Coraje

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—¡¿Puedes decirme que demonios está pasando aquí?!— Camus estaba hecho una furia tanto que Milo tuvo que tomarlo por detrás y rodearlo con sus brazos para que no se le lanzara a su hermano menor. —¡¿Por qué vas besando a personas que a penas conoces?!

—Cam, hermano, escúchame.— Shun no sabía que demonios decirle a su hermano para que se tranquilizara y que Hyoga estuviera tan despreocupado por eso le causaba aún más estrés —Verás... yo, él... nosotros ya.

—¿Pero qué demonios está pasando aquí? ¡Apenas voy llegando y ya estamos discutiendo!—Kardia venía llegando por la puerta de la cocina y le llenó de intriga saber el porqué su hermano menor quien casi nunca se atrevía a levantar un poco la voz, estuviera gritando como loco.

—¡Pregúntale a Shun! ¡Aparentemente besa a chicos que apenas conoce y luego quiere pretender que todo está bien!— Camus forcejeó un poco, con cuidado de no lastimar a Milo quien solamente estaba se limitaba a repetirle que se calmara suavemente en el oído.

Kardia no sabía a quien diablos reprender primero: A ese tal Milo que estaba sujetando con más confianza de la necesaria al cubito o al par de chicos que solamente trataban de suavizar la situación.

—¿Qué demo... ¡Shun! ¿Eso es verdad?— los ojos de Kardia se encendieron con furia y clavó la vista con el otro rubio que al sentir la mirada ardiente de ira sobre él comenzó a encogerse en si mismo.

—Espera... Cálmate Kardia, no es como parece, yo ya...

—¿Tú ya qué?— el peliazul sabía que estaba mal hablarle de esa forma al conejito pero estaba tratando con todas sus fuerzas no rostizar a ese pato engreído.

—¡YO YA LO CONOCÍA!— la presión de que no lo dejaban hablar, lo impulsó a gritarles a los dos quienes se sorprendieron al grado de que Camus dejó de forcejear y todo se sumió en silencio. —Lo conocí en la primaria... ¿Hyoga Saldassud? ¿A caso no recuerdan ese pobre niño que amenazaban todos los días con la mirada? ¡Pues es él! Hyoga y yo siempre estuvimos en contacto todo el tiempo en el que se fue a Siberia aunque antes de irse me confesó que había estado enamorado de mí desde que nos conocimos ¡Es por eso que lo besé!

El silencio continuo a la confesión se volvía poco a poco más entumecedor, nadie dijo nada en los siguientes 10 minutos y Shun estaba rezando internamente para que sus hermanos no quisieran hacer puré a su recién llegado novio.

Sonrió tontamente por la mención de esa palabra, le encantaba pensar que era la relación que llevaba con su pato desde hace tiempo y al darse cuenta de ese gesto de alegría, Kardia no pudo evitar perder la cabeza.

—¡¿Acaso eres idiota?! ¡¿Por qué no dijiste esto antes?! ¡Somos una familia Shun! y una familia no guarda secretos— Kardia le miró dolido y Camus encogió un poco los hombros.

—Yo... no lo sé, quería decírselos en cuanto le pusimos una etiqueta a nuestra relación pero solo quise esperar a que volviera para hacerlo formalmente en carne y hueso.— Shun sintió un pequeño malestar en su pecho, las palabras de su hermano le habían hecho sentir culpable y ahora no sabía como enmendar la situación. —No creí que esto les importaría tanto.

—¿De qué hablas, torpe? ¡Eres nuestro hermano menor! Cualquier cosa que te pase nos importa, sea buena o mala, y el hecho de que tengas novio no es...

Kardia no pudo terminar su oración por el fuerte portazo que se escuchó en toda la sala de estar, poco a poco y uno a uno fueron posando la mirada en quien estaba en la puerta: el último en hacerlo fue Shun quien estaba rogando que no fuera su padre el de la puerta.

Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora