Capítulo 18.

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Demian.

Estaba preocupado.

El estado de Jaz me tenía sumamente preocupado, ella decía que sólo era la comida que había ingerido pero la notaba rara, más cansada de lo normal.

Tenía miedo que algo malo tenga y la pierda por completo.

No podría vivir sin Jazmín.

Haces tres días que venía de la misma manera, vómitos y cansancio esos eran los síntomas que tenía casi todo el día por completo, traté de convencerla para que se haga un estudio médico o algo parecido porque no me gustaba para nada verla de esa forma pero la muy cabeza dura se había negado por completo poniendo como excusa que la Universidad, el estrés por todo lo que había sucedido con Adam y no haberse alimentado como se debe la tenían de esa forma.

Algo me decía que había algo más detrás de todo eso.

Hace dos horas que la llamaba y no me atendía, cosa que me tenía preocupado pensando las peores cosas.

El sonido de mi celular me sobresalta y contesto sin mirar quién llamaba.

- Jaz - digo seguro.

- ¿Qué le hiciste a Jazmín, Demian? - escucho la voz de mi padre y quito el teléfono del oído para mirar el número, si era él.

- No hice nada papá sólo que la estoy llamando y no me atiende - contesto frustrado.

- Algo habrás hecho - sentencia seguro.

- ¡Que no hice nada! - exclamo molesto - ¿Para qué me llamaste? - pregunto irritado.

- Ahh cierto, Adam despertó - dice como si nada.

¡Esas sí eran buenas noticias!

- ¿Qué? - grito sorprendido.

Lo escucho suspirar y sonrío porque me lo imagino rodando los ojos. - Si ese idiota despertó al parecer se creía la bella durmiente - dice gruñiendo.

- ¿Qué dices? - consulto riendo.

- Que odio a tu amigo - acota otra vez gruñiendo.

- Eso no es verdad - escucho la dulce voz de mi madre del otro lado.

- Si, lo es - contraataca peleando como si fuera un niño pequeño.

Escucho las voces de mis padres de fondo, como siempre mamá retando a papá y este quejándose.

Tal para cuál.

Unos par de locos que se aman con locura.

- Dem - dice ella arrebatandole el teléfono a papá.

- Hola ma - la saludo con una sonrisa.

Ella es una de las mujeres que más amo en este mundo.

Isabel es mi madre mucho más antes de lo que ella se lo imagina, la conocí en el orfanato donde estuve mis tres primeros años de vidas, siempre estaba a mi lado, cuidandome, contándome cuentos y dándome dulces cuando nadie nos veía.

Mizzy era como la llamaba, para mi era como un ángel cuando estaba a mi lado cuidandome de todo.

Tengo presente todavía ese día que apareció acompañada de mi padre y como semanas después me llevaban a su casa como su hijo, no soy su hijo biológico pero no me importa, ellos nunca me dejaron ver eso, desde el día que entré a la familia Salvatore me convertí en uno de ellos y así soy feliz.

Todos mis logros son gracias a ellos.

Si hoy tengo una familia, a la cual amo y es lo más importante de mi vida es todo gracias a ellos.

¡No somos Nada! (5°SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora