Capítulo 30.

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Demian.

Todo había sido tan rápido.

Jazmín rompió bolsa, los trillizos se habían adelantado y encima para completar de lo dormido que estaba me olvidé el celular en la cama para luego ganarme un gran reto de mi suegro.

Realmente me lo merecía por idiota.

Desde que salimos del departamento estaba asustado por todo y más ver a Jazmín inconsciente en mis brazos, la doctora Bolt que nos esperaba ya me había explicado todo lo que sucedía.

Yo lo único que deseaba es que los cuatro estén bien.

Mientras me preparaba para entrar al quirófano sentí la gran necesidad de declararle mi amor nuevamente y hacerle esa gran pregunta que me tenía bastante nervioso desde hace meses pero cuando escuché su si quiero ser tu esposa, no podía parar de sonreír era uno de los días más importantes de nuestras vidas nos casariamos y llegarían los tres tesoros más importantes de nuestra vida para coronar el amor que nos teníamos.

No se como explicarlo pero al escuchar los llantos de mis hijos todo a mi alrededor había cambiado.

Tres fuertes niños habían llegado a este mundo para sólo llenarlo de más amor del que ya había.

- Lo hiciste - susurro emocionado cuando Ellie mi pequeña princesa da su fuerte llanto en la sala de parto.

Estaba tan emocionado por cargarlos en mis brazos.

- Lo hicimos - murmura mi bella futura esposa con su voz cansada y me acerco para depositar un beso en su frente. - Te amo - dijo y sentí como la fuerza de su mano era más débil.

- Jaz - digo asustado al ver que ella cierra sus ojos.

- La estamos perdiendo - dice la doctora.

- ¡Jazmín! - grito desesperado.

- Esta perdiendo mucha sangre comiencen la transfusión - exclama otro doctor. - Saquenlo - pide observandome.

- ¡No voy a irme! - sentencio aferrandome a la fría mano de Jazmín.

- Saquen al chico - vuelve a repetir y dos hombres se me acercan pero usé toda mi fuerza para impedirlo.

- No lo haga más complicado - súplica uno de ellos cuando me sacan.

- ¿Ella estará bien? - pregunto con lágrimas en mis ojos.

No podía perderla.

La necesitaba.

La necesitábamos.

No podía pasarme esto justo ahora.

- Ellos harán todo lo posible - me contesta el otro y dejo de forcejear con ellos para que terminen de sacarme.

- ¿Qué sucede? - escucho la voz de mi padre cuando ven que me sacan.

No soy capas de decir nada sólo abrazarlo para descargar todo mi miedo que sentía en los hombros del hombre que me salvó la vida cuando era niño.

- No quiero perderla papá - sollozo en sus brazos.

- Eso no sucederá hijo, todo saldrá bien - afirma con mucha seguridad mientras trata de calmarme.

- Ella es fuerte - acota mamá y siento sus brazos rodearme.

Me separo de mis padres para recién darme cuenta que a nuestro lado estaban Julian y Catalina abrazos, llorando como yo lo estaba.

Sólo nos mirábamos, ninguno trató de decir nada porque dentro de esa sala se encontraba la persona más importante de nuestra vida luchando por la suya.

¡No somos Nada! (5°SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora