El plan fracasó

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—¿Qué pasa Krest? ¿Otra vez pensando en algo más para quejarte de Antares?—el galo solo le dio una mirada asesina y volvió a su deliciosa y caliente bebida.

Había planeado salir con Itia, su mejor amigo a la cafetería del centro donde siempre había bisquets de chocolate calientes y el mejor mocacchino que en su vida había tomado, todo era perfecto: había llegado justo a tiempo para poder ser de los primeros en comprar los pedazos de cielo que ahí vendían pero al llegar a la caja casi palideció, ahí parado en frente de él estaba ese maldito de piel acanelada y sonrisa salvaje. Casi se va de espalda cuando lo vio pero ya era demasiado tarde para echarse para atrás ya que era el siguiente en la fila y cuando el otro lo vio, una sonrisa divertida se le plasmó en el rostro.

—¡Qué sorpresa!¿Qué haces aquí enano?— Zaphiri se inclinó en la barra mientras que Krest solo gruñó para sus adentros.

—No me llames así.

—Vale, vale...perdón.— alzó ambas manos en son de paz y se giró a la despachadora sin mirarlo. —Mocacchino y un bisquet de chocolate ¿a que sí?

Antes de poder si quiera decirle algo, el moreno ya se había girado para poder cobrarle.

—Son 3 euros, por favor.— se giró a verlo con una sonrisa deslumbrante que en cierto modo lo descolocó.

—A...Aquí tienes.— le entregó el dinero con algo de torpeza.

—Gracias, en un minuto te lo llevo a la mesa.— sin más que decir se internó dentro de la cocina, dejando a un aturdido cubo que robóticamente fue a sentarse al lado de Itia quien le saludó con entusiasmo, casi al instante ambos se internaron en una plática bastante amena sobre lo que estaban haciendo actualmente y como les iba con la tesis a ambos hasta que al la balanza le dieron ganas de ir al baño y extrañamente, en ese momento se acercó el bicho a entregarle su pedido ya con ropa normal, sin uniforme.

—Aquí tienes, enano— con cuidado puso la comida en la pequeña mesa donde estaba sentado —Bien, espero que sea todo porque ya acabó mi turno de hoy.

Se colgó su mochila al hombro y estaba a punto de alejarse cuando instantáneamente se dio la vuelta apresurado.

—Oh! Lo olvidaba— abrió su mochila y rebusco entre sus cosas, sacando una vieja copia de un libro que no pudo ver su titulo. —Olvidé darte esto ayer después de la sesión, tómalo como un regalo de mi parte.

Dejó la copia en la mesa y le sonrió para después salir con su radiante sonrisa a las cálidas calles de ese hermoso sábado. Pensó en guardarlo y devolvérselo cuando lo viera, decirle que no necesitaba nada de él, ni de su estúpida belleza de Adonis ¿Por qué le había dado un regalo? ¿No lo odiaba por acusar a sus amigos? Si hasta le hablaba con monosílabos después de esa discusión... pero la curiosidad lo había picado y como si el pequeño libro fuera un bebé lo giró para ver la portada donde se podía leer "Del amor y otros demonios" y más abajo su autor "Gabriel García Márquez".

Bien, nunca había sido fanático de los autores latinoamericanos pero suponía que si provenía de manos de ese chico había de dos: era una señal o estaba burlándose de él. 


Cuando Itia volvió, se encontró a Krest con la nariz en medio de ese gastado libro.



*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

No podía estar más nervioso.

Si bien tenía todo bien planeado y calculado como solo las matemáticas podrían estimar, sus nervios le hacían pasar una mala jugada como siempre.

Se verían a las 2:00 en punto al lado de la fuente del centro y de ahí, irían al pequeño restaurante donde trabajaba su primo, comerían y luego irían a un largo recorrido a la Acrópolis de Atenas que les había costado los ahorros de su trabajo en el restaurante.

Tomó su chaqueta y salió de su hogar, cerrando la puerta con llave tras él. Por lo general, los fines de semana eran para sumirse en su habitación, buscando cualquier cosa que le calmara su sed de sabiduría y no salir hasta el domingo por la mañana donde iba con su familia al parque para poder encontrarse con todos su amigos y conocidos, podría decirse que había hecho un sacrificio de los grandes al salir de su habitación hacia el baño para ducharse por suerte no estaba ni su padre ni su hermano que si no, las burlas no hubieran terminado.

Dobló la esquina y siguió derecho hasta la casa del bicho, desde donde estaba podía oir los gritos de Camus y Escarlate que aporreaban la puerta de Kardia para que bajara el volumen de su música. Sonrió para sus adentros, por algo eran tan buenos amigos y es que ambos tenían la costumbre de tener todo el tiempo canciones pegadas a la cabeza e incluso antes de que todo pasara, solían tener una banda con Deuteros como baterista, El Cid con el bajo y Dohko con el teclado pero bueno, eso era historia.

Kardia estaba hecho un desastre pues no sabía que demonios usar, rebuscaba entre la ropa y entre su ropero hasta que por fin se puso unos jeans negros ajustados, una camisa gris y sus converse rojo brillante de la suerte para rematar, tomó prestada la gorra negra de su hermano mayor.

Manigoldo lo esperaba en la estancia, hablando animadamente con Shun que parecía demasiado frustrado al no entender con claridad toda la mierda de calculo que le habían dejado por tarea y después de explicarle cinco veces como se saca la pendiente de una parábola, tomó el cuaderno y corrió con mucho animo a su habitación.

Ambos chicos partieron al encuentro entre risas y bromas que solo ellos podían entender, en el camino encontraron a Zaphiri como siempre con la cabeza sumida en un libro nuevo y los audífonos puestos que si no le gritaban en el oído ni siquiera los hubiera visto, él era la viva prueba de porque les apasionaba tanto la música puesto que habían sido criados por alguien que tenía una gran extensión de géneros musicales sin tener confrontaciones mentales sobre lo que sí y lo que no; les dio un par de palmadas en el hombro y una sonrisa pícara para apaciguar sus nervios que estaban completamente reflejados en su rostro.

Llegaron 2:10 para no verse tan obsesivos con la puntualidad y se sumieron en un silencio reconfortante mientras esperaban.

2:15. Su mirada se perdía entre la gente.

2:20. Comenzaron a preocuparse de verdad.

2:25. Su estómago comenzó a doler.

2:30. Ignoraron la incertidumbre que se les incrustó en el pensamiento al no ver señales de sus citas.

2:35. Ninguno se atrevía a articular ni una palabra.

2:40. No necesitaron esperar más y como bien decía Sage: al buen entendedor pocas palabras.

2:45. Se despidieron con la mirada y cada uno recorrió caminos diferentes.

3:00. Ambos azotaron la puerta de su habitación al llegar, llamando la atención de los familiares presentes.



Mientras que un par de chicos se hundían en la vergüenza y humillación de haber sido tan idiotas.





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Holaaaa!

¿Cómo están? Espero que bien! :D

Perdónenme por hacer sufrir a mis pequeños pero la verdad me siento casi igual de machacada que ellos y si yo sufro, ellos sufrirán conmigo jejeje

(no es cierto, es broma no puedo ser cruel con ellos {aunque trate} xd)

Gracias por leer c:

Los quiero, Bye ❤





Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora