Day VII: Ciudad. [HONGICE]

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La ciudad le parecía muy grande para él solo, tan grande y vacía. Tan... Fantasma. Las calles, por más de que estuviesen llenas de personas, le parecían vacías, sin vida, carecientes de un sentido. Porque cualquier paso que daba siempre le pareció una pérdida de tiempo al joven Li.
Era perteneciente a una familia numerosa, al menos eran 4 hermanos, siendo con sus padres 6. Y, al ser tantos, de alguna manera se sentía insignificante. Trataba de no causar problemas, mantener un perfil bajo y, de vez en cuando, molestar a su hermano mayor, Yao, el cual de por sí ya era pesado.
No tenía otro pasatiempo que escribir canciones en su libreta que no cantaba, crear coreografías para su hermano adoptado de Corea y estar metido en su computadora, principalmente jugando la tendencia en juegos Online de ese mes. Más allá de eso, Li no tenía intereses en nada más... Excepto aquella semana de vacaciones.
Estaban en invierno cuando eso pasó, principalmente en el centro comercial, a pedido de Yao. Cada uno debía ir a una tienda y comprar un regalo para todos los demás por Navidad, encontrándose en el patio de comidas en un par de horas. A Li no le gustaba hacer regalos, primero por nunca saber qué regalar y segundo por sentirse ahogado en los espacios llenos de muchas personas, además de parecerle algo muy cliché y aburrido, algo que solamente una ciudad tan grande y vacía le podía ofrecer. Sin embargo, no podía emitir quejas al respecto, por lo que se dirigió a una tienda de CD's en busca del álbum que Young Soo necesitaba, además de los libros que Mei quería por esas navidades. Logró conseguir todo mucho antes de la hora acordada, recurriendo a su último recurso: sentarse en una banca cercana a esperar.
Se apoyó contra la pared una vez allí, dejando correr la música de sus audífonos, cerrando sus ojos por unos segundos para ignorar la gente a su alrededor, para estar solo y aislado en su mundo, algo que era lo que más necesitaba en ese instante.
Hasta que escuchó voces a su lado, haciendo que su ojo derecho se abriera para mirar a la persona al lado suyo. Se trataba de un chico, por la posición en la que estaban no más alto que él, el cual tenía el cabello rubio tan claro que parecía casi blanco, largo y un tanto despeinado. Llevaba una chaqueta de jean llena de chapas de bandas, algunas que no conocía, otras de las que había oído y muy pocas de las que le gustaban. El chico estaba absorto en su mente, al parecer tanto o igual que él, haciéndole sonreír por un momento.
Sintió el deseo de hablarle, por algún motivo se le hacía familiar, mas no se movió de su lugar, sino que dejó que las cosas se movieran solas. Abrió su otro ojo, echándose un poco hacia adelante para que el otro le notara. Fue instantáneo, casi como si lo hubiera destinado o algo así, sintiendo un pequeño toque en su hombro.

—Disculpa... ¿Li?

Y eso fue suficiente. Suficiente para que el castaño sonriera y girara a mirar ese par de amatistas, reconociendo esa voz.

—En efecto, Emil, ése soy yo.

En ese instante, por un mínimo segundo se sintió afortunado de haber estado justo en ese momento en aquella vacía ciudad... Porque, claramente, ahí fue donde encontró por primera vez a Emil.

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