My Infinity [•Steve Rogers•] ●Resubida●

34. Tiempo de Hablar

Mientras que yo no dejaba de pensar en cómo estarían las cosas con Steve en Wakanda, los demás parecían no tomarle importancia a su partida y sus motivos ya que estaban bastante ocupados con sus vidas amorosas.

Mi tío Tony y Pepper planeaban tomar un crucero o algo así, recién celebraban su aniversario y a mi tío le salió al fin lo romántico; Thor había ido a ver a Jane a donde quiera que estaba; Natasha y Clint andaban bastante apasionados estos últimos días, incluso llegué a pensar que estaban en celo o algo parecido; Wanda y Vis pasaban demasiado tiempo juntos y hasta Bruce estaba empezado a tener citas; entonces todo se reducía a estar con Pietro cuya compañía me alegraba muchísimo, cuya compañía reducía la angustia de la ausencia de Steve pero no la reemplazaba. Si no hubiera sido por Pietro hubiera estado completamente sola, aburrida y preocupada.

Mi amistad con él se había fortalecido mucho estos últimos tres días; si él me veía triste en un dos por tres llegaba a hacerme compañía, a bromear conmigo e ir por helado a la nevera y regresar en menos de dos segundos, inclusive nos la pasábamos fuera de la torre para escapar de la atmósfera sexual que ahí se estaba respirado, la cual no debería criticar del todo ya que si Steve estuviera aquí probablemente estaríamos igual.

Estaba muy frustrada por que Steve no respondía mis llamadas, estaba preocupada por él, pero además quería gritarle y recriminarle que se hubiera ido a Wakanda sin mí. Bueno, la verdad es que no me molestaba tanto el hecho de que se hubiera ido solo, sino el hecho de no decírmelo en la cara.

Más que nada ¡Cómo lo extrañaba! Sus miradas, sus besos, sus caricias...

Maldita la hora en que encontré la estúpida USB de HYDRA.

¡¡¡Ay Steve!!!

Estaba a punto de llorar y Pietro lo notó. Ahora estábamos sentados en una banquita de Park Avenue y yo, sin importarme que había más personas que seguramente observarían, recargaba mi cabeza sobre las piernas de Pietro.

Todavía preocupada, no pude evitar hacer muecas tristes.

—Mia ¿es el Cap? —me preguntó, de inmediato yo asentí, me incorporé y lo abracé.

—Soy una llorona Pietro, solo son tres días y lo extraño como si fueran meses y lo odio por no responder el teléfono... es un idiota.

—Pero se quieren demasiado, tanto él a ti como tú a él... es impresionante que en tan poco tiempo se vea esa conexión entre ambos... creo que todo el mundo tiene a alguien...—dijo—... menos yo...—musitó en voz bastante baja.

Me separé de él y lo vi fijamente.

—Oye Maximoff, yo ya te di mis ofertas, la recepcionista de la torre es linda, y si no te interesa... pues aquí tienes mucho que mirar. Y créeme que la soltería es mejor, no tienes a una persona que te traiga como estúpida y te manipule con esos ojos azules que... ¡Dios! ¿ya ves? No quieres enamorarte, Pietro... en serio—suspiré y permanecí unos segundos en silencio—. Arriba, se hace tarde y debemos volver.

—Sabes que conmigo llegas en menos de 5 segundos, Mia... por algo me llaman Quicksilver—dijo sonriente.

—Sí pero estamos en público, querido Maximoff.

—Ya, ok... ¿Vamos por un chocolate de camino ya que estamos aquí?

—Me encanta la idea.

Regresamos a la torre caminando como gente normal y decente después de ir por un delicioso chocolate caliente, subimos por el ascensor.

Al no ver a nadie y al escuchar ruido en la cocina, fuimos para allá y nos encontramos con Wanda y Vision que estaban muy alegres cocinando.

— ¿Por fin sabes como preparar Paprikash, Vis? ¿Mi hermana enseña bien? —preguntó Pietro quisquilloso, le encantaba molestar a Vision por lo que se refería a lo que tenía con Wanda con bromas de doble sentido.