Preocupación

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—Da vuelta a la izquierda.

El pelirrojo miraba el mapa que sostenía entre las manos mientras le daba indicaciones al rubio quien estaba manejando.

Su pequeña cita se vio interrumpida con el espontáneo regreso de su hermano más pequeño y le preguntó a Camus si podía acompañarlo a cambio de recompensarlo con una salida al acuario.

Estacionaron el auto y se dirigieron al interior del aeropuerto, revisaron las pantallas pero se dieron cuenta de que el vuelo que esperaban estaba retrasado así que decidieron ir a comprar algo para comer.

Llegaron a un pequeño local de donas y Camus se acercó a ordenar mientras Milo intentaba llamar a su hermano.

—Buenas tardes ¿puedes darme dos grandes de canela? Por favor.

Rebuscó el dinero que llevaba en la bolsa de su pantalón, murmurando maldiciones para la persona que había hecho tan apretados sus jeans mas se llevó una gran sopresa cuando el chico que atendía lo estaba mirando con los ojos como platos y una mueca de sorpresa; intrigado, se acercó a preguntarle si todo estaba bien.

—Eh... ¿pasa algo?

—Uh? Oh! Lo siento, es que... no muchas personas son tan amables como tú y la verdad, me tomó desprevenido jeje.

El español le sonrió con amabilidad y procedió a darle su pedido, ademas de que le dio un frape en agradecimiento , algo a lo que desde luego se negó pero el peliverde insistió en que se lo quedara.

—No hay muchas personas como tú, así que aceptalo como un cumplido.

Camus sonrió y un ligero sonrojo tiñió sus mejillas mientras que en la puerta un furioso escorpión veía la situación hirviendo en celos, a paso veloz se acercó al pelirrojo y lo tomó de la mano.

—Vamos, Cam— le dedicó una mirada de desprecio al peliverde —Hyoga ya debe estar por llegar.

Puso su mejor postura de macho y salió del local con el cubo a rastras detrás de él, aunque el sonrojo del cubo se hizo más intenso cuando procesó la información de lo que acababa de pasar.

—Bien, ahora solo hay que esperar.

Una sonrisa se le formó y Camus le tomó la cara con una mano para depositarle un beso en la mejilla.

—No hacía falta que fueras tan tosco.

—Ya lo sé, pero no puedo evitarlo.— el rubio bajó la mirada y le dio una mordida a la dona que recién notaba en su mano. —Oh! mira, parece que ahí viene.

Milo señaló con el índice a un pequeño rubio de ojos azules con el cabello corto y una sonrisa bastante peculiar algo que removió el corazón de Camus: era tan bonito que te daban ganas de abrazarlo y no dejar que nadie lo lastimara.

—Eh! Milo.— se acercó con una gran sonrisa para abrazarlo mientras que el pelirrojo seguía viéndolo como si fuera un pequeño niño —Te he extrañado ¿Cómo está mi hermano favorito?

—Je, deja de ser tan hablador pato.— le quitó la maleta de la mano y se colgó la mochila en el hombro para luego girarse a encarar a Camus  —Hyoga, él es Camus es mi... amigo y Camus, él es mi hermano Hyoga.

—Es todo un gusto conocerte.— el cubo le sonrió.

—Lo mismo digo ¿Cómo te trata el gran escorpión?

Ambos chicos se olvidaron completamente de que Milo venía detrás de ellos por enfrascarse en una extensa conversación sobre como era Siberia y su estancia en el país de los hielos tanto que lo dejaron parado a la mitad del cruce de peatones donde casi muere atropellado.

Comenzaba a arrepentirse de la idea sobre presentarlo a su familia.

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¿Por qué no contestaba sus mensajes? ¿Qué había hecho mal? ¿A caso estaba molesto por que él aún no le había dicho nada sobre ser una pareja formal como había hecho Kardia con Degel?

Manigoldo estaba sentado en su cama con la vista fija en un zapato y sumido en sus propios pensamientos ya que últimamente Albafica no contestaba sus mensajes y comenzó a ausentarse de clase, algo que sin duda lo tenía preocupado.

Degel también estaba muy alterado por esta situación porque ya habían pasado tres días desde que su peliceleste no aparecía y según Afrodita tampoco estaba en casa de su tío Amor.

Nadie había sabido del paradero de Fica desde el día en que Sasha lo acoso con preguntas sobre su verdadera relación con éste y cuando le dijo que le gustaba se le abalanzó gritando como loca que formarían una pareja adorable.

Desde ahí prefirió evitar a la loca esa.

—Mani, dice Sage que bajes a...

Las palabras de su hermano menor murieron en cuanto vio la mirada tan cargada de preocupación, la verdad aquél peliceleste le cayó muy bien incluso valoró que si no hubiera conocido antes a su adorado Dita, sin lugar a dudas lucharía por él... pero eso no pasaría porque desde hace una semana, después de todo ese espectáculo de celos inminente, había terminado con los labios de su rosa en los de él, formalizando la relación intancta que nunca se atrevían a discutir.

—¿Estás bien?— Deathmask se acercó a él y puso una mano en su hombro, algo que lo sobresaltó.

—Oh, lo siento ¿dijiste algo?— le sonrió como si no hubiera pasado nada.

El peliplata soltó un bufido, ni con la marea encima dejaba de ser tan terco, así desde que él había nacido y estuvo a punto de sufrir un accidente de auto por culpa del mayor.

—Manigoldo deja esta faceta de chico rudo y dime lo que te preocupa, sabes lo que pasará si no lo haces.

El cangrejo mayor se detuvo en la puerta y poco a poco se giro para encarar a su hermano. Tenía razón, si no lo hacía terminaría en el hospital por los ataques nocturnos de ansiedad  que realmente ya no podía controlar.

—Estoy... preocupado por Albafica.

—¿No te ha llamado?

—No, desde hace tres días nadie sabe nada de él y eso me esta carcomiendo vivo.

Se abalanzó a su hermano y lo rodeó con sus brazos mientras que el menor sobaba su cabello susurrandole palabras de aliento.

—Todo estará bien, ya lo verás.

Las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas y sus hipeos se volvieron más fuertes seguidos de unos cuantos sollozos.

Su padre se acercó a la puerta y se unió al abrazo colectivo hasta que el mayor se durmió entre los dos.

—¿Qué pasó?

—Es Albafica, no lo encuentran por ningún lado Afrodita está mucho peor: tiene el pequeño presentimiento de que algo malo le pasó.

Sage tragó con dificultad.

—Esperemos que no sea eso.— le dedicó una última mirada a su hijo mayor y se dio la vuelta. —Y si es así, va a destrozarlo completamente y ésta vez no podremos sacarlo del hoyo.

Cerró la puerta tras de él y caminó a paso rápido hacia su despacho: si la policía no hacía su trabajo, él lo haría.

Todo por sus pequeños cangrejos y la felicidad que reinaba en la casa desde que Manigoldo había conocido a ese chico.




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Mil y un disculpas por actualizar hasta ahorita 😢 la verdad no tengo otra excusa que me fui de vacaciones a la playa y mi familia no me dio tiempo para escribir.

Pero ya estoy aquí de nuevo 😝❤ con esta historia tan loca y llena de maníacos.

Espero que les guste el capitulo y de nuevo perdón 😓

Los quiero 😆

Bye ❤

Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora