Hospital.

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~Calle~

—Me mandaron otro mensaje —Buscó el celular en dónde lo había dejado y desbloqueó la pantalla.

Antes de que entrara a la carpeta de mensajes una llamada se hacía presente dejando ver a Micaela alrededor en el fondo de la pantalla de la aplicación de mensajería instantánea. Silenció aquel suceso y volvió a buscar entre sus mensajes.

—¿No contestarás? —Pregunté con inquietud, su última conversación me había dejado intrigada.

—No —Respondió silenciando una nueva llamada.

—¿De qué hablaste con ella hace rato? —No pude evitar preguntarle.

—De lo que podría pasar en cuanto volvamos —Me miró a los ojos dejando el celular a un costado, —No me quiero separar de ti.

—No te vas a separar de mi, no tienes por qué —Contesté de inmediato, —Te necesito y con Juli así se que te necesitaré más.

—Y yo te necesito a ti, no quiero exponerte más, no quiero que a ti te hagan algo —Bajó la mirada pagando nuestras manos a su frente.

Era cierto que en ese momento no dimensionaba lo grave que podría ser a lo que temía, pero no la iba soltar, no iba a dejar que se me fuera.

—¿Señorita Garzón? —La voz de Daniela interrumpió ese momento haciéndome poner mala cara.

—¿Sí? —Atendió Poche levantando la cabeza sin soltar mis manos.

—¿Quiere que le traiga más agua? —Fruncí el ceño tras esa pendejada.

—¿Pedimos de tu servicio en este momento? —Contesté por ella poniéndome de pie.

—Tomaré una pequeña siesta y quería asegurarme de que no le faltara nada —Tanto su mirada como la manera en la que dijo eso fue con burla, cabreándome más.

—¿Tus empleados pueden dormir mientras están en horarios de trabajo? —Pregunté hacía Poché, —Ah no, bueno, —Me auto contesté volviendo a la chica que tenía enfrente.

—Solo será un momento —Habló mirando a Poché, inclinándose hacía ella —Y te invitaría a dormir conmigo porque siento que lo necesitas

Sin pensarlo sujeté su cabello haciendo que se enderezara.

—Tranquila mi amor —Poché se incorporó sujetando mi cintura, acomodándose entre la azafata y yo, —Es cierto que no puedes dormir mientras trabajas, además, te pedí desde que abordamos cuidarás tu tono de voz y tus palabras con ella.

—Ella lo provocó —Hice a un lado a Poché y me volví a poner frente a la azafata.

—¿Yo?, Si tú eres la que anda de ofrecida —Fui directa en lo que quería decir, esa tipa me tenía harta desde que apareció.

—Solo le ofrezco lo que evidentemente te niegas a darle —Esta vez fui detenía por Poché ya que estuve a punto de abalanzarme sobre ella.

—¡Basta! —Exclamó, —Daniela, intenté ser amable contigo pero ya no dejaré que pases por alto lo que mi mujer te dice o te pide así que vuelve a tu lugar, deja de interrumpirnos y solo estate al pendiente por si te llamamos que finalmente para eso te pago.

Dicho esto tomé asiento en el lugar del principio, me sentía molesta, me sentía muy molesta.

—Lamento eso —Se disculpó sentándose en el lugar que tenía al frente.

—Solo no lo menciones y más te vale que en cuanto lleguemos a San Francisco la despidas —No estaba segura de contener mi enojo así que fue lo único que pude decir. Me puse de pie y me dirigí al dormitorio.

Quiéreme otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora