Baile

387 51 5
                                    

Mystoria veía de un lado a otro como todo brillaba en las decoraciones que habían instalado en el salón principal del instituto. Sí que el comité de alumnos se había lucido ese año, poco a poco se fue relajando al ver como todos los alumnos reían y parloteaban aquí y allá: no era partidario de este tipo de reuniones pero sabía mantener la compostura cuando se necesitaba, a lo lejos pudo ver que Izo estaba hablando animadamente con Kaiser mientras que Ox estaba sentado en la mesa directiva como el representante de todos los departamentos y estando tan enfrascado en su análisis que no escuchó cuando Cardinale se le acercó hasta que lo tuvo a un lado, jalando la corbata con una mueca de molestia.

—Para ser sinceros, no pensé que vendrías Mystoria.— el rubio quiso mofarse de él.

—Las cosas cambian cuando nosotros queremos ¿no crees?— se giró a darle una pequeña sonrisilla traviesa que desde luego perturbó un poco a la rosa quien desde luego no perdió tiempo para ponerse a alegar con él.

Mientras que en la otra punta del salón otro tipo de ambiente estaba desarrollándose: Kardia veía aburrido como sus compañeros de clase iban y venían con vasos llenos del ponche con licor ilícito que los estudiantes habían introducido por su propia mano y Manigoldo solo jugaba con sus zapatos en silencio, ambos estaban esperando a su respectivas parejas excluidos de los demás como los bichos raros que los consideraban.

Deuteros solo los veía como si quisiera entablar una conversación decente con ellos, la verdad el día del club la pasó de maravilla tanto que le hizo recordar lo divertidos que eran sus mejores amigos de ese entonces... ahora que lo pensaba, no tenía en claro porqué se habían peleado en primer lugar pero de algo si estaba seguro: extrañaba a ese par como nunca y según las expresiones de sus otros camaradas pareciera como si estuvieran de acuerdo con él sin siquiera decir una palabra. Dohko hasta estaba planeando disculparse con ellos si era necesario y mira que para hacer que el castaño se disculpe es todo un calvario. Pensó que valdría la pena dejar atrás toda estupidez que cometieron en el pasado porque ese par de peliazules eran los mejores amigos que alguna vez pudieron llegar a tener: siempre estaban ahí para ellos, los animaban cuando estaban tristes y se la vivían tratando con gentileza y respeto a las personas, a su modo ya que eran demasiado burlones.

Así que, decidido, le dio un codazo al castaño y a El Cid para que los siguieran, acto que realizaron en cuanto vieron a donde se dirigía el gemelo mayor.

—Hola chicos.

El par se enderezó como vara al escuchar la voz y poco a poco conectaron la mirada con los chicos que se habían acercado a ellos con sigilo, inmediatamente sus ojos se llenaron de recelo y buscaron evadir de alguna forma la conversación mas al ver que no tenían escapatoria no les quedó más que rendirse.

—Hola.— respondieron al unisono.

—¿Cómo les va?— okey, esa era la peor manera de disculparse que se haya oído jamás.

—Bien.— pero las palabras cortas que se limitaban a contestar comenzaban a molestarlo.

—Okey, tal vez les parezca raro que a estas alturas entablemos una conversación decente con ustedes pero... nos preguntabamos si todo estaba bien.

—Como ya hemos dicho— el bicho estaba algo irritado ¿qué demonios estaban haciendo? ¿ganarse de nuevo su confianza para romperlos de la misma manera que antes? Ni en sus más salvajes sueños—Estamos bien.

—Deuteros se refiere a nuestra amistad.— El Cid habló tan afilado como solía hacerlo siempre.

—¿Amistad? Ja, no me hagan reír.— fue el turno del cangrejo para contestar.

—¿A qué te refieres con eso?— Dohko había dejado su orgullo, pero no su temperamento.

—Nuestra amistad terminó desde que ustedes comenzaron a tratarnos como un pedazo de mierda, digo, nosotros sabemos lo que somos pero no eran nadie para estárnoslo recordando a cada momento.

—¿Qué quieres decir Kardia?— El Cid se cruzó de brazos sin abandonar la rígida postura que solía portar siempre.

—¿No recuerdan todas las veces que nos dejaron plantados? ¿O todas aquellas veces que se limitaban a ocultarnos las cosas? ¿O simplemente nos excluían de sus actividades?

—Espera... ¿cuándo hicimos todo eso?— el castaño frunció el ceño al escuchar las acusaciones de sus ex-amigos.

—No tengo porque recordarte cosas que deberías saber.— la oración de Kardia les había caído como veneno puro, pero Deuteros no se daría por vencido tan fácil.

—Sí lo recuerdo y les ofrezco una disculpa como es debida, por mi parte admito que me comporté como un imbécil.

Los otros dos estaban mudos por las palabras que el peliazul había pronunciado recién y al ver la pequeña sonrisa traviesa de los otros dos no dudaron en confundirse más.

—Es una broma, hombre, todo ha sido perdonado desde hace mucho.

La sonrisa del cangrejo era engañosa pero sabían que de un momento a otro deberían pagar por su humillación aunque esos breves 20 minutos de charla les habían bastado por ahora sabían que con el tiempo se volverían más cercanos al grado de tener la misma relación que cuando iniciaron la carrera.

Su platica cesó cuando tres guapísimos chicos se hicieron presentes en la puerta del salón: Degel,  vestía unos jeans negros ajustados con un chaleco del mismo dentro y una corbata violeta que no hacía más que resaltar sus ojos con más intensidad, luego, Asmita llevaba unos jeans azul marino junto con una camisa impecablemente blanca, llevaba como complemento un par de tirantes de elástico y su bronceada piel brillaba con sutileza como si le hubieran puesto canela en todo el cuerpo y Albafica ¡Dios bendito, Albafica! A Manigoldo casi se le sale la baba y los ojos de tan solo mirar a su rosa de aquella forma llevaba una larga chaqueta que estaba a nada de ser catalogada como gabardina junto con unos jeans apretados que resaltaban sus bien formadas piernas, una camisa blanca y unas botas militares cafés.

Todo pareció congelarse en ese momento y nadie dijo nada mientras aquellos chicos que parecían sacados de un catálogo de ropa otoñal caminaban hasta donde se encontraban sus parejas.

—Kardia, cierra la boca que tienes un poco de baba en la mejilla.— Degel quiso jugar un poco con su pareja una vez que la atención se había ido de ellos y con fuerza, lo tomó de la barbilla para lamer su mejilla, acto que no hizo más que estremecer al pobre bicho que se sonrojó al instante.

—¡Degel! ¡Eso es asqueroso!

El peliverde solo atinó a soltar una pequeña risa y continuar con ese entretenido baile de otoño. La noche pasó con la agradable compañía de sus renovados compañeros, riendo y bailando como si entre ellos no hubiera pasado absolutamente nada tanto así que hicieron una competencia de baile entre todos los chicos de su clase de Metodología de la Investigación.


A lo lejos, Cardinale hacía berrinche por se opacado por su propio sobrino uff que suerte que Afrodita no había venido si no toda la atención estaría en él y su rudo novio, al observar con detalle a los chicos de la pista pudo darse cuenta de un detalle que no pasó por alto.

—Mystoria ¿puedo preguntarte algo?

—Dime.

—¿Por qué todos tus alumnos tienen novio?

El peliazul siguió la mirada del rubio y se dio cuenta de que tenía razón: Kadia con Degel, Asmita con Deuteros, Manigoldo con Albafica, Sísifo con El Cid y pareciera que Dohko estaba tomando valor para declararsele a Shion; los únicos que parecían no tener en eso eran Rasgado, Aspros y el pequeño Regulus. Se sintió un poco afectado por la situación y agachó la cabeza con una pequeña sonrisa de fangirl.

—¿Lucen bien, no crees?

Cardinale terminó por atar cabos y en cuanto supo la treta que había protagonizado el de acuario, se lo recriminó:

—¡Tú planeaste esto, condenado demonio!





Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora