Reglas para la conquista.

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—Maldición, odio la escuela.

—Y que lo digas, el inútil de Ox quiere la investigación para la siguiente clase ¡Apenas iniciamos el curso!

Ambos chicos caminaban lado a lado en dirección a la casa del bicho para realizar las tareas en conjunto ya que tenían la costumbre de hacerlo en el patio principal pero gracias a la presencia de un par de chicos que les habían robado el aliento prefirieron hacerlo en un lugar donde no estuvieran tan expuestos, además de que empezaban a planear sus intentos de cortejo buscando información útil en internet.

Al llegar, la fuerte voz de su padre le impidió el paso inmediato a su habitación.

—Kardia ¿Eres tú?—el pelirrojo salió del pequeño despacho que había debajo de las escaleras sin notar la presencia del mejor amigo de su hijo —Que bueno que llegas escuincle del demonio, otra vez dejaste los platos sucios en la mesa ¡Te lo he dicho cien mil y un veces que en esta casa no hay sirvientas así que como castigo, lavarás los platos esta noche y... Oh ¿Cómo va todo, Manigoldo?

El peliañil tuvo que reprimir la carcajada que se escondía entre sus labios para poder estrechar la mano con el que consideraba su segundo padre por la frecuencia en la que visitaba a Kardia quien no estaba nada contento con que su padre lo ventilara frente a él, si bien ya había pasado muchas veces no terminaba por avergonzarse.

—¿Cómo se encuentra señor Antares?

—Entendido, padre ¿Podemos ir a lo que venimos ahora?—se apresuró a decir.

—Claro pero cuando los llame a comer quiero que vengan cuando les hable, no cuando se les pegue la gana ¿entendido?

Ambos asintieron y subieron las escaleras en dirección a la cueva que Kardia llamaba habitación, todo un desastre les recibió al abrir la puerta: libros tirados, ropa regada por todas partes, la colcha de la estaba hecha bolas en una esquina y las cortinas estaban cerradas provocando que el olor a encierro fuera mucho más penetrante.

—Disculpa mi desastre, tenía prisa por la mañana.

Como si fuera un rayo, procedió a guardar, doblar y acomodar su habitación tan rápido que en menos de 5 minutos todo estaba perfectamente acomodado.

—Wow, de verdad me sorprende que seas tan ordenado con tu habitación y que toda tu vida sea un completo caos. —se burló el italiano.

—Bueno, el viejo me pone una tunda si no hay orden pero no puede obligarme a tomar las riendas de mi vida si no sabe lo que pasa en ella.

Ambos rieron y procedieron a sacar sus cuadernos y útiles para poder terminar cuanto antes los deberes para pasar a lo que de verdad importaba. Pasaron al rededor de 1 hora transcribiendo y separando información útil de la inservible acerca de los artrópodos y cada una de sus características.

—Te juro que si escucho otra vez la palabra exoesqueleto voy a arrancarme las orejas y comérmelas fritas con mucha salsa picante.

—Que dramático eres, Mani.

—Hablo en serio ¿Es la única característica que se saben? ¡Son heterónomos! unos completos inútiles.

—Ya cálmate, je—Kardia cerró los libros de zoología y procedió a acomodarlos de nuevo en el estante, en su camino a sentarse de nuevo en la cama tomó los libros de "romance" que tenía... que solo eran dos y ni siquiera era romance decente. —Empecemos con esto.

El cangrejo levantó una ceja al ver los títulos que se alzaban en las portadas de los libros.

—¿En serio piensas que La letra escarlata y Las mil y una noches van a ayudarnos en esto?

Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora