11 - Planes

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|• Planes •|

La nota termino hecha una simple bola de papel en mis manos mientras la tiraba al suelo.

—Pudrete —musite para mi misma.

Entre al recinto, salude al portero. Mientras unos pasos se acercaban cada vez más, me gire y Ezra estaba corriendo hacia mi.

–—Charlotte —jadeó cansado —lamento lo del almuerzo, me he salido de mi clase al saber que saldrias temprano, disculpadme...

—Si, no hay problema –—dije distante mientras volvia a caminar.

–—Charlotte, es enserio —Tomó mi mano y frunci mi ceño. Le miré y no sabia descifrar si era verdad o mentira.

—No importa, Ezra. Solo era un almuerzo.  –—que yo queria pasar contigo. Su ceño se fruncio ahora.

–—¿Qué quieres decir? ¿No te importaba?

¡Obvio si! Pero me dejastes plantada.

—N-no queria decir eso —me solte de su agarre— solo... Dejalo y ya.

—Esta bien. –—y se fue. No me importo y yo entre al apartamento.

Deje mis cosas en el sillón  luego fui a tirarme en la cama. Queria estar sola, por cuanto tiempo fuera...

Recorde mi sistemático, pero también andaba ganas de tomar un capuccino. Asi que mejor me iba a tomar mi capuccino.

Me fui donde siempre era recibida con una sonrisa, el cafetín de doña Mary, una señora que con su hija vendian todos los tipos de café, batidos y pasteles. Una delicia para el paladar humano.

Puse mi mochila en el asiento de al lado y Mary se acercó a mi.

—Hola Lottie yacia tiempo que no venias cariño –—me saludo la dueña.

—La universidad me esta consumiendo doña mary,  Y Carlita ¿Como está? —Su hija era muy parecida a ella e igual que su madre su sueño es crear una empresa más grande de Pasteles y cafés.

–—Bien mi niña, anda visitando a su abuela que se puso bien malita... — su rostro se tendio triste.

—No se preocupe, pronto se recuperará –—y la envolvi en un abrazo, doña Mary siempre se ha portado como una segunda madre para mi.

—Gracias, ¿lo de siempre? —pregunto. Y no, no queria lo de siempre, no estaba como siempre.

—No, un latte quiero hoy con dos tartas de zanahoria por favor. —Sonreí calida y ella me dio una mirada extraña.

—¿Pasa algo malo, mi niña? —no podía contarle mis decepciones amorosas, ella tenia mucho con lo de su mamá.

—No, Mary... Tranquila —y se retiró a la cocina.

Encendí mi computadora y llame por Skype a mi madre. Tardo unos minutos en contestar, hasta que la vi.

—¡Hola madre! ¿como has estado? –—pregunté entusiasmada. No me pasaba desapercibido su perfecto peinado y vestimenta de alta costura. Asi era mi madre, elegante sin importar el momento o tiempo.

–—Charlotte hija, hasta que me llamas... Te extraño tanto —sus ojos empezaban a empaparse de lágrimas.

–—Oh, mamá, no comiences —dije abanicandome los ojos con las manos –—Estas muy guapa, ¿Y mi padre?

—–En la empresa cariño, yo iba de salida también. Tu padre quiere que lo acompañe a cerrar un convenio que tanto anhelaba —explica, mientras yo miraba un cuadro que a lo lejos recordaba. Papá, mamá, Taylor y yo juntos. ¡Oh, cuantos los extrañaba!

—En hora buena mamá, os mando mis saludos dile, te amo —doña Mary me dejo el café y tartas en una bandeja que agradecí.

—Estas donde Mary me imagino... —musitó celosa, ella piensa que la reemplazó por Mary sólo por tenerla mas cerca. Mientras me engulló las tartas.

—Sabes que solo a ti te amo mamá, prometo ir en vacaciones. —un sorbo a mi café.

—Te esperamos, cuidate hija, manda mis saludos a tu amiga y Mary. Por cierto ¿y el novio?

Ya comenzaba...

—No vayas por ahí Rebeca, ya sabes como terminan estas conversaciones —sentencie controlando mi enojo.

—¡Morias soltera Charlotte! —Gritó y yo corte la llamada.

Doña Mary rió como siempre que escuchaba nuestras peleas. Si apenas tenía 21 años no entiendo cual es su insistencia por verme con alguien.

—Nunca cambiará –—dijo mientras pasaba por mi lado con una taza de café en mano. Suspire cansada sabiendo que tenia razón. Si quiera ir en vacaciones al menos tendría que llevar a alguien, que no fuera Lexa como los otros años...

Me levante de mi asiento y ¡zas! Ezra estaba solo, con una taza a un lado y una galleta de la suerte entre sus manos.

Sentia que nunca llegaba a la puerta de salida, rogaba porqué no me viera, pero igual me vio.

Y no dijo nada. Ni yo tampoco. Y la verdad que las cosas serían mejor así.

Un Amor Secreto ||Ezra MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora