27 - Confesión

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|• Confesión •|


He tratado de mantener la calma, mis manos permanecen en puño bajo la mesa mientras el coraje empieza a subir por mis venas.

Luego del ataque con preguntas a Ezra—que mi chico contestó de forma espontánea —, Rebeca prosiguió con Tobías para saber en donde trabaja. Esta comparándolos de forma sigiliosa que, si no fuera porque la conozco; creyera que solo quiere saber ellos.

—Buen conjunto ¿dónde lo conseguiste? —le pregunto a mi amigo, para desviar el tema anterior.

—Zyad Aftarí amigo de mi padre, me pidió esta mañana que modelara su nueva campaña de ropa. Dándome la primicia de ser el primero en tener sus conjuntos.

Se encoje de hombros, y yo sonrío limpiando la comisura de mis labios con la servilleta.

—¿Enserio? —Rebeca se entromete— Aftarí es un señor muy respetado por nosotros, hemos tenido el privilegio de conocerlo y comer junto a él. ¿Recuerdas hija?

Nos hemo juntado con tantas personas de nombres extraños que no soy capaz de recordarlo.  Por lo que niego con la cabeza.

Los meseros terminan de llevarse nuestros platos. Mi padre se fue con el gerente para saber como va la contabilidad en el lugar y de paso conocer a los nuevos trabajadores.

Sin embargo, Ezra ya no tiene la misma vibra que poseía al comienzo y supongo ya quiere irse a dormir.

—¿Nos vamos? —le susurro. El asiente con su cabeza y nos ponemos en pie.

—Me disculpan pero yo me retiro.—habla acomodando su saco para luego sonreír.

Mi madre vuelve su vista él.

—Es temprano, Ezra. Podemos charlar un poco.

—No madre, su vuelo sale temprano —suelto irritada tratando de mantener la calma.

Ella se pone en pie alisando su vestido y tendiendo la mano a Ezra.

—Esta bien, ha sido un placer conocerte.

—Igual, le da mis saludos a Ricardo por favor. Buena velada.

Tobías asiente ante la despedida con un leve apretón de manos, por mi parte lo abrazo.

—¿Vendras a casa? Para dejarte la sala de juegos lista con sábanas.

—No, dormire con unos amigos.

Arqueo mi ceja incrédula pero se lo dejo pasar.

Como si no lo conociera en este poco tiempo. La presencia de Ezra ha hecho que sus ánimos conmigo esten disfuncionales.

Le quiero pero como amigos, es lo único que puedo ofrecerle.

—Buena noche, madre —beso ambas mejillas y salimos del hotel.

El botonero me tiende las llaves, nos subimos al auto y conduzco hasta el apartamento.




Caigo sentada a la cama rebotando un poco en el proceso.

—Duelen mis pies —murmuro cuando estamos en la cama quitando mis tacones y dejándolos abajo de la cama.

Ezra esta frente al espejo se queda viendo por unos minutos para luego despojarse del saco seguido de la camisa. Su piel esta rozada por unos cuantos lunares visible, pone las prendas junto su faja en el sillón del cuarto. Toma una de las camisetas que trajo y se pone. Acto seguido camina hacia mí poniéndose en cuclillas, levanta mi pie a la altura de sus rodillas y comienza a masajear.

Un Amor Secreto ||Ezra MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora