Nephilim
―Pudiste ver que Uziel tenía alas porque de alguna manera... ―él hace una mueca―. Eres... o mejor dicho, tú...
―Haziel, sólo dilo ―hablo con impaciencia.
Dios. Parece un idiota ahora, sé perfectamente que le importa un pepino herirme con lo que tenga que decirme, no sé por qué está haciendo drama.
―La palabra nefil viene de nephal, significa «caer», mejor dicho, «los que hacen caer» ―dice y yo asiento lentamente―. Un ángel tomó forma humana y copuló con una hembra humana y nació un nefil, que en aquel tiempo eran totalmente puros. ―Me mira―. Los ángeles fueron castigados con el destierro, convirtiéndose en ángeles caídos. ¿Qué relación hay entre un ángel caído y un nefilim?
Me quedo mirándolo fijamente tratando de no expresar nada en mi rostro. Mientras que en su rostro sólo se refleja seriedad y un poco de inquietud sé que en mi cara sólo hay ―aparte de rastros de lágrimas― decepción. Gracias a mis padres.
Bien, creo que ya tengo todo claro, o por lo menos casi claro. El problema es aceptar mis «rarezas».
―Es decir... pude ver las alas de Uziel porque de alguna manera él y yo vendríamos siendo... familia. ―pronuncio «familia» con dificultad.
―Familia en el término medio, recuerda que sólo eres mitad nefil ―habla y yo asiento para luego mirar mis manos.
―¿Ser nefil es muy malo? ―balbuceo.
―Escucha, este tema no es importante ahora, ¿sabes por qué? ―pregunta y sacudo la cabeza sin alzar la mirada―. Porque el problema con los nefilim acabó en el Diluvio, a pesar que después algunos genes quedaron por ahí, la maldad de los verdaderos nefilim puros se extinguió, ahora son como los humanos.
―Pero mis padres...
―Tus padres ya terminaron con la descendencia al crear a tu hermano el cual es cien por ciento humano. ―dice y alzo poco a poco la cabeza para mirarlo.
―¿Quieres decir que yo...?
―Tú has revivido un poco esas raíces.
―¿Eso es malo?
―Sí.
Nos miramos fijamente por varios segundos. Espero que él diga que tiene que matarme o algo así, pero como no dice nada yo rompo el silencio.
―¿Hay otros como yo?
―Probablemente no ―responde con voz neutra―. Nadie tiene una manera de saber quién tiene genes nefilim, ni siquiera el querubín caído, pero sí hay ángeles que pueden percibirlos mediante su aura. Y como te he dicho, la sangre híbrida se ha estado extinguiendo al pasar de los siglos...
―Haziel, quiero saber qué pasará conmigo ―lo interrumpo con seriedad.
―Nada. ¿Qué tiene que pasar? ―replica y pongo los ojos en blanco.
―Tengo sangre mala en mí, todos lo sabrán tarde o temprano.
―Niamh ―dice casi cantando―. ¿No entendiste cuando te dije que no hay forma de saber quién tiene sangre nefil?
―Bueno, acabas de decir que hay ángeles que sí pueden.
―Sí, pero no estarás cerca de uno de ellos mientras yo esté contigo.
―¿Y qué hay de ti? ¿Cómo lo supiste?
―Lo supe porque pudiste ver las alas de Uziel y porque al juntar tu sangre con la de Zachiel en el juramento tu herida no sanó rápido.
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Deseo de arcángel[Disponible En Amazon]
SpiritualitéPara Niamh Browne un reto siempre era aceptado. La curiosidad era parte de su esencia, y también no dejarse dominar por nadie. Todo ello se juntó él día de su décimo noveno cumpleaños cuando tiene un accidente y es salvada por un ser celestial que l...