Quiéreme otra vez.

Regreso.

~Calle~

"Seguimos aquí afuera del hospital UCSF en la ciudad de San Francisco esperando nos den noticias sobre la señorita Juliana Calle, ya que desde anoche que fue encontrada inconsciente no sabemos sobre su estado actual..."

Me paralicé al escuchar eso mientras sentía como Poché sujetaba mi mano.

"...Si bien es cierto se sospecha que la menor de los Calle era objetivo de las personas que haces hace unas semanas intentaron entrar a la residencia en cuestión..."

Mi preocupación fue en aumento recordando lo sucedido con Laurel, y ahora con mi hermana; solté la mano de Poché y seguí escuchando.

"...Cortaremos en este momento la transmisión, estaremos en espera de que el Señor Calle o su esposa salgan del establecimiento o bien, llegue Daniela Calle quién no ha hecho acto de presencia en las 24 horas que lleva su hermana inconsistente".

Dejé de oír lo que decían en cuanto Poché cerro la computadora; se puso de pie con intenciones de ir a la habitación.

Me quedé sentada ahí unos segundos más intentando procesar lo que había escuchado.

—Tenemos que ir para San Francisco —Externé llegando a la habitación.

—No hasta que me asegure que eso es cierto —Habló buscando algo en los cajoneras del tocador.

—¿Y tú piensas que lo que escuchamos no fue suficiente? —Pregunté un tanto incrédula de lo que había mencionado.

—No Calle —Abrió un cajón más sin voltear a verme.

—¿Qué estás buscando? —Me enfadé al ver que no parecía importarle.

—Esto —Sacó un Smartphone de una pequeña caja el cual encendió de manera rápido marcando un número.

Espero en la línea activando el altavoz.

—¿Sí diga? —Identifiqué la voz de mi mamá al otro lado del celular.

—Mami —La llamé tomando el aparato.

—Dani —Dejó salir un suspiro, —Amor, Juli —El cambio en el tono de su voz fue evidente haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo.

—Necesito que me digas que pasó con ella —Le pedí intentando controlar el impulso de querer estar en San Francisco.

—Aún no lo sabemos, ella todavía no reacciona, —Me recargué sobre la pared más cercana mientras la escuchaba —Dijo que saldría, no quiso que la llevara —A través del teléfono percibí que comenzó a sollozar, —Estuvimos llamándote.

—No he tenido el celular, pero voy a salir para allá lo más rápido que pueda.

Colgué la llamada después de despedirme de mi mamá y comencé a buscar otra ropa que no fuera el pijama.

—No podemos ir —Escuché a Poché decir mientras se sentaba sobre la cama.

—¿Cómo? —Creí haberme equivocado en escuchar lo que dijo.

—Eso querían, ¡Maldita sea! —Expresó sujetando su cabeza.

Sin entender observé como se levantó de la cama y salió por el ventanal que daba al océano.

—¡POCHÉ! —Grité saliendo detrás de ella.

—¿Mande? —Se giró haciendo alto total.