31 - Radical

148 5 1
                                    

La vergüenza inundó las mejillas de Charlotte puesto que hace momentos terminó la discusión con su hermana sobre eso. Ricardo soltó a su hija y la empujo dándole la confianza a mirar que pasaba.

Con paso firme avanzo detrás de William esperando que no fuera nada malo o comprometedor.

La mujer se sobresalta al momento que ve al imponente hombre frente a ella luego pasa su vista a mi. Esta chica estaba nerviosa y no pude evitar tener la misma sensación.

-Buenas tardes, soy Minerva Colbin. Mi cliente el señor Tobías Moura me ha pedido vía telefónica estipular un día entre usted y yo. Disculpé si vine de prisa pero...

Corté a mitad sus palabras, eso era inaceptable.

-La que se disculpa soy yo. Pero dile a Tobías que no se meta en mis asuntos. Que tenga linda tarde.

Sin ser aún más maleducada, deje la puerta abierta sabiendo que William iba a custodiarla impidiendo el paso.

Llena de miedo y desespero marco el número telefónico de Ezra. Un toque, no contesta, dos toque, sigue sin contestar carcomiendo mis entrañas y siento escocer mis ojos, antes de cortar la llamada oigo su voz y me pongo a llorar.

-¿Nena? ¿Amor? ¿Qué ha pasado?

Vamos Charlotte, cálmate. Respira.

-N-nada cariño, sólo que estos días los siento pesados, sin tí.

-Ay, mi amor... Estoy deseoso por verte también. ¿cuándo regresas? Pensé que era en estos días... -vacila y por su tono se que está decepcionado.

-Asi era -carraspeo la garganta pensando si declarar la verdad o no- han surgido unos cuantos inconvenientes, trataré de estar lo antes posible allá.

-Me siento en un limbo contigo, unos días me dices que vendrás luego surgen inconvenientes... ¿Segura que todo está bien? -inquiere preocupado.

Tomando fuerza necesaria le miento.

-Si, todo correcto. Cariño, mis disculpas pero me esta costando salir de casa.

-Mmm bueno, veremos hasta donde soportamos entonces. -Su tono molesto se presenta.

-¿A qué te refieres? -inquiero cabreada- ¿Me tomas como algo reemplazable entonces?

-¿Enserio harás discusión por esto?

-¿Y si así fuera? -espeto.

-No tengo tiempo para tus niñeras -y corta la llamada.

Ya ni siquiera sé cómo librarme de todo esto. Decepcionada subo a mi habitación tomando una ducha liberadora.

Los padres de Charlotte se encuentran en el despacho, Ricardo fumando una pipa y Rebeca con su móvil. Él aún no puede creer como han crecido sus hijas, distantes una de la otra, reservadas hacia ellos y aunque no lo quisiera aceptar es responsable por tal acto gracias a su mujer.

Rebeca levanta la vista y sorbe de su vino tinto para dar la noticia.

-Le daremos esta casa a Taylor, la pobre está muy aburrida donde su abuela.

Ricardo ya veía venir esto así que da media vuelta para sentarse frente a ella.

-¿Por cuánto tiempo Rebeca? Sabes que amo tanto a Taylor como a Charlotte y no quiero que una se sienta celosa de la otra por tonterías.

Su mujer alterada se levanta de un tirón enfrentando con burla.

-Querido... ¿qué podría envidiar Taylor de Charlotte? Solo míralas una de la otra. -Ricardo niega con la cabeza al saber que su mujer no cambiará- De igual manera solo te informo, ve a prepararte en una hora salimos.

Un Amor Secreto ||Ezra MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora