Papel

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Caminó todo el trayecto hasta su casa con la cabeza completamente llena de dudas.

No dudas del proyecto intermedio de redacción que tenía que entregar la siguiente semana, ni la abundante lista de tareas que Cardinale les había dejado; oh no, eran de esas dudas que te carcomían el alma, que se te incrustan tan dentro y profundo que llegan a dejarte sin sueño o a someterte a un estrés intenso.

¿Había sido demasiado rudo al disculparse? ¿alguna vez lo había hecho sentir incómodo? Si de verdad era tan hermoso como sus compañeros siempre le decían para molestarlo ¿por qué se sentía como un pedazo de basura? y la pregunta más importante de todas:

¿Por qué Manigoldo había besado a esa chica durante el cambio de clase?

Había visto todo el espectáculo cuando se dirigía al salón de clase del cangrejo para devolverle la chaqueta que le había prestado la noche anterior cuando ambos fueron a caminar y a él se le había olvidado por completo tomar un suéter o algo para cubrirse al momento de salir; realmente no supo como reaccionar a tan repentina acción por lo que lo único que se le vino a la mente en ese momento fue alejarse de ahí a paso veloz y terminó dándole la chaqueta a Kardia para que fuera su paloma mensajera.

Pero... él le había dicho cuanto le gustaba, incluso si fuera en broma ¿por qué jugaría de esa manera tan sucia con sus sentimientos? su voz siempre era firme y perdía ese tono de diversión cuando le decía cuanto anhelaba que ambos fueran algo más que buenos amigos... o bueno, eso era lo que le daba a entender.

—Carajo... Tal vez malinterpreté las cosas desde el principio.

Se detuvo en un semáforo y esperó a la luz roja, cuando estaba a la mitad del pequeño parque que estaba justo enfrente de su departamento, sus ojos se llenaron de lágrimas ¿qué habían sido entonces todos esos gestos tan lindos que siempre tenía hacia él? ¿para qué molestarse en enamorarlo cuando simplemente pudo darle a entender que quería solo una amistad con él?

—Maldito...

Se limpió las lágrimas con molestia y rebuscó en su mochila las llaves de la puerta, pero algo en la recepción llamó su atención: Su portero, Lune, no estaba algo relativamente raro ya que siempre estaba detrás del destartalado mostrador con la cara de querer asesinar niños para hacer un ritual satánico y escribir el mejor álbum de Black Sabbath  mientras Satán comía las almas que le había conseguido; en su lugar solamente había una pequeña tarjeta con su nombre grabado con una caligrafía digna del reinado de Felipe III. Curioso como solía ser desde niño, tomó la extraña tarjeta en sus manos y le dio la vuelta, no decía nada en la parte de atrás pero a decir verdad, estaba un poco pesada para ser solo papel, así que la abrió y al momento de hacerlo, una fuerte fragancia golpeó sus fosas nasales, aturdiendo cada uno de sus cinco sentidos hasta que no pudo hacer nada más que caer inconsciente a los pies de la puerta.

—Perdóname min kjærlighet* 

Fue lo último que pudo escuchar antes de caer por completo en la extensa oscuridad que lo iba consumiendo poco a poco.


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—Oye Krest... ¿Qué opinas de esto?— señaló con el dedo el pequeño párrafo que recién había escrito.

Y de nuevo lo ignoraba ¿qué demonios le estaba pasando a todo mundo? primero Kardia y la estúpida sonrisa con la que llegó el otro día (de la cual no quiso decirle nada) luego la constante distracción de Camus en sus sesiones de tutorías de física (quien tampoco quiso decirle una palabra) y para rematar, Krest había estado ignorándolo por lo menos hace media hora.

—Maldición... ¡KREST!

El grito hizo que el pobre cubo cayera de su asiento por el casi infarto que le dio, (ademas de ser sermoneado para que se callara, por la amargada de la bibliotecaria) furioso se levantó de un salto y le dio un fuerte coscorrón al azabache.

—Idiota, si sigues así nos van a echar a patadas de aquí.

—Ouch... pues es tu culpa, ya hasta me duele la garganta de tanto hablarte para llamar tu atención.— Zaphiri se sobó la cabeza y le dirigió una mirada de desdén al castaño de su lado.  

Krest se sonrojó levemente mientras se volvía a sentar y le arrebataba de las manos el cuaderno donde había estado escribiendo el bicho.

—Esto es bueno, podemos agregarlo después de la cita que hicimos de como las reacciones pueden ser peligrosas.—La mirada penetrante del alacrán le incomodó un poco. —¿Qué tanto me ves?

—Dime ¿qué están tomando todos últimamente?  

—Uh?—el cubo le miró interrogante.

—Todos parecen demasiado distraídos como para prestarme atención y ya empiezo a fastidiarme un poco para ser sinceros.— tomó su chaqueta y se levantó de la silla, dispuesto a irse —Creo que iré a ver como le va a Aeras, tal vez pueda darme algún consejo o inspirarme para...

Sus pensamientos se desconectaron al oír ese nombre y tal vez por eso no fue consciente de lo siguiente que pasó hasta que tenía al bicho contra el suelo con él encima para dejarlo sin salida. Ninguno de los dos dijo una palabra, un fuerte sonrojo se apoderó de las mejillas de ambos pero no hubo ni un solo movimiento por alejarse, solo se limitaron a mirarse fijamente a los ojos teniendo una pequeña discusión a través de ellos.

—¿Puedes moverte? estás aplastando mi pierna.— el momento se vio interrumpido por la incomodidad del bicho, así que ambos se levantaron y tomaron sus respectivos asientos sin decir otra cosa, hasta que Zaphiri decidió romper el hielo de nuevo. —¿Qué es lo que te tiene tan pensativo?

—Eh? Bu-Bueno... es que... te-terminé el libro que me diste.— agachó la cabeza con pena: había sentido una pequeña liberación cuando lo dijo, esto llevaba consumiéndolo desde hace dos semanas enteras y la verdad no sabía como demonios había sobrevivido.

—Oh!— de nuevo, sus mejillas ardieron —¿Y... y qué te pareció?

—Pues... fue muy hermoso, la verdad no esperaba que me gustara tanto, la forma tan ignorante del ambiente y la manera tan ajena con la que trataban a la protagonista me hizo pensar que no estamos tan lejos de ser esa misma sociedad, aunque me perturbó un poco la diferencia de edades entre ellos, me conmovió profundamente la forma en la que los dos se profesaron amor; me partió el corazón cuando leí que murieron separados.

Cuando se giró para ver a Zaphiri, éste tenía una sonrisa boba en la cara y lo veía con algo de ensoñación mas cuando se dio cuenta de que estaba observándolo, sacudió la cabeza.

—Me alegra que te haya gustado.— le sonrió con dulzura y procedió a seguir escribiendo.

No mencionó ninguna cita, no se burló de él ni ninguna de las típicas cosas que solía hacer.


¿A qué estaba jugando? 



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Holaaa! ❤

¿Cómo están? Espero que bien :D

Espero que les guste la actualización, la verdad no tengo idea de cuantos capítulos vaya a tener esta fic pero ya se me está secando el cerebro antes de tiempo (a parte de que me asustaron bien shidori con todas las cosas que debo hacer en la carrera y estaba teniendo un mini episodio de estrés xD)  pero bueee, mientras pueda seguiré actualizando porque tengo otra idea sobre Shura, DM y Dita 7u7r

*Las palabras de negritas significan (según el traductor xD) Mi amor en noruego, así que ya tienen una pista de quien se llevó a Fica :,c

Gracias por leer :3

Los quiero, Bye ❤

Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora