mandíbula y dejé otra mordida en ese cuello que tanto me gustaba.

Quiéreme otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora