18 - Excursión [parte lll]

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|•Excursión: Parte III•|

Nuestras miradas se conectaron, como cada vez. Una maraña de emociones se instalaron en todo mi ser y es que, con Ezra la cosas en los peores momentos dejaban de ser tan malas, el me hacia ver y valorar cada cosa, todo por estar junto a él.

Minutos después llego la chica de la cafetería junto a otras dos personas con linternas. Ezra se levanta de inmediato sujetándome por la cintura mientras yo paso mi brazo derecho a sus hombros y así, poder sostenerme mejor, avergonzada bajo la mirada antes quienes me ven. Mi corazón quiere salir desembocado al momento en que, Miller empieza la marcha a la cabaña, sé que todos nos mirarán, sé que mis amigos no podrán ocultar la cara de sorpresa y menos el torrente de preguntas.

El encargado le dice que tomen la parte trasera ya que mi habitación queda al fondo, un pequeño "gracias" es murmurado de mi parte, el dolor en la pierna ha disminuido de manera considerable pero la emoción no ha dejado de cesar en mi al momento en que nos adentramos en mi habitación, no estamos solos, los paramédicos del centro empiezan a revisar mi pierna yo incomoda ante el tacto me remuevo un poco, el chico lo sabe y se levanta haciéndome levantar la vista.

—Tienes un piquete de hormiga de fuego —explica— cuando pican inyectan veneno que causa una irritación fuerte, provocando graves reacciones como náuseas o dolores —dice buscando un frasco de pastillas para luego dárselas a Ezra— ¿son amigos? -—pregunta el chico.

Enmudezco de inmediato sin saber que decir, amigos que se hablan cuando quieren... ¿eso cuenta?

—Si —responde él sin titubear.

—Necesitara cuidados las próximas horas, hablaremos con los encargados sobre lo sucedido para que no haya malas interpretaciones y la dosis esta al reverso.

—Muchas gracias y lamento la molestia —digo avergonzada porque en verdad lo estoy.

—Para servir —me guiña un ojo y salen de la habitación dejandonos solos.

Ezra los acompaña a la puerta para poner el seguro. Nerviosa empiezo a ver a todos lados menos a él.

—Estoy algo sofocada con esta ropa, me ire a duchar —digo intentando levantarme, de inmediato se acerca a mí y me ayuda.

—Te despojare de la licra ¿no hay problema?

Trago duro y asiento ensimismada. Puedo sentir las palpitaciones de mi corazón detras de mi oreja, puedo escuchar mi respiración irregular.

Baja sin ninguna seña de nerviosismo mi prenda, la desliza por mis muslo hasta pasar por los talones.

Y quedo expuesta a él.

Eleva su mirada directo a mi ojos sonriendo de lado. Todo mi interior acaba de tener un pequeño colapso, mi corazón esta apunto salir desembocado. Un quejido sale de él y me pongo mas nerviosa.

Me ofrece su mano y me apoyo para caminar. El cambio de ambiente me pone la piel de gallina también estoy consciente de la poca tela que tienen mis bragas.

—Estas segura de que puedes sosterte bien, no tengo problema alguno en... ayudarte —mis ojos se abren con sorpresa y mis mejillas se tornan carmín —no, no digo solo si tú quiere...

De un impulso me quito la camisa frente a él y le hago una seña para que entre conmigo.Me ayuda acomodarme en la bañera luego abre el grifo y esperamos a que se llene. Toma los jabones y los empieza a untar en mí.

Incomidad y nerviosismo es lo que siento, cierro mis ojos intendo relajarme y dejar de pensar en cosas que sé por razones obvias no pasaran.

—Siento haber arruinado tu caminata —digo aun con los ojos cerrados.

—No has echo nada mal, mi prima suele ser demasiado hostigosa.

Muerdo mis labios en un intento fallido de reprimir la risa. Dijo prima.

—Por un momento —digo apaciguando la risa—- por un momento pensé que era otra más de tus ligues.

Puedo sentir la vibracion de su pecho riéndose de mí.

—Vale eso fue... Extraño.

Tapo mi boca al sentir una arcada, de inmediato me pasa el cubo de basura. Se apresura a darme dos cápsulas con un vaso de agua.

Mi ducha finaliza, me envuelvo en la toalla y Ezra desaparece dandome espacio para vestirme. Me coloco el camisón y me tomo mi tiempo secandome el cabello.

Abro la puerta y camino a paso lento hasta la cama, él me hace un espacio y yo me encierro entre las cobijas.

500 dias con ella presentaban en la televisión y la dejé, observo como pasa su brazos detrás de su cabeza buscando comodidad. Mi ojos estan a punto de cerrarse cuando siento su aliento rozar mi rostro, con pena pongo mi mano en su mejilla, la oscuridad que quedo luego de él haber apagado el televisor me hace ver sus facciones un poco mas suaves.

El colchón se hunde al momento en que se acerca un poco mas a mí, las emociones que siento son inimaginables. Como una manada de elefantes, ó el aleteo de miles de mariposas estuvieran dentro mi pecho.

Acaricio su rostro de forma pausada, me gusta observarlo y el también hace lo mismo, sonrió temerosa a lo que pueda ocurrir en estas cuatros paredes.

Me armo de valor y hago la mayor estupidez de mi vida.

Miller no tiene ni la mínima idea de las sensaciones que provoca en mi, trato de hablar, de decirle que no sigamos con este juego de niños temerosos, pero simplemente no puedo articular una sola palabra.

Tomo su rostro entre mis manos y presiono mis labios de manera suave junto a él, me permito dejar de pensar tanto y actuo, sólo que el me robo el papel estelar; le cambia el ritmo al beso dulce volviendolo urgente.

Nuestras lenguas danzan provocando mas de una sensación nueva, provocadora.

Me aferro a su pecho con el puñado de nervios, su mano deja mi cintura y viaja a mis muslos trazando lineas imaginarias en mi piel.

Estamos agitados, estamos exitados y no nos hemos puesto un solo dedo encima.

Un Amor Secreto ||Ezra MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora