Estrategias para el amor

558 51 36
                                    

—Okey, esto es todo lo que tenemos hasta ahora.

Manigoldo dejó caer el par de libretas llenas de anotaciones y pequeños garabatos que parecían pequeños corazones, Zaphiri alargó la mano para darles una revisada y cual no sería su sorpresa al encontrarse que ese par de locos habían anotado practicamente todo de sus nuevos compañeros, horarios, comidas, rutas para llegar a la escuela... si hasta habían anotado sus malos hábitos y manías.

—¿De dónde sacaron todo esto?

El azabache no dejaba de reprenderse mentalmente por mandarlos a averiguar todo sobre los nuevos chicos pues sabía que ese par se tomaba las cosas muy en serio a veces y a eso se refería de que eran peor que la Interpol y el FBI juntos.

—Pues solo de observarlos.— su hermano respondió restandole importancia al asunto.

—¿Las 24 horas del día?— no pudo evitar usar su peculiar y crudo sarcasmo.

—No, solo cuando podíamos... de hecho una vez tratamos de seguirlos pero un par de chicos de cabello plateado casi nos muelen a golpes si no fuera porque usamos un antiguo y sabio consejo.— el cangrejo hinchó su pecho de orgullo.

—¿Ah si? ¿Cuál era?

—Mejor aquí corrió, que aquí quedó.

Zaphiri solo suspiró con diversión, de verdad esos dos eran todo un caso.

—Bueno, apesar de su conducta tan... escalofriante, consiguieron lo que necesitaban y me refiero a sus gustos, así que empezaremos desde ahí.

Ya había pasado toda una semana de que a Mystoria se le botara la canica y decidiera revolver clases donde conocerían a los que consideraban sus amores platónicos y a pesar de que solamente eran un par de nerds, se habían propuesto firmemente conquistarlos a toda costa; aunque internamente estuvieran completamente aterrados.

—Veamos... empezaremos con Kardia.— el peliazul sonrió para sacar un pequeño pizarrón detrás de su cama donde lo dividió con una línea roja y en un apartado, anotó grande y en verde: Degel Sadalmeik causando que su hermano mayor negara con la cabeza y volviera a retomar el tema. —Bien, dice aquí que es francés, se mudó hace 7 años, tiene dos hermanos, un tío muy fastidioso y un primo a quien no para de idolatrar, vive en un apartamento a cinco cuadras de aquí junto con Albafica, es un ratón de biblioteca y sus gustos culposos son el romance y las hamburguesas de doble queso...

Miró después a Manigoldo y procedió a leer sus anotaciones aunque casi no entendiera ni jota.

—Manigoldo, de verdad escribes como patas de araña.

—Agh! déjame en paz, alacrán.

Le arrebató el marcador a Kardia y procedió a anotar del otro lado: Albafica Derceto, "griego" adoptado por Lugonis Derceto, familiares: Afrodita - hermano, Cardinale - tío, Amor - tío; no le gusta que lo toquen, ama las rosas, los largos paseos por el campo y el pay de cereza.

Tapó el marcador y sonrió con suficiencia por la información obtenida, luego se giró a ver a Zaphiri que estaba analizando la información de cabo a rabo.

—Bien... ahora debemos crear un plan, quiero escuchar sus ideas.— se paró de la cama y empezó a dar vueltas por el pequeño espacio.

—Oh ¿Qué tal un ramo de rosas?

—¿Una docena de hamburguesas?

—Tal vez un paseo por el centro.

—O una noche alocada en algún club nocturno.

—¿Qué tal si los secuestramos? y al inicio los tratamos como una basura para después confundirlos y reconfortarlos cinco o diez minutos depués de cada falta para así crearles una dependencia y que desarrollen el síndrome de Estocolmo, los soltamos para casarnos y ser felices por el resto de nuestras vidas.

Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora