28 - Locura

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|• Locura •|

Una parte de mi sintió dolorosa la despedida, sin embargo sé que al regresar con Lexa él estará ahí conmigo. Esperándome con un abrazo demoledor de problemas.
Antes de abordar su vuelo me recordó cuanto me quería, me pidió no cambiar una vez que nos vieramos de nuevo, también prometió ponerse en contacto conmigo a pesar del cambio de hora y me dejo un recordatorio por las semanas que nos quedan. Se dio el tiempo de comprar un par de pulseritas de cuero con la forma de un ancla. No me dijo el por qué pero aún asi la uso gustosa.

Luego regresé a casa y Tobías se encontraba ebrio en la entrada. Tuve que darle un baño con agua fría sin contar las tazas de café recargado. Dispuse luego, ir juntos al spa en recompensa, ahora nos encontramos en el baño de vapor.

Estoy agotada física y mentalmente, no es fácil reaccionar que he contado todo a otra persona aparte de Tobías y más aún que ésa persona es Ezra Miller, le permití adentrarse, ver y conocer a la verdadera yo. Sin embargo en estos momentos estoy en una etapa de neutralidad absoluta, todo esta fluyendo de la mejor manera y es rico poder disfrutar de la vida. Muy a mi pesar de las riñas que se formaron con mi madre.

—Parece que te tatuaste una sonrisa permanente en el rostro.

Mi compañero me sacude levemente y poso mi cabeza en su hombro.

—Exagerado —murmuro.

—¿Yo? ¿Exagerado? —dice— eso suena a una ofensa muy grave —resopla.

Ruedo mis ojos y los cierros dejando que el vapor haga efecto en nosotros. En un par de horas después salimos del cubículo, nos ponemos nuestras respectivas prendas yendo a casa de nuevo.

El trayecto se pasa silencioso de mi parte mientras Tobías habla con su Manager sobre un nuevo proyecto que podría elaborar el solo. Tobías esta muy concentrado —incluso puedo decir que está alegre—  con lo que le dice dándole indicaciones sobre algunos cambios, quedan en hablar por vídeo llamada una vez que este estable y cuelga.

Me hago la desentendida pero vamos, cuando no vas pensando en nada escuchas a los demás lo que hablan.

Hay una mínima incomodidad en el trayecto a casa suelta un resoplido y me observa de reojo mientras me detengo en el semáforo.

—¿Todo bien? —pregunto desconectando mi celular del cargador.

—Si —contesta— perfecto diría yo. Al fin podré sacar mi propia línea de perfumes.

—¡Felicidades! Es asombroso —exclamo sonriente.

—Si que lo es.

Llegamos y busco de inmediato mi portátil ofreciéndola a Tobías, de paso me acuesto en la cama con el celular en mano esperando la contestación de Ezra por el mensaje que acabo de enviar mis párpados los siento pesado a cada pestañeo y me dejo guiar por el sueño.

La vibración continúa de mi móvil me hace despabilar al recordar que puede ser Ezra quién llama pero mi ilusión cae al ver que se trata de mi madre.

—Charlotte —contesto entre bostezos.

—Modales Elizabet, modales —me riñe y ruedo mis ojos— ¿qué tal todo por ahí?

—Bien madre estaba durmiendo.
Su silencio es clara señal de que está negando con la cabeza por los antes contestado.

—Deberias ser mas productiva como Tobías, buscate un trabajo o algo para ganar tu propio dinero. Nosotros no estaremos toda la vida Elizabeth como te ha dicho tu padre la empresa es tuya y de Taylor por lo tanto puedes buscar trabajo aquí con nosotros.

El sueño se me ha espantado en segundos. Al ser la única hija que le contesta las llamadas tal vez por eso se desahoga todo lo que piensa conmigo.

—Basta mamá, yo sé lo que tengo que hacer y también sé que no estarán toda la vida. Estudio por eso, para que no crean que soy la hija de papis que trabaja con ellos sin ser preparada. Aparte, te recuerdo que fuiste tú quién me pidió que no trabajara.

—Uno no te puede aconsejar porque tomas las cosas como que se te da la gana. Pero bueno ese no es el punto, tu hermana llamó esta mañana diciendo que va muy bien en la recuperación y que pronto os visitara a todos.

Taylor es mi hermana menor. Cayo en las drogas a temprana edad, desde los 13 años ya sabía lo que era la cocaína y como utilizarla en su cuerpo a los 15 cumplidos mi padres no soportaron su conducta obsesiva con dicho droga y la mandaron con mi abuela paterna a Inglaterra en el mejor centro médico de rehabilitación. De por sí, mi relación con ella nunca fue la mejor más mi madre alejándola por si surgían comentarios con la prensa empeoró nuestra situación.

—Que bueno —murmuro— ¿no crees que deberías ir tu misma a comprobar si es verdad lo que te dice? Digo, después de todo recuerda como te mentía.

—¿Como te atreves a decirme algo asi, Eliza? Sabes cuantos años han pasado ella no es la misma y confío plenamente en tu hermana.

Su tono de voz es frívolo y despechado, como si en verdad la hubiera herido. Solo espero no este equivocada con su desicion.

—Si lo piensas así esta bien Rebeca. Descansa.

No me devuelve la despedida y corta sin más.

Me dejo caer de nuevo al colchón, el se unde con mi peso y más con el de mi amigo que ha venido a salvarme de los pensamientos que se aproximan.

—Te ofrezco un trato —sugiere rodando hasta quedar con su mano sosteniendo la cabeza y de lado frente a mí. 

—¿Ah, si? —cuestiono— ¿Qué es?

—Salgamos un rato y te digo —Tobias se toma esta propuesta de forma coqueta a lo que suelto una risotada tirando mi cabeza hacia atrás.

—Acepto.

—¿Con una condición? —dice levantando su cuerpo quedando sentado a mitad de la cama.

—¿Cuál?... —respondo temerosa.

—Que uses una de tus pelucas negras.

Oh por dios.

Oh por dios.

Oh por dios.

Mis labios permanecen entra abiertos queriendo decir algo pero solo niego con la cabeza repetidas veces. Esto tiene que ser una bendita broma.

—Esto no es un juego. —digo.

—¡Ve el lado bueno! Es solo para divertimiento.

—Si la prensa nos caza s-sabes las consecuencias... —mis palabras son interrumpidas por él.

—Vive el presente Charlotte. Has un par de locuras en tu vida sin el miedo de esconderte todas las veces. Ve como un  reto. Además qué reporteros nos perseguirán si ni siquiera saben de tu regreso.

Me quedo asimilando sus palabras unos momentos. Lo que dice mi amigo tiene cierta razón pero he vivido con miedo toda mi vida, los pasos que voy dando son agigantados podría tomarlo como un cierre de ciclo.

También podría divertirme sin inporta lo demás.

—«También podrías quedarte en casa sin cometer ninguna estupidez» —la parte sensata de mi cerebro me pega una bofetada con su comentario. Asi como ha echo siempre.

No respondo nada. Me levanto de la cama, me posiciono bajo el inodoro presionando el botón que abre la estrecho espacio entrando y viendo como dejé la ultima vez que estuve con Ezra confensado todo.

—Aqui vamos —me digo a mí misma.

Un Amor Secreto ||Ezra MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora