Comida

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En la residencia de los Antares se podía admirar una escena bastante graciosa: todos corrían de un lado al otro y rebuscaban ropa en el clóset de los demás buscando cualquier indicio de algo decente para vestir.

A Escarlate le había parecido la idea de que sus respectivas parejas se presentaran ante los demás y les dijo que solamente los citaría para comer algo rico, preparado por Camus y Shun, obviamente. Cabe resaltar que esto había comenzado desde la madrugada cuando aquellos dos se levantaron temprano para ir al mercado del centro completamente vestidos como si fueran a enfrentarse a un ejercito de gatos hambrientos ¿y todo para qué? para poder ofrecerles una comida decente.

Ambos llegaron con uno que otro morete en el brazo o la mejilla por culpa de los salvajes que siempre buscaban de lo mejor, pero ¡Ey! ¡habían conseguido los ingredientes para la comida!;en cuanto se metieron a la cocina, no dejaron que nadie entrara más que ellos se preguntarán ¿por qué? bueno, los idiotas de sus hermanos se la pasaban arruinando más que ayudando así que para no arriesgar la integridad de su preciado Le Gratin Dauphinois y todo el banquete de comida francesa que habían preparado hasta ese momento.

Y ahora... Escarlate observaba todo el desastre desde el pequeño sillón que tenían en medio del pasillo: Kardia estaba molestando a Camus para que le prestara una de sus camisas ya que el peliazul detestaba este tipo de prendas y por esa razón no tenía ninguna más que de cuadros así que tuvo que recurrir al pelirrojo que se negaba a hacerlo, luego estaba Zaphiri que estaba tratando de acomodar su cabello con ayuda de un poco de cera aunque no consiguió mucho más que dejarse el cabello grasoso y ahora mismo estaba secándolo de nuevo y bueno, al parecer Shun era el más tranquilo porque ya estaba listo: algo que le pareció bastante raro a su padre ya que siempre solía ser el último en salir.

Frustrado decidió bajar a ver como habían arreglado la endemoniada mesa y lo que encontró lo dejó bastante sorprendido: había montones de platos con una gran variedad de pan, queso y uno que otro entremés que no supo con seguridad de lo que se trataba, había también dos botellas de sus Merlot de Gran Reserva además de un precioso florero que Kardia había adornado con mucha dedicación.

Sonrió ante la idea de todo el teatro que sus muchachos estaban montando "Si tan solo estuvieras aquí para verlos..." soltó un suspiro y procedió a subir las escaleras pero cuando estaba a mitad de su recorrido, el timbre llamó algo que provocó que sus hijos perdieran la cabeza. Sí que parecían adolescentes locas.

—¡Camus por favor!— alcanzó a escuchar la suplica de Kardia y como Camus renegaba antes de prestarle la endemoniada camisa.

Al acercarse a abrir la puerta su semblante retornó a ser serio así que no le sorprendió el ligero tinte de miedo con el que los novios de sus hijos le habían mirado, a excepción de Milo quien fue el primero en ignorar la tensión y estrecharle la mano en forma de saludo.

—Lamento haber llegado tan temprano, señor Antares pero mis hermanos son demasiado obsesivos con la puntualidad.

—No te disculpes muchacho, es una de las cualidades que más aprecio de las personas.— admitió mientras los guiaba hasta el comedor donde sus hijos ya estaban alineados según sus lugares.

—Buenas tardes a todos.— los recién llegados saludaron con el debido respeto que les merecía y de inmediato, Degel le rehuyó la mirada al pelirrojo que lo miraba con recelo, sí que era aterrador cuando quería. Krest analizó a cada uno de los hermanos de su ahora novio, justo a su lado estaba el peliazul que siempre revoloteaba la rededor de Degel pero a los otros dos no logró reconocerlos, Milo solamente agachó la mirada al sentir los penetrantes ojos de Zaphiri  y Kardia (quienes alternaban sus miradas entre él y Hyoga) quienes no acababan por aceptar a ese chico del todo y solo buscaban alguna formade dejarlo en ridículo en cuanto lo conocieron, por otra parte Hyoga solo se sonrojó por irrumpir de nuevo en la casa de estos chicos.

—Bueno, acabemos con esto...— Escarlate tomó asiento en el centro de la mesa y esperó a que los demás los imitaran. 

La comida se produjo en pequeñas charlas entre cada uno después de presentarse como era debido hasta que Camus le echó una ojeada a Degel quien parecía estar demasiado callado.

—Y... Degel ¿cierto? ¿Todo en orden?

La pregunta de Camus llevaba un terrorífico doble sentido que Degel no supo que carajo contestarle y Kardia, percatándose de las intenciones de su hermano, le devolvió la jugada con un perfecto jaque mate.

—Milo...— el mencionado levantó la cabeza —¿Cuándo piensas tomar la iniciativa?

El rubio se sonrojó con fuerza mientras Camus se atragantó con el pequeño pedazo de pan que recién se había metido a la boca y necesitó de la ayuda del vino para poder tragarlo, la risilla de Krest irritó al pequeño Milo quien desde luego no dudo en salir en defensa de su orgullo.

—¿Te divierte la situación, Krest? No creo que quieras que Zaphiri sepa sobre todas esas veces en las que te escuché hablando solo sobre él.

 —De la misma manera en la que Camus se impresionaría sobre esos poemas que llevas a todas partes.—el cubo mayor estaba a nada de levantarse para enterrarle el tenedor en el cuello pero decidió que era mejor devolverle el golpe.

—¿De eso se trata que cargues a donde sea esa libreta? ¡Pensé que era algo más relevante!— Hyoga parecía que se unió a la tensión por decisión propia y una mano en su rodilla le advirtió lo que estaba haciendo.

—¡Mira quien habla! el idiota que se la pasa soñando con su adorable novio "Shun es tan lindo" "Shun es adorable" "Shun esto y lo otro"— Milo imitó su voz causando el sonrojo del conejillo y que Kardia soltara una pequeña risa.

—¡Kardia, no me hagas hablar de las veces que soñaste con Degel!— Shun decidió sacar sus garras.

—Pero yo no dije nada.

—¡Te reíste así que es lo mismo!

—Ahhhh!

—Ya basta Shun, deja que se le bajen esos humos cuando lo vuelvan a dejar plantado.— Zaphiri se escudó tras la copa de vino pero su comentario había causado un pequeño silencio en el que Camus y Shun lucharon contra sí mismos para evitar soltar una fuerte carcajada mientras que Kardia lo miraba de forma asesina y Degel se encogía cada vez más en su asiento.

Fue Camus quien perdió la compostura.

—JA JA JA JA JA JA JA — la estruendosa carcajada del pelirrojo hizo que los demás se le unieran minutos después de que su extraña risa había salido —Eso... Eso... eso fue un golpe bajo JA JA JA.

Camus no pudo más y se tiró al suelo, sobando su estómago mientras las carcajadas no dejaban de brotar de su interior, cuando por fin pudo controlarse, se volvió a sentar y el ambiente se tornó más agradable después de eso así que la conversación pudo fluir más tranquila que antes tanto que Degel, Camus, Krest y Shun habían quedado el Viernes de preparar algo delicioso para comer y Milo, Kardia, Zaphiri y Hyoga se verían al siguiente día para jugar una ronda de... videojuegos.

Escarlate solo veía todo con nostalgia a lo que una sonrisa melancólica se instaló en sus labios al imaginar como su esposa le habría encantado ver a sus pequeños en ese momento, y mientras tomaba un sorbo de ese delicioso vino, se permitió volver al recuerdo de su amada.


"Si tan solo estuvieras aquí... Sonia"

Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora