Deseo de arcángel[Disponible En Amazon]

Capítulo 19

Obediencia

Haziel

«La paciencia es una virtud digna de un ángel», suele decir Ahilud, y yo diría que sí. La paciencia es una virtud digna de un ángel. Hasta que conoce a una humana.

No sé por qué tiene que ser tan ella. Mi rudeza a veces me domina, y sé que no debí perder el control y decirle todo lo que se merecía, pero me perturbó. ¿Acaso no fue ella quien escapó y juró con Zachiel?

Siento que salvé a la humana más rebelde del mundo, y ya no puedo arrepentirme. No puedes y no quieres. ¿Qué? ¿Quién va a querer convivir con alguien como ella? Por Dios, siento que en cualquier momento voy a explotar.

No había sentido este tipo de desconcentración en mi sistema y ella es la culpable de que la esté sintiendo. Si no fuera tan desobediente yo no perdería el control. Por eso jamás pensé traer a un humano al Beta, era feliz solo en mi morada, sin escuchar voces humanas, sin tener que regañar a ningún humano. Ahora tengo que aguantarme a esta chica por mis idioteces.

Llego a la sala y le ordeno que se siente. Ella camina cabizbaja y hace lo que le pido. ¿Acaso no lo ve? Es tan fácil ser obediente. Ella sabe que es fácil, lo que pasa es que piensa que yo soy un estúpido con quien puede jugar a la pelota. Te ve como un padre.

Basta.

Ella te ve como un padre y eso fue lo que te enfureció.

―Niamh, deja de toquetearte los nudillos ―la regaño y ella sólo une sus manos.

El hecho de que ahora pueda percibir un leve aroma a anís no alivia el enojo que sentí al no poder percibir su aroma cuando le preguntaba en dónde estaba y no respondía. ¡No respondía! Caramba, si no tuviera paciencia con ella...

Te ve como a un padre. Allí tienes a tu amor filial.

En realidad, fue extraño no percibir su aroma. ¿Acaso hizo algo para impedirlo? ¿Por qué ahora percibo un extraño aroma a anís? Ese es nuevo, solo lo he percibido en aquel callejón cuando se disculpó por haber escapado, y también cuando le dije humana tonta y ella aceptó que sí lo era, por lo cual asumo que el aroma a anís está ligado a su arrepentimiento.

Sus aromas casi siempre están ligados a dos o más sensaciones, eso es más extraño que percibir todas sus sensaciones. Rara vez noto más de tres aromas en los ángeles, incluso, en otros humanos percibía varios aromas, pero no eran tan distintos y variados como los de Niamh, es como si tuviera un aroma para cada expresión o sentimiento. Y eso es perturbador porque... siempre estoy concentrado en percibir todos sus aromas; es como mi experimento personal del cual no me gusta reconocer ni en mis pensamientos.

«Si no está en tu mente, entonces no existe».

Respiro hondo y evito hacer una mueca. El aroma a anís estrellado es cada vez más fuerte. Desearía saber qué está sintiendo o pensando en estos momentos, sólo así sabría cuál es el otro sentimiento que va ligado a su arrepentimiento.

Tengo que alejarme o terminaré obligándola a decirme lo que siente. Y eso no es buena idea. La coacción no debe aplicarse a la ligera.

―Niamh, buscaré un libro para que lo leas ―le informo y ella ni se molesta en alzar la mirada, sólo asiente.

Respiro hondo y descubro que mi respiración fue nerviosa. El hecho de que ella esté allí, quieta y sin preguntar nada me hace querer gritarle algo. Pero hay un problema: no sé qué voy a gritarle.

Exhalo y me dirijo hacia la biblioteca Norte.

Niamh piensa que mi morada es un palacio, pero lo que no sabe es que es más grande de lo que parece.