Bromas pesadas

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Bueno, tal vez ese lo clasificaría como el peor día de toda su vida.

Todo había comenzado bien, llegó a tiempo al campus luego guardó sus cosas en su casillero y después fue al salón de clase con los ánimos por las nubes ¡Había progresado con Degel! eso le llenaba de felicidad el corazón aunque no fuera mucho su avance pero algo es algo; la cosa empezó a cambiar cuando se sentó en su silla, sintió algo húmedo extendiendosele por todo el trasero sin embargo no quiso levantarse para comprobar que alguien había puesto algo en su silla, duró toda la hora pensando en la paradoja de cómo iba a levantarse para la siguiente clase mas nada se le ocurrió. Al momento de cambiar las clases fue el último en salir y vio la gran mancha roja que había en su banca perosu suplicio no terminó ahí, porque se tropezó en la cafetería causando que toda la comida se le quedara en el cabello y para rematar en el laboratorio le cambiaron los ingredientes de la práctica por óxido de hierro y aluminio en polvo provocando una explosión por la que tuvo que asumir la responsabilidad total del accidente.

Por lo menos no había estado solo, Manigoldo había estado a su lado en cada tragedia e incluso le llovieron peor a él: cuando llegó al salón (tarde) entró corriendo sin reparar en el trozo de cinta que alguien había pegado así que cayó de espaldas con la cinta en la frente, se le rompió el pantalón, le aflojaron los tornillos de la silla y cayó de espaldas (de nuevo) además de que al salir de la última hora por encima de la puerta había una cubeta llena de pegamento de brillos que le cayó de lleno en la cabeza.

Le ayudó como pudo a quitarse esa cosa de la cabeza y después se dirigieron a reunirse en la entrada con los chicos, totalmente llenos de vergüenza.

—¡Por los dioses! ¿Están bien?— ambos chicos se acercaron para revisarlos detalladamente y corroborar que no estuvieran lastimados o algo peor.

—Estamos bien... solo que alguien se pasó de la raya.— Kardia bajó la vista con un ligero sonrojo en sus mejillas, le llenaba de pena que Degel lo viera así.

—Hey, no te preocupes... no fue tu culpa.— el galo había captado la repentina acción del bicho y le tomó de los hombros para buscar sus ojos y transmitirle un poco de amabilidad, luego le depositó un pequeño beso en la mejilla y lo envolvió en sus brazos para reconfortarlo.

—Esos imbéciles no se saldrán con la suya.— Manigoldo se lanzó como niño pequeño a los brazos de Albafica que solamente sonrió y lo envolvió en sus brazos.

—No hoy cangrejo, solo quiero ir a casa.

Algo se removió en el interior de Degel al escuchar la voz exhausta y desanimada de Kardia y se juró mentalmente que haría todo lo que estuviera a su alcance para borrar cualquier rastro de ese horrible día.

—Vamos, mon ange, todo va a estar bien ¿te parece si te invito a comer?— Kardia solamente hizo un mohín que le pareció muy tierno al cubo y lo envolvió en sus brazos de nuevo.


Mientras que a lo lejos un par de peliblancos se retorcían de la ira: el tiro les salió por la culata.


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—Ya basta, suéltame de una vez.

—Vamos enano, no era para tanto.

—Para mí sí lo fue.

—Oh por favor.

La escena de la biblioteca era demasiado graciosa como para poderla ignorar: Krest tenía colgado a la pierna al bicho que traía una bolsa llena de bisquets de chocolate quien trataba de contener sus impulsos de tirarlo al suelo y hacer que lo escuchara de verdad.

—Agh! Ya me disculpé como treinta veces ¿Qué más quieres que haga? Hasta te traje estos malditos bollos que tuve que pagar con mi dinero. ¿Quieres que me humille? lo haré, lo prometo, solo... deja de comportarte como un imbécil.

—Hey! Él que empezó todo este papel del imbécil fuiste tú, así que mejor no digas nada.

Krest se paró en una estantería para poder buscar el volumen que necesitaban para completar la investigación para poder empezar a redactar y terminar con su fastidio de una vez por todas pero el gigantesco libro era demasiado grande y pesado para él así que con un poco de dificultad lo bajó del estante con toda la fuerza que tenía pero sus manos no calcularon bien el peso y se le resbaló de las manos directamente hacia su cara, el cubo solamente cerró los ojos para esperar el golpe que nunca llegó y cuando poco a poco abrió los ojos para darse cuenta que el moreno se había levantado para detener el inminente golpe.

—Deberías actuar en vez de paralizarte.— con un ágil movimiento le entregó el libro y los bisquets encima de éste. —¿Puedes cubrirme el día de hoy? Tengo que hacer doble turno en la cafetería.

—Sabía que esto tenía alguna trampa.— Krest solamente asintió con la cabeza y soltó un bufido de fastidio—Yo te cubro.

—Gracias enano, te debo una.— le dio un inmenso abrazo que le provocó un ligero sonrojo por la cercanía que había en ese momento. —¿Te parece si te invito a comer para compensarlo?

—No me vas a comprar con comida, Antares.

—¿Qué tal con más bisquets y un café?— levantó una ceja y lo vio divertido.

—Tal vez lo considere.

Zaphiri únicamente rió con fuerza y le regaló un guiño coqueto antes de irse, Krest solo negó con la cabeza y se dirigió a la mesa donde su asesor ya lo estaba esperando.

Pasó la tarde escuchando los reproches y regaños de su encargado para después corregir todo, poner notas importantes en cada punto, explicar a fondo sus argumentos y darle bases a lo que estaban a su investigación todo esto lo hizo con la mentalidad de hacer pagar a Zaphiri por el exceso de trabajo al que se había sometido por su culpa.

Después de lo que le parecieron horas, terminó de acomodar sus cosas y estaba a punto de irse hasta que se dio cuenta de que era demasiado temprano para llegar a casa, no quería enfrentarse a su solitario lecho aún, el frío de su cama y el silencio de las habitaciones le provocaban demasiada nostalgia, Degel ya le había insistido muchas veces que no debía estar solo y había suficiente espacio para él en el apartamento donde residía pero el sentimiento que le invadía al pensar en mudarse de la pequeña casa donde había vivido todos los momentos especiales de su vida era lo que lo ataba a darle una negativa a su hermano, solamente residían ahí su medio hermano y él, solo que el primero casi nunca estaba en casa.

Así que decidió sacar el viejo libro que el fastidioso bicho le había entregado y se dispuso a leer: encontraría la broma o la indirecta en cualquier momento.

Y se la regresaría con mucho gusto.




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Holaaa! ❤

¿Cómo están? Espero que bien :D

Perdonen si en algunas partes no tiene mucho sentido lo que está pasando pero me estoy muriendo de gripa e infección en la garganta xc así que el dolor de cabeza no me deja inspirarme a gusto jejeje.

Espero que les guste c:

Nos leemos luego, los quiero.

Bye ❤

Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora