Capítulo 28

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Sin ropa

Haziel

Me muevo de un lado tomando respiraciones profundas. Exhalo y me paso las manos por mis cabellos por enésima vez en menos de diez minutos.

― No está bien. ―Me reprocho y luego jadeo inclinándome para colocar mis manos en mis rodillas.

¿Por qué estoy sudando? ¿Por qué? ¡¿Por qué?!

― Respira hondo. ―Musito enderezándome y me paso la mano por la frente para limpiar la leve capa de sudor.

Esta fue la razón por la cual dejé a Niamh sola en la sala. Sólo estaba observándola y de repente rompí a sudar. Primero mis manos, luego mi espalda. Ella no tenía por qué ver mi debilidad, por esa fantástica razón salí de la sala con prisa.

Me siento en el borde la cama y respiro hondo. Okay, lo diré ahora mismo o explotaré.

Mi desconcierto está en el hecho de que mi Jephin es tremendamente... linda. ¿Linda? No, hermosa. Y tiene un carácter que no soporto, pero de alguna manera eso lo hace más interesante. No pude soportar que estuviese evitando verme, la curiosidad puso mi mente a trabajar duro y... ¿Quién no querría verme? Cielos, las mujeres humanas no evitan verme, todo lo contrario. Ahora llega ella y empieza a tratarme como si yo no fuera importante, como si un arcángel no mereciera suficiente atención de una simple humana.

Demonios. Una humana jamás me ignoró tanto como lo ha estado haciendo ella, y aunque sé que ella tiene embelesamientos extraños conmigo yo... me siento bien con su aroma a menta. Me encanta cuando ella me llena de su aroma a menta, por eso, cuando la miraba tratando de encontrar piezas correctas del rompecabezas con frustración, me imaginé muchas formas de llamar su atención, de hacer que me observara, que se embelesara conmigo, pero ella sólo me ignoraba como si yo no estuviese cerca. De pensamiento en pensamiento llegué a uno prohibido ―con ella―, en el cual no pude controlar cuando se puso intenso, por eso... rompí a sudar como un débil humano.

― ¡Agh! ―me enojo y dejo caer mi espalda en el colchón.

Esto ha estado empeorando cada vez más. Trato de mil maneras posibles de no dejar mis emociones visibles, pero... no quiero ser duro con ella, no quiero afligirla más de lo que ya la he afligido desde que la traje al Beta. He estado siendo un idiota al pensar que afligiéndola alejaré lo que ha estado creciendo en algún lugar extraño de mi sistema. Lo único que tengo que hacer es... ocultar todo. Como hago desde que aprendí a mentirle a Ark. Probablemente eso sea peor que querer ver a Niamh desnuda.

El aroma a té de manzanilla y a miel llega a mis sentidos y yo me pongo alerta. Me incorporo y miro hacia la puerta. ¿Por qué ella está llorando?

― Oh, por favor. ―Me paso las manos por la cara―. Esto no puede ser tan raro.

Me golpeo el pecho y respiro hondo.

Lo único que tengo que hacer es no mirarla. Así no tendré la oportunidad de tratar de profundizar en sus pensamientos ni de colarme debajo de su piel. No podré admirar lo rara y hermosa que es mi Jephin atrevida.

Espera... ¿Evitar mirarla? Eso es lo que ha estado haciendo Niamh conmigo. Es decir...

― Oh, eso es lo que me falta. ―Refunfuño saliendo de la habitación.

Hacerme enojar es fácil. Y si ella me hace enojar aleja los buenos sentimientos y atrae los malos. Enojado es la única forma en la cual no me puedo concentrar en percibir sus aromas, a menos que use mi naturaleza de arcángel vengador ―como hice cuando ella escapó―.

Deseo de arcángel[Disponible En Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora