Todo empieza y acaba aquí
Mientras caigo en el abismo escucho voces extrañas, parecen susurros tormentosos y algunos de éxtasis. También escucho el sonido metálico de un palpitar, es como si algo se estuviese destruyendo o rompiendo al ritmo de un continuo tic tac.
El frío me ha deja inmóvil mientras desciendo y desciendo. Las lágrimas parecen congelarse en mis ojos por algunos segundos y cuando pienso que moriré algo cálido empieza a calentar mi cuerpo.
Alguien me está abrazando con fuerza transmitiéndome su calor y conozco ese perfume. Sauvage.
―Alguien te ha visto ―es lo único que oigo en mi mente y las náuseas típicas que me dan cuando me trasladan con rapidez sobrenatural aparecen. Esta vez no me llega oxigeno durante diez segundos. Con Haziel nunca pasó eso.
Siento que voy en una montaña rusa y cuando ya creo desmayarme por la falta de oxígeno mis pies pisan algo estable y húmedo.
―Él nos persigue, corre hacia la carretera, muévete ―un Blay alado me empuja en una dirección y reacciono llenando primero mis pulmones de aire para luego empezar a correr ignorando el leve mareo.
Es de noche, la luna está en algún lugar del cielo porque su luz se filtra entre los árboles perennes de mí alrededor. Aquí también está lloviendo. Como aquel día. Y el suelo lleno de hojas podridas está resbaloso.
El bosque está frío y húmedo, pero nada tenebroso ni con raíces enormes como en el que anduve huyendo hace un par de minutos. Sin embargo, el miedo está en mis tuétanos y aunque he decidido no temer es algo que se escapa de mis manos.
Estoy temblando de pies a cabeza.
Cada movimiento de mis músculos envía dolor a todas partes, no tengo tiempo para pensar si estoy sangrando o llevo hematomas grandes, sólo me concentro en no llorar y en calmar a mí corazón roto mientras corro huyendo de qué sabe qué.
«Estoy en casa, estoy en Cícero, en Berwyn, veré a mamá, a papá... a Jack».
Todo estará bien.
Un calor inexplicable en medio de la fría lluvia aparece a mis espaldas y siento la presencia de algo más.
―Aquí comienza y acaba todo. ―Habla una voz distorsionada detrás de mí y me aterrorizo, pero no me detengo ni miro hacia atrás.
Algo me persigue y estoy agotada, mis músculos arden, mi respiración es lenta como si el oxígeno no fuese hecho para mí. No puedo luchar así, no puedo usar fuego, no de arcángel.
Lo que me persigue salta delante de mí haciéndome derrapar en la tierra mojada y un grito desgarrador se escapa de mis labios.
Es más horrible que los cuervos en el Beta, es mucho más grande, tiene muchas patas, mucho pelo y parece tener tentáculos. Y apesta.
Quedo petrificada y en ese momento aparece Blay.
―Acabaré con él. ―Es lo único que dice saltando hacia la criatura con ayuda de sus alas oscuras, las cuales veo a la perfección que en los bordes parecen estar resplandeciendo de un rojo, parpadeando como un carbón encendido.
Miro como Blay rodea al demonio sin miedo, con experiencia y seguridad. Lo rebana, literalmente, de una sola estocada con ayuda de una espada corta. Miro aterrada como mi mejor amigo sigue rebanándolo y algo sale de la masa inmovible que se ha convertido la criatura, como una sombra vaga color negra que se sumerge en la tierra como si fuese absorbido.
Sólo se escucha el sonido de la lluvia, el castañear de mis dientes y el palpitar descontrolado de mi corazón.
Miro el cuerpo hecho nada del demonio como se encoge poco a poco.
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Deseo de arcángel[Disponible En Amazon]
EspiritualPara Niamh Browne un reto siempre era aceptado. La curiosidad era parte de su esencia, y también no dejarse dominar por nadie. Todo ello se juntó él día de su décimo noveno cumpleaños cuando tiene un accidente y es salvada por un ser celestial que l...