Day XX: Estrella. [AMERIMANO]

133 10 6
                                    

Estrella tú, que todo lo iluminas.
E
strella tú, que todo lo quemas.
Estrella tú, que todo animas.
Estrella tú, siempre tú.
Tan lejano, tan cercano.
Estrella, eso eres, una estrella.
Solamente te veo de lejos.
Y nunca de cerca.

Lovino escribía ese poema sin ningún sentido en su libreta, mirando al muchacho que se sentaba dos puestos más adelante. Tenía el cabello dorado, dorado como el trigo, tan precioso y bello como no tenía idea, con el nombre más conocido de todo el colegio y, sin embargo, por más que conociera todo sobre él, jamás iba a saber su nombre. Suspiró, mirando a Alfred, tachando después ese intento de poema, aunque fácilmente podía leerse entre las líneas.

Llevaba dos años conociendo a ese chico, bueno, si la palabra "conociendo" entrara en su rango, puesto que jamás habían cruzado una mísera palabra. Sólo se encontraba cerca, trataba de mantenerse cerca, sin embargo... Estaban a tantos años luz como la Tierra a todas las bellas luces cósmicas que podía ver por su telescopio.
No era el mejor chico, vamos, sólo era la típica copia del chico americano de las películas románticas absurdas, sin embargo había ese algo que lo atraía, como si un imán existiera. Y, a su vez, sus gravedades se repelían.
Suspiró con molestia, apartando sus ojos verdes del muchacho, deseando con todo su corazón que algún día, en algún momento, simplemente los planetas se alineen como para poder conocerlo, aunque sabía que jamás iba a pasar. Jamás iba a poder hablarle como se debía.

Oh, estrella. 
Estrella que me ilumina.Oh, tú que con sólo tu luz me encandilas.
¿Acaso habrá una dimensión donde tú me miras?
Estrella, quiero saber de ti.
¿Hay algo mal dentro de mí?
Quiero sentirte, quiero tocarte, quiero tenerte.

¿Acaso es un castigo tener que sólo verte?
Si tan sólo me notaras, oh, estrella.
Quizá me harías darme cuenta que debo ver más bellas.

Estaba cansado de seguirle dando versos incoherentes a ese poema, sin embargo así se sentía, algo que hasta le parecía patético y absurdamente cursi. ¿Por qué su cerebro sólo lo veía atractivo a él, ese imbécil que firmaba con una A vuelta una estrella? No lo entendía.

—Las superestrellas no deben juntarse con la gente común —susurró para él, justo cuando lo vió pasar por el pasillo con sus amigos "awesomes" (dios, ¿es que hasta con sus amigos el estúpido no va a parar de poner estrellas?)

  

Las nubes te cubren pero yo te veo, estrella.
Siendo tan bella, incluso cuando desapareces.
Bella, bella, bella.
Debería perseguir bellas y aquí estoy, junto a ti.
No puedo alejarte más de mí.

Otoño lo trajo a su lado pero trató de ignorarlo. Estaba cansado de encontrarlo, de encontrarlo y no hablarle. Estaba cansado de que todos los veranos empiecen sin avances y terminen sin los mismos. Con decisión, un día sólo se puso de pie y dijo un simple hola. Un hola que lo volvió en una enana roja mucho más rápido de lo que pensó, huyendo como un cobarde.


Estrella mía, algún día, iré contigo.
Para simplemente conocer más de lo que digo.
Algún día te atraparé y así jamás te dejaré caer.
Para que ya no seas sólo un simple parecer.
Y estés aquí para crecer, juntos.
Juntos, porque eso sería uno de mis más grandes gustos.
—★lfred

Sus manos sudaban, su cuerpo temblaba. Su estrella ahí estaba, frente a él, con una bella sonrisa y el cabello revuelto y opaco por la lluvia. Su superestrella le quería devolver el "hola" que lo hizo sentir al borde de estallar.

Sin embargo... Supo que junto a su estrella, quizá, no lo iba a volver a intentar.

—Yo... Vi que dejaste esta libreta —dijo el joven, entregándole sus poemas. —. Espero que no te haya molestado que la estuviera guardando entre mis cosas. 

—N-No, está bien.

—Bien... Eh... Eso es todo, un gusto conocerte, Lovino. —Alfred le guiñó el ojo para después volver por su camino.

Lovino miró la libreta y luego al joven, revisando entre las páginas, viendo entre sus poemas. Y, entonces, encontró el último verso de ese poema que llevaba trabajando. Vió que se alejaba, fugaz, la mejor de sus estrellas. 

—¡A-Alfred! ¡Detente! —dijo, corriendo a su búsqueda, para después detenerla. Al menos, esta vez, una estrella cumplió su deseo.

———

Historia realizada en agradecimiento a httpxia por el dibujo en "Dientes" y muchos otros trabajos que realizó para mí ^^

30 Days Challenge.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora