Confesión.

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~Calle~

—Calle, ya no puedo con esto —Sollozó pesadamente, —Necesito contarte todo.

—Señorita Garzón — Antes de que Poché mirara quién la llamaba me tope con la presencia de uno de los guardias.

—¿Sí? —Contestó limpiando de forma inmediata sus mejillas.

—El auto con la descripción que nos dio acaba de aparcar afuera y las personas que venían a bordo quieren cruzar —En cuanto termino de hablar Poché busco mi mano y la sujetó con fuerza.

—¿Mi chofer se fue?

—Así es, ellos llegaron apenas, son dos hombres —Anunció el guardia posando su mano encima del arma que traía en su sobaquera.

Me espanté ante tal acción apretando la mano de la chica que estaba a mi lado.

—Gracias a Dios estás aquí —Pronunció jalando mi mano hacia ella para abrazarme, —Vente conmigo —Asentí temblorosa.

—Encárgate de que no los dejen entrar hasta que el avión despegue —El hombre aceptó alejándose, dándole la orden a otro guardia que venia con el de bloquear la entrada.

—Señoritas, aborden —La instrucción de un tercer guarura me tomó por sorpresa.

Comencé a mover las piernas por inercia, del miedo que sentí hasta de hablar me había olvidado.

Subí las escaleras aun tomada de la mano de Poché y una vez en el interior la persona que fungiría como sobrecargo cerró la puerta.

El jet contaba con alrededor de seis asientos de cuero color caqui bastante espaciosos, cuatro estaban de frente, los otros dos en la parte de atrás. El interior era en tono beige y la parte del suelo parecía ser de duela clara.

Caminé detrás de Poché hasta llegar a uno de los asientos, esperó a que lo ocupara y cuando lo hice vi su intención de ir al otro que quedaba a un metro de distancia.

—No — Me negué a soltarla jalandola para que se sentara conmigo, había suficiente espacio.

Suspiró y sin poner resistencia se sentó a mi lado.

Recargué mi cabeza sobre su hombro para después sentir como pasaba su mano por mi cabello.

—Perdóname —La escuché decir mientras volvía a llorar.

—Deja de pedirme perdón —Le contesté pasando uno de mis brazos por encima de su cintura mientras dejaba una de mis piernas sobre las de ella.

—Buenas noches señoritas, mi nombre es Bonnie y estaré a su disposición durante su vuelo, —Habló la azafata — Estamos a dos minutos de despegar, colóquense el cinturón de seguridad por favor — Poché intento volverse a incorporar pero una vez más no la había dejado.

Pasé el cinturón por nuestros cuerpos y lo abroché en su sitio haciendo sonreír a la mujer que estaba a mi lado. Segundos más tarde sentí como el avión comenzaba a desplazarse tomando la fuerza necesaria para poder despegar.

Una vez más en la noche sostuvo su celular sin quitar la mirada de el.

—¿Qué sucedió allá abajo y porque la persona que se acercó mencionó algo de un auto que tú ya habías puesto en sobre aviso? —Me atreví a preguntar ya estando más tranquila y viendo como ella al parecer se había distraído.

—Nos estaban siguiendo Calle —Confesó desabrochando el cinturón de seguridad para ponerse de pie.

Me quedé paraliza de solo escucharla, el semblante en su rostro seguía tenso.

Quiéreme otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora