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Quidditch

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Los Potter tenían un día de picnic, donde los chicos más pequeños estaban en la colina, jugando con los Weasley y los adultos mirando e improvisando algún partido de quidditch. Solo que cierto pelinegro comía todo lo que encontraba y nadie podía decir que no o si no sufriría la ira Black más la de un mini Snape.

—Ves que pronto será la final de la liga, así que podemos ir. Así celebramos el cumpleaños de Harry.

—Me parece genial, Sirius.

—Sí, además Remus podrá acompañarnos. —Sirius se terminó de tomar su bebida, unas que Lili Potter había comprado en el super muggle cuando fueron por bocadillos para el picnic.

—Creo que hasta mi madre lo hará y no es que le agrade el quidditch solo que creo que desea pasar más tiempo con Harry.

James miró a sus gemelos luchar con con los mayores de los Weasley y la chica Weasley hablar con su hija, también a un Harry ayudando a su esposa junto a un Ron disgustado.
Para el final James sabía que sus hijos se divirtieron y que su esposa tomo el control de casi todo, total así era siempre. El chico Longbottom llegó más tarde y Frank junto a su esposa declinaron lo de ir a ver la final ya que ellos querían ir a la reunión botánica, ya que Neville estaba ilusionado.

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—Bueno no se separen, no los quiero andar buscando.

—Si señor Potter—los pelirrojos sonrieron y sus hijos se burlaron de él. James miró irse a los chicos y luego miró a sus amigos, Remus tenía una bolsa de chucherías ya que Sirius parecía explorarla, pero le daba igual ya que siempre se las quitaba a Remus cuando éste hablaba con Pollux, James arrugo el ceño, ese niño era igual a Quejicus, siempre que miraba a Sirius admirar la bolsa hablaba con Remus de algún tema y Sirius lo aprovechaba para comer algo de la bolsa y dando miradas a su hijo de agradeciendo. Negó.

—¿A qué hora llegara, Severus?

—No lo sé, señor Potter. Mi padre no estará hasta el final creo,¿ cierto papá?

—Sí, si, Severus tiene que entregar algo al colegio y luego viene para acá.

—Ok. Y Lili junto a Lila ¿dónde estarán?—preguntó James.

—Oh bueno, creo que están con Molly y Ginny en las tiendas.—contestó sin interés Sirius.

James salió a caminar para encontrar a sus mujeres, cuando se topo con la ya abogada y juez del Wizengamot, Amelia Bones.

—Bones, Amelia Bones.

—Oh, señor Potter. —Amelia estaba con su hermano y cuñada junto su sobrina—. Ellos son mi familia—golpeó al señor de unos treinta algo con un pequeño sombrero color verde, los tréboles estaban pintados en la cara de la niña y del señor—. Edgar, compórtate y preséntate.

—Auch, mujer que brazo—Edgar sonrió y le dio la mano a James presentó a su esposa e hija, la chica era una Hufflepuff y era del año de Harry. Tal vez su hijo se llevaba con la niña, cosa que lo dudaba; Harry era un Slytherin.

—Un gusto. Yo busco a mi esposa e hija—sonrió nervioso, que pensarían de él al estar buscando a su esposa y a Lila ¿qué era un descuidado?

—Oh sí, las damas. Yo lo comprendo señor Potter. Solo mire yo aquí con tres damas.—Edgar comento jocoso recibiendo unos golpes de Amelia y una que otra mirada de su esposa.

—James te tardas mucho—Remus caminó donde James, ya que gracias a su olfato detecto a las mujeres Potter al otro lado y a su amigo por otro con más personas. James por otra parte se sintió mejor; Remus era muy bueno llenando espacios vacíos.

Crónicas de un doncelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora