15. Solo Quería Bailar

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Después de todo estar en SHIELD no era del todo malo.

El hecho de que ahora viese las cosas de esa manera, creo que se lo debía más que nada a Steve, con quien estaba ahora ya casi todo el tiempo.

Hablar con él era muy sencillo, me encantaba pasar tiempo a su lado, no era tan anticuado en muchas cosas como yo lo creí, era divertido cuando se dejaba llevar, podíamos pasar horas hablando y no nos damos cuenta. Me encantaba que me hablara de los 40's, de la música, las costumbres, de cuando era un "debilucho" de Brooklyn, de sus dobles citas fallidas, de su transición de "enclenque a superhéroe" me encantaba verlo y escucharlo, podría pasar horas haciéndolo. Me encantaba que Steve fuera un caballero de época y que fuera tan inocente que me preguntaba de la mayoría de cosas que le hablaba porque a veces no tenía ni idea. He hablado de tantas cosas con él y hasta cosas que no le había contado a nadie.

En cuanto a mi tío Tony, jamás nos pedimos disculpas aunque las cosas tal parecía que ya se estaban calmando un poco entre nosotros y eso me tranquilizaba, aun así las cosas seguían algo tensas, pero sostenía lo que le dije a Pepper, hasta que viera una actitud de humildad de su parte las cosas cambiarían entre nosotros.

En fin, no iba a amargarme pensando en que mi tío Tony a veces (con a veces me refería al 99.9% del tiempo) era un maldito idiota, así que volvamos a lo que importa: Steve (¡Dios! ¡Qué ridícula me escuché pensando en eso!), Steve, Steve Rogers que últimamente ocupaba el 98% de mis pensamientos (porque el 1% lo ocupaba mi tío Tony y el otro 1% el maldito de Alistair y HYDRA), siempre hacía que me sintiera mejor con el simple hecho de verlo mirándome con esos sus ojos de ensueño que hacían que siempre me rindiera ante él. La verdad era muy raro oír que tanta cursilería salía de mi mente, pero Steve me hacía sacar a la luz tantas cosas que no sabía que tenía; a veces lo odiaba un poco por eso.

Ahora lo esperaba en la sala de mi habitación mientras escuchaba mi cd de Baladas y leía IT de Stephen King. Lo sé... buena combinación: canciones románticas y un libro de terror y suspenso.

Tocaron la puerta y me exalté.

—Tranquila, soy yo—dijo Steve.

Me llevé la mano al corazón por el pequeño susto y reí un poco.

—Sí, pasa Steve, creo que no debería leer tantos libros de terror...

Steve rió.

Me encantaba verlo reír y... ya estoy empezando otra vez de cursi... me regañé a mí misma en mi mente y dejé mi libro en la mesita de enfrente.

—Alguien me dijo que estos te encantaban—dijo mostrándome un vaso con mi helado favorito y tendiéndomelo en la mano.

— ¡Aww Steve! ¡Te amo!

Espera... ¿qué dije?

— ¿Qué? —dijo nervioso.

—Me refiero a que gracias...—dije mirando al otro lado.

—Pues... no hay de qué Amelia—dijo sonriendo.

—Bueno, no te quedes ahí parado puede darte artritis o esas cosas que le dan a los ancianos—dije sonriendo burlona.

—Ja... ja... ese chiste no me causó gracia—mintió.

—Claro que sí. Quieres evitar reírte...

—No, fue un chiste muy malo...—dijo Steve pero al final no lo pudo evitar.

Después de terminar mi helado nos quedamos callados, cada que eso pasaba me ponía algo nerviosa, me limité a tararear la canción que estaba: "Falling Slowly" de la película Once.

My Infinity [•Steve Rogers•] ●Resubida●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora