Agua y Posiciones

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Ya vería ese griego bruto

¿Quién narices se creía ese idiota para ordenarle salir en su domingo?

El día que más anhelado de toda su semana para ir a visitar a su pequeño gemelo al cementerio de la ciudad donde le contaba lo que le pasaba en toda la semana: sus anécdotas divertidos y una que otra pena que le agobiaba, le llevaba flores y algún pequeño juguete o dulce que compraba en la tienda posterior.

Tenía pensado en dejarlo plantado, pero sabía que no era tan cruel para hacer semejante barbaridad así que ahí estaba: sentado en una pequeña banca del gran parque del centro, mascullando maldiciones hacia el gemelo quien lo veía con una sonrisa burlona al caminar por la acera de enfrente y cuando se acercó solamente le sonrió con más intensidad.

—¿Te hice esperar mucho?— el rubio le vio con fastidio.

—No, pero me gustaría que tomaras en cuenta mi respuesta antes de invitarme a algún lugar.

—Lo siento, a veces puedo ser muy bruto.— encogió los hombros y tomó al hindú de la mano. —Vamos, si estas muy ocupado será mejor darse prisa.

Las palabras del peliazul, le hicieron replantear su conducta pues a pesar de que no era lo que tenía planeado ese día, sí quería salir alguna vez con Deuteros y tal vez fue eso lo que lo impulsó a dejarse llevar.

Entraron en un pequeño restaurante adornado con varias macetas colgantes con extrañas y hermosas flores, con luces parecidas a los foquitos que adornan un árbol de navidad, con mesas que eran recicladas de esas grandes cosas de madera que utilizan para enrollar cables y las sillas eran unas preciosas manualidades que dedujo estaban hechos con huacales* envueltos en algodón y forrados con tela de divertidos dibujos y patrones de colores; todo estaba decorado como si fuera una cabaña: no había ventanas lo que causaba que el lugar fuera algo oscuro, lleno de cuadros abstractos y uno que otro póster de bandas o películas de los 90s, añadiéndole que de fondo se escuchaba una tenue melodía que lo incitaba a relajarse.

—Comeremos aquí, si no te molesta claro.— Deuteros sacó una silla para que Asmita se sentara para después tomar asiento justo enfrente de él.

—Es un lugar hermoso, a pesar de que paso todos los días por estas calles, nunca había puesto atención a este lugar incluso creía que era una taberna de mala muerte.— miró a los pocos comensales que soltaban risitas y hablaban animadamente con sus acompañantes o alguno que otro que leía un libro con un té o café y uno en la esquina que escribía con inspiración genuina en su laptop: posiblemente un escritor. —Gracias por la invitación y perdona mi tosco comportamiento de antes.

Deuteros se sorprendió un poco por las palabras del de Virgo, esperaba más reclamos de su parte e incluso que le soltara una que otra injuria. Le sonrió con amabilidad.

—No tienes porqué disculparte, por lo que he observado eres igual de bruto que yo al hablar y dices las cosas como te nacen así que no te preocupes.

Asmita sintió una extraña sensación dentro de él cuando el heleno le sonrió de esa manera tan cálida: había visto muchas emociones transmitidas a través de sus sonrisas tales como diversión, perspicacia, desdén, sarcasmo e incluso algo de crueldad.

Pero nunca le había visto una emoción de esta naturaleza.

Se sintió expuesto, desnudo y ultrajado; como nunca antes se había sentido desde que su familia lo vio quebrarse ante el entierro de su gemelo, recordó como las lágrimas salían cual río y como sus fuerzas lo abandonaban deseando ser sepultado junto con Shaka.

—Hey Asmita ¿estás bien?— Deuteros lo vio preocupado, al parecer tenía la costumbre de perderse en sus pensamientos y arrugar el ceño mientras lo hacía, pero no fue eso lo que llamó su atención si no la mirada perdida llena de melancolía y tristeza que se reflejaba en sus hermosos ojos. —Si te sientes mal podemos...

