Capítulo 41

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Haziel

Visita a Berwyn

Este es uno de esos momentos donde un arcángel del Beta puede provocar algún fenómeno natural en la Tierra sin ser amonestado. Quizás, un desastre natural. Pienso que el Creador entendería las razones que tengo para provocar un incendio forestal, incluso creo que si provoco un terremoto también lo entendería.

Me detengo en la cima de un edificio sabiendo que no soy visible para ningún humano, incluso para ningún demonio. Cielos, hablando de demonios; Satanás se atrevió a llenar el cielo del Beta con sus aborrecidos y apestosos seguidores. Sonrío al recordar que Niamh los confundió con buitres, si supiera que un buitre sería hermoso si lo comparamos con lo que en realidad eran.
La ignorancia de Niamh a veces me llena de una alegría extraña y ajena a mis conocimientos. Niamh es una nueva experiencia en mi existencia, y lo desconcertante es que... esta nueva experiencia es eterna. Saber eso crea algo nuevo en mi interior, y esa extraña sensación me hace olvidar el terremoto que tenía pensado provocar en este lugar.

Cambio mi vuelo hacia Berwyn y aterrizo en el lugar donde se encuentra el Camaro del padre de mi Jephin. El sitio se encuentra lleno de Glamour. El auto está boca abajo, todo el parabrisas está roto, y el combustible aún se está vertiendo poco a poco. No traigo el tiempo del Beta conmigo, sólo quiero pasar dos horas en la Tierra sin tener nada que ver con el Segundo Cielo, de esa forma Niamh dormiría dos días. El tiempo del Beta actúa de manera diferente al de la Tierra, una hora terrestre equivale a un día en el Beta. Y mi Jephin necesita descansar, necesita que su cerebro se fortalezca y vuelva a ser el cerebro de una chica de diecinueve años, justo cuando la dejé dormida su cerebro era el de un humano de sesenta años.

El cielo está nublado, parece que el clima no ha cambiado desde ayer. Por lo menos ya no llueve. Humanamente parece increíble que sólo haya pasado un día desde que Niamh tuvo el accidente.

Invado la casa de la familia Browne Regnault. Automáticamente "apago" mi don de percibir aromas y mi vista se centra en el chico que se encuentra sentando en un sofá con los codos apoyados en las rodillas y el rostro entre sus manos.

El hermano de Niamh quizás no tenga ni una pizca de raza Nefil. Su piel es blanca. Giro mi mirada al ver que la madre de mi Jephin se acerca a él y se sienta a su lado. Ambos tienen el mismo tono de piel, pero la mujer es pelinegra y puedo ver algunas hebras blanquecinas, en cambio él tiene el cabello del mismo color que Niamh. Ahora mismo sus caras reflejan la misma tristeza, preocupación, ansiedad... angustia, pero a pesar de todo eso no logran hacerme pensar que podría regresarles a Niamh. Eso jamás.

Alejarme de Niamh y renunciar a mis alas están en el mismo grado de importancia para mí. No podría vivir sin mis alas, y ahora puedo estar cien por ciento seguro que tampoco podría vivir sin Niamh. Eso lo descubrí un minuto antes de encontrarla huyendo por el bosque en Fiax y ahora... no sé cómo manejar esa información que atormenta mi mente minuto a minuto.

― Mamá, él viene en camino, cuando él esté con nosotros todo va a mejorar, él sabrá qué hacer ―el chico abraza a la mujer y ella empieza a llorar. Me acerco un poco y tomo asiento en el sofá individual más lejano y permanezco observándolos durante varios minutos. Ella sólo llora y él sólo la consuela abrazándola. Nada de palabras, nada de lágrimas. Supongo que se está haciendo el fuerte, al fin y al cabo es el hombre de la casa mientras su padre no está.

Tocan la puerta y el chico se apresura hacia ella. Una chica entra y rápidamente sé que se trata de la mejor amiga de Niamh. Ella hizo una buena descripción.

― ¡Elsie! ―la madre de mi Jephin se abalanza sobre la chica y ambas se enfrascan en una conversación interrumpida por sollozos femeninos.

― Nia salió de la universidad con mucha prisa. ―Elsie seca sus lágrimas y trata de contener sus hipidos―. Ella estaba muy estresada con las advertencias sobre la lluvia y el Camaro, sé que ella... ―hipea―. Le importaba obedecer a su padre, pero...  Nia es tan testaruda.

Deseo de arcángel[Disponible En Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora