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AIDEN.

- ¿Es enserio? -Cuestiono al demonio que tenía en frente.

Realmente, pero realmente lo último que quería era tener que darle explicaciones a este imbécil. Adirael lo miro con reproche y con una ceja alzada.

- Te recuerdo quien me mando a llamar fuiste tu imbécil -Gruño Adirael mientras paga al taxista.

- No pensé que fueras a venir, sueles ignorarme como el gilipollas que eres. -Cruzó sus brazos- sólo son cien dólares, no es que fueras un pobre campesino.

Adirael le dedicó una mira fulminante y parecía que le estaba sacando de quicio, se sentía orgulloso, por lo menos irritaba al cara de estriñido.

- No voy a gastar mi fortuna en Skerchetis malcriado.

Abrió la boca ofendido, él no era un malcriado.

- Radius Adirael Hael...

- vuelves a decir mi nombre completo y Klaus tendrá que salvar tu culo de mi mazmorra.

Se encogió de hombro restandole importancia a la amenaza, decir el nombre completo de un demonio significaba que tenías cierto lazo de contrato con él, significaba que de alguna manera podías invocarlo para que te sirviera hasta que el que sabía el nombre muriera. ¿y cómo lo sabía él? Pues fácil, se había acostado con la madre de Adirael y decir que esa mujer era una reina en la cama es mucho decir. En fin. Giro sobre si mismo para mirar el imponente edificio, treinta y dos pisos le daban un volumen algo sofisticado, pero no iba hacía ahí sino en el callejón de las cinco estrellas donde se encontraba un Vórtice que lo llevaría al desierto Tatacoa donde habían un avistamiento de los Asiris.

- Se supone que los Asiris ya no existían... -Comenzó a caminar hacia el callejón oscuro. Colocó sus manos dentro de los bolsillo de su chaqueta, tarareo un canción mientras caminaba, detrás de él venía la perturbadora presencia de Adirael.

De alguna forma los dos se hablaban sin matarse el uno al otro a pesar de no soportarse bien. Cuando lo llamo no pensó que el imbécil fuera a llegar, al taxista le da casi un infarto al ver que un hombre aparecía en el asiento trasero, por suerte no impactaron contra un árbol y tuvo que modificarle los recuerdos para que pudieran ir tranquilos al lugar destinado.

- Han paso años desde que vi alguno de esos demonios, fueron exterminados por Ajum cuando se desató una guerra entre ángeles y demonios. -La voz ronca y baja de Adirael resonaba por las silenciosas calles de Manhattan.

Hacia eones que no se veía a un Asiris, esos malditos eran la clase de demonios que ni en tus sueños quisieras tener, ningún demonio los quería, son la peor escoria de la tierra, sólo ellos querían gobernar el mundo por lo que toda especie era enemigo de ellos. Y más los Jinetes del apocalipsis. Hablando de eso...

- ¿Como está Aleix con su asuntito de encontrar a su hermano y a Amael? Sino mal recuerdo siguen perdidos entre las dimensiones fantasmales... -Volteo la cabeza para mirar hacia atrás.

Debía admitir que Adirael se veía bien en traje de tres piezas, se veía imponente e imbécil, le sacó la lengua y sólo recibió una fría expresión.

- Eres un cara de palo, ¿alguna vez sonríes? -Fruncio el ceño intentando recordar si alguna vez lo vio sonreír pero ningún recuerdo le vino a la mente.

- Sonreiria si tuviera tu corsozn en mi boca.

- No te sabía ese gustó homosexual, si me lo pides dejare que me beses el pecho. -Alzó la cejas sucesivamente y de forma pícara sabiendo que sólo le causaría una mueca a ese viejo demonio.

5. EL CORAZÓN DEL ARCÁNGEL (Evil 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora