Acepto.

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~Poché~

—Señorita Garzón —Me saludó una de las enfermeras, —Ella está del otro lado —Le dijo a mi chica mientras sonreía.

Tragué saliva mirando como es que Calle movía ligeramente su cabeza hacia donde me encontraba.

Cuando mis ojos tuvieron contacto con los de ella comencé a llorar.

—Las dejaremos a solas —Comentó nuevamente la enfermera llevándose a la otra chica que estaba con ella.

—¿Estás triste? —Pregunto la mujer que se encontraba sobre la cama.

Negué intentando caminar hacia ella, pero no podía, mis pies se habían quedado pegados al piso.

—¿No vas a acercarte? —Su voz ahora pareció confundida.

Limpiando mis lágrimas asentí ahora en medio de una pequeña risa. Cómo pude me sitúe a su lado.

—Me dispararon —Afirmó haciendo que mis piernas temblaban, la fuerza que ya no me quedaba terminó por irse y las lágrimas volvieron a ser parte de mi rostro.

Ella estaba consciente de lo sucedido.

Sujeté una de sus manos y desfalleciendo me postré a un costado de la cama.

—Perdóname —Murmure mientras lloraba, —Perdóname tú no lo merecías —Repetí sin soltar su mano, —Perdón amor—Volví a llorar sintiendo el movimiento ligero de sus dedos sobre mis manos.

—¿Tú tienes la culpa? —Preguntó, —¿Firmaste sabiendo que tenías que estar lejos de mi?

Escuchar aquello hizo que me asombrara, ¿Cómo es que Calle sabía lo sucedido?

—Yo te prometo no estaba enterada de eso —Contesté atenta a lo que podría contestarme.

—¿Becca se murio?

—¿Qué? —Atendí incorporándome, ¿De qué estaba hablando?

—Madison mató a Becca y me querían matar a mí —Intentando guardar la calma seguí escuchándola.

—¿Quién te quería matar? —Traté de preguntar al ver que se había quedado callada.

—Sofía —Soltó, —¿Ella te obligó a estar con Madison? —El rostro de Calle reflejaba a alguien bastante confundida y me estaba confundiendo con ella.

—Yo no estuve con Madison —Respondí sin saber si era correcto que la contradijera.

—Sí, estuviste con ella —Aseguro desviando su mirada al techo, —Por eso no te casaste conmigo, —Con eso último no supe que decir, no estaba entendido a que se refería.

—Si me casé contigo —Hablé por fin dispuesta a hacerle ver lo sucedido realmente.

—No lo hiciste —Abrió la mano con la que tenía sujetada una de mis manos e intento voltearse, —Me hiciste daño.

Eso último que menciono hizo que mi corazón diera un vuelco.

—Si me casé contigo —Repetí caminado al otro costado de la cama para encontrarme con su mirada.

Cerró los ojos a propósito en un intento de llorar.

—Mi amor —La llamé acariciando una de sus mejillas viendo la muestra evidente de que lo que le decía era cierto

—Mira —Le mostré mi mano en la que tenía el anillo de bodas acompañado del de corazones que ella misma me había regalado un par de semanas después del compromiso, —Tu tienes uno igual —Me vio con duda hasta que sujeté su mano y se la mostré.

Quiéreme otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora