Hoyo.

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Confirmado.

El Miércoles sería el peor día de todos. Y no lo decía porque debía ir a la estúpida escuela a pretender que le interesaba lo que los profesores les exponían, tampoco por estar con un pie en el fin de semana y otro esforzándose por terminar vivo la semana porque para él todos los días eran iguales y puede que tuviera la razón... Hasta que conoció a ese chico de cabello azul y alborotado.

El día anterior había disfrutado de su dulce compañía hasta cerca de las diez de la noche cuando su hermano menor le llamó diciendo que su padre iría a buscarlo y se lo llevaría a rastras si no se aparecía en su casa pronto después de acompañarlo a su departamento donde Albafica aún no llegaba,  el bicho salió disparado a su hogar despidiéndose como todo un caballero, dejándolo casi suspirando como adolescente hormonal. Se quedó esperando a su compañero con la esperanza de poder hablarle de ese chico que lo tenía totalmente cautivado pero se quedó dormido en la barra de la cocina con su cuarta taza de café a la mitad; Albafica no se apareció hasta las tres de la mañana y sin reparar en su compañero desparramado en la barra, se fue a dormir con una gran sonrisa en el rostro.

Asmita se sorprendió al verlo por la mañana cuando iba a preparar su exquisito té de Chai para ofrecérselo a sus compañeros y poder hablarles de lo que había pasado con Deuteros pero todo eso se esfumó al ver al peliverde tirando baba en la cocina, con mucho trabajo logró despertarlo y mandarlo a tomar una ducha en lo que él preparaba el desayuno.

Después de salir del baño con la cara como zombie, se sentó en la mesa a comer mientras le contaba al rubio sobre lo fabuloso que le parecía ese chico, todo lo que hablaron y como lo atravesó una extraña corriente eléctrica cuando besó su mano al despedirse. El hindú solo lo escuchaba atentamente con una sonrisa en el rostro al escucharlo tan entusiasmado, las horas pasaron como agua y ellos dos seguían en su plática sin reparar en la hora que era.

—Entonces... ¿Te disculpaste?— los colores le subieron por el rostro al rubio.

—Sí y la verdad... Tenían razón, pude ver en sus ojos cuanto le había lastimado lo que dije y tuve que comprarle tres cafés y una dona para que aceptara mis disculpas pero ahora que lo pienso tal vez solo estaba tomando partido de la situación.— llegó al punto demasiado tarde —Es un chico muy divertido y dice cada ocurrencia que de verdad me impresiona que no tenga pretendientes a parte me contó varias cosas de los chicos y puede que esto te sea útil, Kardia en realidad adora con su vida las manzanas tanto que las come todo el tiempo e incluso lleva casi una bolsa repleta de ellas para comerlas en clase... y me ha contado que solían ser muy amigos entre todos pero todo cambió cuando ganaron la primera vez la feria porque, bueno, los demás se pusieron celosos y los comenzaron a molestar hasta que se apartaron de todos.

—Wow... No lo sabía y ni lo imaginaba.

—Lo sé, tampoco yo ¿Quién diablos carga una bolsa con manzanas?— Asmita le sonrió juguetón y estaba a punto de reír cuando por encima del hombro de su compañero vio la hora: 7:30

—¡Asmita! Ya es tardisimo, debemos irnos ya— corriendo fue a tomar sus cosas a toda velocidad tomando de la mano al rubio y arrastrándolo con él sin siquiera echar un vistazo a la habitación de Albafica que dormía como tronco aún.

Al llegar al campus, la clase ya había iniciado y de ninguna manera Cardinale los dejaría entrar mucho menos por su repentino desprecio hacía ellos tres así que fueron a esperar al patio trasero donde los chicos de biología tenían algo parecido a una práctica de basquetbol, se sentaron en las gradas y buscó con la mirada a Kardia quien estaba hablando con una chica de cabellos largos y negros y otra de cabello lila y unos preciosos ojos verdes. Sus manos comenzaron a sudar, su estómago se revolvió y su saliva se tornó amarga, de repente estaba molesto. Molesto con él por hablarles, molesto con el mismo por hacerse el difícil, molesto con ellas por siquiera posar su asquerosa mirada en SU chico.

—Deggie... ¿Estás bien?— Asmita veía algo preocupado la expresión de su compañero, se había percatado del aura de agresividad y molestia que estaba destilando sin embargo, el otro ni siquiera lo escuchó.

—Esas malditas... Ya verán...— los nudillos de Degel estaban completamente blancos y susurraba insultos y maldiciones entre dientes y uno que otro en francés pues cuando estaba molesto, se olvidaba completamente de hablar en griego y retornaba a su lengua madre. Asmita dedujo la situación y sonrío con diversión.

La cosa se calmó un poco cuando continuaron la práctica después de que las dos chicas se fueran, solo veían como pasaban el balón del uno al otro para simular que estaban jugando aunque el par de gemelos trataba de lucirse ante la mirada de Asmita que solamente suspiró aburrido y giró la mirada.

—¡Hey! U...ustedes... Uff...— Albafica venía subiendo las gradas con el aspecto de haber corrido un maratón —¿Por...por qué no me despertaron?

Se sentó al lado de ellos y soltó el suspiro que llevaba reteniendo durante su trayecto.

—Se nos hizo tarde jeje.

Albafica no dijo nada más y recuperó sus fuerzas para poder sentarse correctamente a observar, el cangrejo lo saludó efusivamente con la mirada completamente iluminada y con una gran sonrisa en el rostro que le hizo ruborizarse con fuerza para devolverle el saludo con una tímida sonrisa.

—Alguien se la pasó muy bien anoche.— Asmita se burló provocando que su sonrojo aumentara.

—No digas tonterías buda, solamente anduvimos por toda la ciudad hablando y curioseando por ahí— su mirada se perdió un poco al hablar cosa que enterneció a sus compañeros que volvieron a molestarlo.

Todo iba muy bien, a pesar de haber llegado tarde.

Pero al sonar el timbre todo se fue al diablo.

Los chicos de biología comenzaron a acercarse a tomar sus cosas pero Kardia y Manigoldo estaban demasiado sudados pues eran los únicos que sí parecían querer jugar, ambos se quitaron la camisa y se vaciaron la botella de agua en la cara, dejando que las frías gotas recorrieran sus calientes músculos.

Al principio, Degel y Albafica no sabían a dónde mirar y Asmita jura que vio algo de baba salir por la boca de ambos pero todo se arruinó al levantar la vista y ver como todos los chicos y en especial esas chicas se los comían con la mirada y esos dos ni en cuenta.

Furiosos, se levantaron de las gradas y se fueron a sus respectivas clases mientras que Asmita luchaba con la necesidad de romper en carcajadas.

Esos dos estaban cayendo en el hoyo y ni siquiera sabían que ya habían tropezado.




*^*^*^*^*^*^*^*^*

Holaaaa!
¿Cómo están? 😄 Espero que bien.
Bueno, solo quiero disculparme si la actualización no es muy buena, sé que esta historia tiene más trasfondo y me disculpo por eso.

Gracias por leer. ❤️

Los quiero.
Bye 😋

Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora