Un Amor Secreto ||Ezra Miller

19 - Excursión [Parte lV]

|• Excursión: Parte lV •|

No se cuanto tiempo paso, hasta que me aparte, nuestras frentes quedan unidas y las respiraciones agitadas. El tiempo parece haberse ralentizado...

No quiero abrir mis ojos  quiero guardar sus caricias, como si fueran el tesoro mas preciado que jamás me hubieran dado. Quiero creer que esto es real, y no simples ilusiones.

Su suspiro me saca de balance, deja un beso en mi frente y se levanta hacia el baño. Me arrecuesto a mi posición inicial y me cubro con las sabanas. Escuchó el grifo abrirse deduciendo que se esta duchando con agua fria, cierro mis ojos ahora si, dejandome vencer por el sueño.

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Imágenes diversas se arremolinan en mi cabeza al sólo ver a una pareja de enamorados frente a nosotros.

Ezra se unió a nuestro grupito y a acaparado la atención de ellos. Lexa todavía se nota algo insegura ante la actitud que tiene.

Sonrió cuando veo que los demas ríen simulando que presto atención.

La guardabosque nos da los mapas de salida y entrada del bosque. Estamos en una competencia de quien tome mas fotos de animales silvestres, nos han proporcionado una cámara para cada grupo y tenemos al menos media hora  asi, quien mas fotos tenga ganará con su equipo un viaje en canoa, spa, y recordatorios del lugar.

Suena el pito de salida y todos nos preparamos para adentrarnos al bosque. Unas cuantas aves se nos han escapado porque tienen miedo al escuchar demasiadas voces y pasos en su hábitat.

Louis anda la cámara instantánea, Lexa es la guia, Ezra anda el botellón de agua y yo el álbum.

Morimos de risa cada que Louis se queja o mejor dicho, maldice por no poder captar bien una foto.

—A este paso no ganaremos nada —murmura Lexa y yo le sonrío.

Lexa nos lleva por otra parte del sendero, donde no hay nadie. Aproximadamente llevamos caminando medio kilómetro.

Todos nos detemos el paso, y no puedo ocultar el asombro al ver tan majestuosa imagen frente a nosotros. Las aves se han apiñado en busca de refugio en un solo lugar del bosque, diferentes colores, tamaños y rasgos estan alrededor de nosotros. Los rayos de sol hacen mucho mejor la imagen que Louis ha empezado a sacar.

Intento acomodar cada imagen en el álbum y veo que casi llenamos la página de aves.

Salimos sigilosos del espectáculo de aves y nos regresamos al comienzo.

Ezra saca un sándwich de jamón de su bolsillo, arrugo mi frente y pongo dos dedos en el puente de mi nariz.

—Guarda eso Ezra, no sabemos que tipo de animales podemos encontrarnos.

Le da un mordisco.
—Tengo hambre— dice con gesto infantil.

Por mas lindo que me parecio, ruedo mis ojos.

—No... se... muevan... —dice Lexa con gesto alarmando.

Nos detenemos y miramos una manada de mapaches olfateando con curiosidad y se detienen frente a nosotros.

Empezamos a caminar por segunda vez, de reversa y los mapaches parecen enojar por querer escaparnos.

Hasta que exclamo:
—¡Corran!

Y todos salimos sin dirección, esparcidos, intento ser ágil y no llegar a golpearme con una rama o caer con una roca. Doy una mirada sobre mi hombro rápido y Ezra me sigue los pasos igual sin el sándwich.

Llegamos a la meta y los chicos nos ven desde la bancas sentados con un refresco en mano.

—¡Tontos! —exclamo entre jadeos y enojo.

Los chicos se levantan y le piden a Ezra el álbum que no tenia ni idea cuando se lo di. El se los da y nos hacen un gesto de que nos acerquemos.

Suenan el pito anunciando que ya paso la media hora. Pongo mi trasero en las banquetas y veo a los demás aproximarse a nosotros.

—No te enojes, Lottie... Ya sabiamos que los mapaches iban por ustedes y por eso le jale la mano a Louis trayéndolo por una mejor via. —toma mis mejillas con su manos y hace que mi boca tome diversas formas debido a la forma en que movia sus manos.

Ruedo los ojos sacandoles el dedo medio.

Ezra me sorprende cuando siento sus manos posarse en mis caderas y atrayendome hacia su tórax. Abro mis ojos sorpresiva y mis amigos se quedan boquiabiertos.

—¿Que haces?—inquiero extrañada con una semi sonrisa.

Planta un beso en mi cabello y me hace dar una media vuelta.

—Acaso no puedo demostrarte ante todos que me gustas—dice sin sonar como pregunta. Y mi sonrisa se ensancha.

—Eso es un... ¿conociéndonos? —digo frente mordiendo el interior de mi mejilla.

—Que tal si nos saltamos a la parte de... —vacila por unos momentos, removiendo un mechon de mi cabello— intentándolo. ¿aceptas?

Todo a nuestro alrededor se volvió solo un filtro, mis respiración se entrecorta y, apesar de que estoy consciente de que solo es un paso entre él y yo siento como si ya hubiera llegado a la meta. La emoción, se arraiga en mi sistema y el pataleo de una selva en mi vientre comienza.

Como si me fueran a dar el protagónico o firmando mi matrimonio digo:

—Acepto.

Me envuelve en un abrazo un tanto dulce y me roba un beso rápido. Sonrio como niña pequeña y me muerdo el labio inferior nerviosa.

La gente a nuestro alrededor nos aplaude y yo timida escondo mi rostro en el pecho de Ezra. No paran de decir el esperado «beso»

—No somos nada —aclaro.

La interrogante se forma por encima de todos quienes callan.

—Todavia...— dice Ezra de lo más natural.

Me rio un poco y comienzan a nombrar al grupo ganador.

—El grupo de nombre: "Los dementores" ¡son los ganadores! —gritamos de la emoción y nos acercamos a retirar los certificados—. Ya saben los premios: el spa, el paseo en canoa en medio de las alta montañas, y los recordatorios del lugar.

Nos toman una foto junto al grupo de guardabosques. Los demas se van a la cafetería a comer algo y nosotros nos adentramos con ellos.

El almuerzo nos dejo exhaustos y decidimos cada quién ir a su habitación. De camino, no podia ocultar la sonrisa tonta. Todo a mi alrededor estaba cambiando de forma drástica y para ser sincera me atemorizaba.

Entro y me tumbo en la cama, otro recuerdo, esta habitación.

Nuestro primer beso.

El dia pasa sin más actividades, además de la fogata nocturna a la que no he asistido. Me doy una ducha rápida y respondo la llamada que entra en mi móvil.

—¿Aló? —digo sosteniendo el aparato entre mi hombro y oreja.

—¡Tomatito! ¿Cómo os va?

Mi sonrisa se agranda.

—Tobias, no sabes el gusto que me da hablar contigo. —digo subiendome el pijama con dificultad.

La puerta se abre de golpe asustandome por completo y observo a Ezra con el ceño fruncido.

—¿Quién es Tobías?

¡Oh, rayos! Vamos de nuevo...