—No te preocupes, solo... recordé algo.— trató de consolidar su respuesta con una sonrisa temblorosa. —Y dime... ¿Qué fue lo que te motivó a pedirme una cita?

Deuteros ardió en vergüenza, dejando el tema por zanjado y abriendo paso a una conversación llena de chistes malos de parte del griego y risas controladas por el rubio.

Después de comer, fueron a un pequeño mercado de artesanías a curiosear donde el heleno le compró una hermosa figura de plata de un precioso elefante adornado con varias joyas e hilos de oro como ornamento adicional; cabe destacar que Asmita le gritoneó que no se molestara en ello pero, pese a sus protestas, terminó cediendo ante el regalo.

Pasearon por la hermosa bahía de Grecia  hablando de cualquier tema sin importancia que se les viniera a la mente, bajaron a la playa donde Asmita le lanzó agua en la cara al gemelo por burlarse de su forma de arrugar la nariz cuando sonreía, quien le devolvió el gesto con diversión: se enfrascaron en una guerra de agua que con el tiempo terminó por ser de arena hasta que en un traspié, Deuteros cayó en las fauces del gran océano y sin tratar de ocultar su estruendosa risa, Asmita cedió ante sus inmensas ganas de carcajearse.

El heleno quedó completamente prendado de la forma de mofarse que el rubio tenía, el ligero sonido y los extraños ruidos que su nariz hacía al reírse le obligaron a unirse a sus risotadas.

—Tienes una risa muy linda.— habló sin pensar y al otro momento estaba tan rojo como un tomate —Quiero decir... tu risa es contagiosa y ese ruido que hacer con... la forma en la que... bueno, tú...

Al hindú le pareció adorable la forma en la que el moreno se puso nervioso y con algo de pena se le acercó a darle un pequeño beso en la mejilla.

—Tranquilo, sé lo que quieres decir.

Y antes de que pudiera decir algo más una voz se escuchó detrás de ellos.

—Eh! Dulzura.—el porte de príncipe y la blanca sonrisa de Aspros, se llevaron todo rastro del momento anterior —¿Cómo va todo por aquí? ¿Estás divirtiéndote con estecabezota?

A Deuteros le dieron unas inmensas ganas de borrarle esa sonrisa socarrona de un trompazo pero se contuvo al escuchar la tímida risa del rubio que estaba a un lado suyo mirando a su hermano con desconfianza.

—La verdad sí, es demasiado cómico para no disfrutar de su compañía.

—Bueno, me alegra oír eso.— se acercó peligrosamente al rubio y le sostuvo el mentón mientras rozaba sus labios con los suyos —Si te aburres puedo divertirte de otra manera ¿sabes?

Esa simple acción le dio pie al rubio para separarlo bruscamente de él y empujarlo con fuerza al agua para después tomar la mano de Deuteros que parecía demasiado aturdido como para reaccionar, y correr.

Y cuando por fin llegaron a la entrada de un parque de diversiones, no pudo evitar reírse a rienda suelta por la infortunía de su gemelo bajo la curiosa mirada de Asmita.


Por fin alguien lo había puesto en su lugar.




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Holaaa! ❤

¿Cómo va todo? Espero que bien :D

Bien, como ya todas mis OTP en esta historia tuvieron sus citas (Kardia, Mani, Degel y Fica aún no porque tengo algo mucho más ingenioso para ellos 7u7) supuse que la virgen se merecía un capítulo completo de su cita :3 así que aquí está.

*Para los que no saben que diantres es un huacal, les explico: es una especie de caja de madera con aberturas donde normalmente cargan fruta en los almacenes o mercados y cuando los reutilizan son hermosos ya bien pintaditos y así :3

Y solo quiero decirles que si mañana no actualizo es porque me estoy encerrando en mi propia miseria porque no quedé en la universidad: hoy dan el dictamen y estoy muriendo a cada minuto que pasa xc.

Bueno, sobre aviso no hay engaño jejeje.

Gracias por leer, los quiero con todo mi corazón ❤

Bye ❤


Tratando de ser "cool" (multipareja)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora