Acciones inesperadas

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Estaba exhausto, le dolían los pies y tenía un moretón en la cabeza del lado izquierdo, pero su gigantesca sonrisa parecía estar pintada con marcador permanente.

Se preguntarán ¿por qué? bueno, regresando unas cuantas horas antes...

—¡Kardia!

—En mi habitación, Mani.— puso el pequeño libro en su tocador y se incorporó para recibir al cangrejo que venía con una mano detrás de la espalda —¿Qué traes ahí?

—Oh! nada solamente unos boletos.—el bicho se levantó para acomodar un poco su habitación antes de que su padre se le ocurriera asomar la nariz por ahí.

—¿Boletos?¿Para qué?

—Para un club nocturno ¿recuerdas la idea que diste hace tiempo sobre eso? pues pensé que como ya ha pasado algún tiempo desde que empezamos con este juego de tira y afloja, creí que sería divertido salir a bailar.

—Pero ni siquiera sabemos bailar.

—¿Qué importa? es solamente una excusa para salir con los chicos.— encogió los hombros restandole importancia y le tendió los boletos al peliazul quien les dio una mirada de desconfianza mientras los tomaba.

—Son para hoy en la noche.

—Lo sé, acabo de hablar con Fica y al parecer convenció a Degel de salir, solamente estaban tratando de persuadir a Asmita, dijo que me mandaba...— su teléfono vibró tres veces, lo sacó de su pantalón y revisó los mensajes —Al parecer si se hará ¿qué dices?

Lo meditó unos minutos y después asintió sin decir nada más.

Pasaron la tarde molestando a Camus sobre el chico que últimamente frecuentaba y cuando tendrían el placer de conocerlo, pero después de que prácticamente los  sacara a patadas decidieron arreglarse para su salida. Esta vez optaron por algo no tan elaborado: una camisa simple ajustada con un par de frases graciosas y un pantalón de mezclilla ajustado; el de Manigoldo estaba roto de las rodillas y el de Kardia tenía estampados de pequeños dibujos.

Tal vez lo único extraño eran sus zapatos: Manigoldo llevaba unas militares brillantes negras y Kardia unos graciosos converse de bota blancos decorados con unos pequeños escorpiones dibujados con marcador dorado permanente.

Llegaron al punto de encuentro justo a tiempo donde llegaron sus compañeros con el rubio que parecía estar buscando a alguien.

—Hola chicos!— Albafica les saludó con una sonrisa brillante de esas que le quitaban el aliento al cangrejo. 

—¿Qué tal? Hey Asmita.— el bicho le saludó agitando la mano.

—Hola chicos, espero que no les moleste que invitara a alguien.

—Oh claro que...

—Lo siento! El autobús en el que venía se estrelló pero ya estoy aquí.— la voz de Deuteros les activó la alarma a los dos peliazules que solamente lo vieron con algo de recelo.

El gemelo solamente tragó grueso: esta sería una noche intensa.

—¡Entremos de una vez!— la emoción de Kardia terminó por contagiar a todos, llevándose todo rastro de la incomoda presencia del moreno.

Al tener boletos, no tuvieron esperar en la larga fila por lo que en pocos minutos se habían internado en un ambiente semi-oscuro lleno de luces de diferentes colores y música pegajosa que los incitaba a acercarse a la pista de baile. Caminaron hasta la mesa y ordenaron unas cuantas cervezas junto con unos bocadillos.

Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora