Brutalidad

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Admitió que fue divertido ver como Minos y Unity se retorcían de la comezón después de ponerse la ropa con el polvo pica pica que con mucho gusto les había prestado a sus futuros cuñados porque para él, Fica y Degel eran más que sus amigos por el simple hecho de que lo hayan aguantado a lo largo de esos 2 años en los que había decidido instalarse en el apartamento.

Él sabía que era un amargado sin remedio pero esos chicos lograron sacarlo de su auto impuesta barrera de antipatía donde se había encerrado desde que el pequeño Shaka había caído en el sueño eterno por aquella Malaria mal atendida: su pequeño hermano, su alma gemela, su otra mitad había perecido justo ante sus ojos quedándose como el único sobreviviente de los gemelos Spica y... por todos sus años de vida siempre se preguntó ¿por qué les pasó eso? entre tantas personas ¿por qué la vida había arremetido con lo único que lo sacaba de su miseria? Tal vez por esa razón terminó estudiando antropología.

Caminó perdido en sus pensamientos hasta la pequeña tienda de antigüedades donde al entrar saludó con la mano a su hermano mayor, el pelirrojo salió detrás del mostrador y fue a darle un fuerte abrazo para después saludarle como dictaba sus tradiciones.

Namaskaram, bhai-ya.

Namaskaram, cho-ta bhaa-e.

Tal vez, esta era la parte que sus amigos nunca llegarían a comprender: sus tradiciones marcadas y su estricta religión que predicaba en su confinada habitación.

Esta era la parte que siempre guardaría para él.

—Debo irme Asmita, se hace tarde y el amargado de mi jefe de la fabrica no tolera la impuntualidad.— recogió sus cosas con celeridad, le dio un veloz beso en la frente y salió sin despedirse.

Shijima trabajaba a sol y sombra para poder mantener la pequeña tienda que sus padres les habían dejado como herencia después de morir: las mañanas las pasaba en el local, la tarde en una fabrica de juguetes y la noche en un almacén haciendo los inventarios. Por su tiempo tan reducido y la soledad a la que sometía su tienda le había pedido al rubio que lo ayudara por las tardes después de decirle que ya no podría quedarse más tiempo con él por su presupuesto del cual la mitad se la daba a él como paga por su trabajo ya que, irónicamente, había más personas que compraban artilugios en presencia de Asmita: Tal vez por su aspecto angelical o cualquier otra estupidez superficial.

Salam Alaikum, bhai-ya.— resopló con pereza y se dispuso a trabajar, dejó sus cosas en la pequeña habitación donde su hermano residía, detrás del mostrador para luego tomar el sucio trapo de la mesa y sacudir todo el local. —Vaya, que hoy no hay mucha gente.

Empezó a tararear una de las tantas canciones que Degel le había contagiado mientras hacía su trabajo de limpieza; cuando estaba por terminar la campana que anunciaba la entrada de algún cliente sonó, enseguida trató de guardar los utensilios en el pequeño almacén de la derecha y se limpió las manos en su pantalón.

—Buenas tardes ¿puedo ayudarlo en algo?— sin levantar la mirada se posó detrás del mostrador.

—Sí— al escuchar aquella repentina voz, levantó la cabeza con estupor pues ahí enfrente de él estaba el divertido peliazul con una expresión de turbación y nervios que eran bastante obvios para poder esconderlos.

—Wow, eres la última persona que esperaba ver algún día por aquí—le sonrió.

—Bueno... yo... solo quería...

—¿Si...?— trató de aligerar un poco el ambiente, nuevamente estaba ahí ese sentimiento tan atípico que se apoderaba de él cuando tenía cerca al heleno de géminis y en realidad, no tenía cabeza para pensar en eso pues estaba bastante ocupado haciéndose sentir miserable como todos los días a esa hora. —¿Es muy importante para venir hasta mi trabajo a buscarme? ¿No pudiste esperar hasta mañana?

Las facciones del gemelo se endurecieron al igual que las de Asmita, no estaba para juegos.

—Tendremos una cita el domingo, así que no hagas planes.

—¿Quién te dijo que yo saldría contigo el domingo?—logró pronunciar después de un momento de estupefacción.

—Yo lo dije.—Deuteros se giró para salir, no sin antes regalarle una ligera sonrisa. —Te veo en el parque del centro, el domingo a las 4.


Sin dejarlo refutar su propuesta, salió del local.



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No le desagradaba para nada que su hermano se la llevara bien con su mejor amigo ya que tenía planeado presentarlo ante su familia un día de estos porque bueno, Afrodita fue el único de todos los zopencos de su clase que se atrevió a dirigirle la palabra a pesar de su aspecto de truhán.

Lo que de verdad le molestaba, era el constante coqueteo que este le daba al tarado de su hermano quien ni siquiera se inmutaba y hasta parecía estar disfrutando de ello.

—¿Haces pesas? ¡Porque tus brazos son muy grandes!

Por otro lado, cierto peliceleste a lado suyo estaba a punto de sacar a su consanguíneo  a patadas por meterse con el chico que lo obligó a aprender maniobras de defensa personal para que pudiera redimirlo de la ignominia que le hizo pasar.

Mientras que Kardia y Degel estaban casi a reventar de la risa y es que tan solo de ver las expresiones del par de celosos les provocaba un ataque de risa simultaneo pues desde que llegaron al local no habían hecho más que refurfuñar, quejarse y soltar resoplidos cual toro encolérico.

No fue hasta después de ordenar su comida que decidieron tener clemencia de su pesar así que Degel sacó una pluma y escribió una pequeña frase para después deslizarla con disimulo hacia los que casi estaban verdes de celos.

Albafica vio la servilleta con singularidad y la desdobló para poder leer el breve mensaje que el cubo le había enviado: Deja de hervir en celos y trata de apartarlos.

Una idea surgió de su mente y sonrió con malicia para después darle un codazo a Deathmask posteriormente de haber llamado su atención se acercó a susurrar en su oído con la mirada del cangrejo mayor en ellos.

—Necesito tu ayuda para separarlos así que vamos a pagarles con la misma moneda ¿de acuerdo?— el peliplata solamente asintió y se dejó llevar por el ingenio del pisciano.

Manigoldo estaba algo hostigado por la cercanía de Afrodita y su constante conversación pero no quería parecer grosero ni descortés al botarlo por su hermano quien había comenzado una amena conversación con Deathmask.

—Jajaja ¿nunca has comido las papas fritas con el helado de este lugar?

—Eso es asqueroso.— arrugó un poco la nariz en desagrado.

—En eso estoy en desacuerdo contigo, mi querido Fica. — lo tomó de la mano para depositar un beso en el dorso de la mano dicho acto causó la repentina pausa del parloteo de Dita y el enrojecimiento de Manigoldo por el coraje. —Así que debo mostrarle que lo equivocado que está, mi preciosa rosa.

Esto era demasiado ¿su preciosa rosa? ¿no era así como le llamó aquella vez donde lo encontró llorando en los baños del instituto por las malditas burlas de los decerebrados de su colegio? ¿no era así como lo tenía registrado en su teléfono? enojado, se separó del cangrejo mayor que no estaba de lejos por explotar de ira. Se sentó en medio de ellos y le dio una mirada cargada de desdén a su hermano mayor quien le devolvió la mirada como diciendo: Tú empezaste esta guerra; para después girarse a abrazar al peliplata quien estaba teniendo el mismo duelo de miradas con Manigoldo cuando repitió la acción de Afrodita y envolvió en sus brazos a su Albafica.


Entretanto, el bicho estaba atragantándose con una papa frita y Degel le daba pequeños golpes en la espalda para poder ayudarlo. No fue buena idea comer mientras veía la comedia romántica que tenía enfrente.




Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora