Mentiría si digo que no estuve todo este tiempo esperando que Haziel volviera. También estaría mintiendo si digo que no estuve esperando que Jared viniese a estrangularme.
Ninguno vino.
Fin del comunicado.
Y sí, estuve un largo tiempo martirizándome, tanto por Haziel como por el destino de Jared. Pero hace meses que no paso tanto tiempo pensando en ese sitio donde estuve más de dos meses, donde aprendí lo que soy, un nefil.
Hace semanas que sonrío por cualquier cosa que me haga feliz, antes no, ni siquiera sonreía por los chistes de Blay. Mucho menos por las bromas de Evan, ni por los chismes de Elsie.
Todo cambió.
Yo cambié totalmente, bueno, mi vida.
Sin embargo, me encuentro recordando cosas del pasado, en específico, momentos estresantes.
―Nia, ve a dormir.
―Madre, yo siempre las duermo. ―Me quejé y ella agarró a la bolita de carne de cinco meses de edad llamada Eva.
―Creo que tiene hambre.
―Claro que tiene hambre. ―Refunfuñó Jack asomando su cabeza por la puerta de la habitación designada para Eva―. Sólo quiero que pare de llorar, no puedo dormir.
―Para dormir sólo se necesita tener sueño, ya vete. ―Le respondí tajante y él se fue quejándose―. Hombres.
―Sí, hombres, todos son así... ―mi madre acurrucó a Eva y empezó a tararearle una canción.
Joder, tenía sueño en aquellos días.
―Sólo se duerme cuando alguien canta. ―Murmuré a punto de caer dormida en el único sofá que tenía la tierna habitación.
Sueño, tenía sueño. Como olvidar esos momentos. Fueron estresantes, pero no los olvidaría por nada del mundo.
―Nia. ―Me llamó mi madre cuando cabeceé del sueño y me puse alerta bruscamente para escuchar los leves quejidos de la hermana de Eva.
―Ay... Mia es la que más me odia de las dos. ―Lloriqueé poniéndome de pie y avanzando hacia la cuna de color morado pastel para cargar a Mia.
Mia y Eva. Difíciles de aprender.
Rara vez me daba sueño, pero meses después que las niñas nacieran el sueño era más de lo común, supongo que por el cansancio. Además la mudanza y el adaptarme al sitio me costó un tanto.
Fueron momentos estresantes, pero si pude pelear con demonios podía con todo lo demás.
En aquel entonces en las mañanas Blay solía llegar antes de las siete, como era su costumbre llegaba apapuchando a las niñas que a esa hora estaban más que despiertas.
―Míralas, son tan tiernas que puedo vomitar arcoíris.
―Oh, por Dios, lo que unas bebés pueden hacerle a un arcángel vengador. ―murmuré con burla y Blay me dio una mirada de pocos amigos.
―¿Y tú qué? ¿Cómo vas?
―No pienso tener bebés. ―Acoté alzando la voz con seriedad―. Eso es lo que pienso ahora mismo, ya sabes, lo típico.
―Nia, querida, te recuerdo...
―¡Blay! Qué bueno que llegas, sería de gran ayuda que le dieras una mano a Jack. ―Interrumpió mi madre entrando a la habitación de las niñas con afán en su expresión―. No puede cortar bien la leña, es un desastre...
ESTÁS LEYENDO
Deseo de arcángel[Disponible En Amazon]
FantasyPara Niamh Browne un reto siempre era aceptado. La curiosidad era parte de su esencia, y también no dejarse dominar por nadie. Todo ello se juntó él día de su décimo noveno cumpleaños cuando tiene un accidente y es salvada por un ser celestial que l...