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Suelta un suspiro de aburrimiento, estira los brazos lo más que puede y cierra los ojos para tirarse encima del colchón. Frunce el ceño, disgustado, al escuchar solo el sonido de su respiración, vuelve a suspirar, esta vez con pesadez, y un pequeño puchero se escapa de sus labios. Gira el cuerpo hasta quedar boca abajo, agarra la almohada de Hinata y oculta el rostro en ella para aspirar el chocolate. Levanta un poco la cabeza, observa las manecillas del reloj y se queja al darse cuenta que ha pasado media hora desde que se fue hacia la sala de conferencia en donde está teniendo una reunión con los líderes de cada fundación.

—Hajime...

Murmulla abrazando más la almohada y se sonroja, levemente, al sentir cómo su corazón late con demasiada rapidez y el rojo aumenta al no poder creer que solo con pronunciar el nombre del castaño esté desprendiendo feromonas de felicidad.

Conoce el sentimiento cálido en el interior de su pecho, ya lo ha sentido antes. Levanta el rostro con lentitud, abre los ojos, aturdido, al no creer que sea aquello; sin embargo, las ganas de estar con Hinata día y noche, decirle cuánto lo quiere, poder ser alguien mejor para que se sienta orgulloso, el miedo porque lo deje por otro omega, la angustia con tan solo pensar que algo malo pueda pasarle, la determinación por protegerlo, ser capaz de ser su soporte, brindarle esperanza.

Todo aquello, y más, hace que algunas lágrimas descienden por sus mejillas al saber la respuesta respecto a lo que está sintiendo por Hinata Hajime.

Lleva las rodillas hasta su pecho, envuelve los brazos alrededor de ellas y aprieta los labios con fuerza cuando la imagen de unos ojos color carmín aparecen en su mente. La culpa llega hasta su ser, los momentos que pasaron en la ciudad Towa hace que el llanto se apodere de la habitación, oculta el rostro en el pequeño hueco que hay y se siente tan asqueroso por haber traicionado a Kamukura.

—Soy una total basura.

La pelea entre ambos sentimientos, completamente diferentes, comienzan atormentar lo más profundo de su mente y corazón.

—P-Perdón…, Izuru…, perdón...

El arrepentimiento hace que le cueste respirar, tira la cabeza hacia atrás y trata de calmarse. El intento es inútil cuando una parte de su ser le dice que Hinata no lo usó como un juguete sexual, se preocupó por su bienestar desde el principio, buscó la manera de que su relación funcionará después que activó la marca; si bien es cierto que le hizo demasiado daño cuando abusó de su persona, también es consciente de que Hinata ha estado dando todo de sí para controlar el instinto alfa.

Pasa la toalla por encima de su rostro, observa a través del espejo del baño cómo sus ojos están hinchados, hace una mueca por el rojo en su nariz y mejillas, respira con profundidad y exhala para regresar a la cama. Muerde el labio inferior al hacerse la pregunta si debería contarle al castaño lo que ha descubierto, sin embargo, la idea de no ser correspondido hace que tome la decisión de callar, piensa que es lo mejor; Hinata ya tiene demasiados problemas, por su culpa, que no necesita uno más.

Levanta la mirada, asustado, al escuchar el sonido de la cerradura de la puerta abrirse.

El gris se encuentra con un preocupado verde, recuerda que por la marca el contrario puede sentir sus emociones y, lo más probable, es que lo haya hecho cuando se puso a llorar.

—Nagito —dice poniéndose de rodillas— ¿Qué pasó, cariño?

Desvía la mirada hacia el lado izquierdo de la habitación y junta las manos para encoger los hombros al sentirse culpable por haber hecho de que venga.

—T-Tu…, reunión.

—Acabó más rápido de lo que pensaba —responde sin dejar de mirar los párpados hinchados—. Nagito.

Pronuncia su nombre pidiendo que le cuente la razón de sus lágrimas, pero solo guarda silencio. Hinata agarra ambas manos pálidas, las entrelaza con las suyas transmitiendo seguridad, teniendo la esperanza de que, tal vez, pueda decirle aunque sea solo un poco de su tristeza; pero el de ojos grises continúa sin decir nada.

—De acuerdo.

Sabe que por el momento Komaeda no hablará.

— ¿Tienes hambre? — Niega con lentitud—. Está bien. Voy a cambiarme de ro...

El Suertudo Definitivo de la clase 77 aprieta las manos del morocho con fuerza impidiendo que se ponga de pie y lo mira con timidez.

—Y-Yo…, perdón, Hajime. No quería hacerte preocupar.

—No tienes porqué pedir perdón —le sonríe con ternura al omega—. Quiero que puedas tenerme confianza para decirme lo que te causa angustia, cariño, y sé que tomará tiempo.

—Hajime...

Siente el rostro caliente y el cálido sentimiento aumenta por lo que termina preguntando algo sin darse cuenta

— ¿Tú me quieres?

Parpadea sin haber entendido bien.

— ¿Qué si te quiero?

Asiente con vergüenza.

—Claro que sí, Nagito —lleva sus manos al rostro bañado en carmín—. Te quiero demasiado. Eres lo más importante en mi vida.

El gris continúa triste.

—P-Pero, ¿solo me quieres?

Hinata inclina la cabeza al no comprender la extraña pregunta, está por usar el talento del análisis, pero es preferible si Komaeda le aclara la duda.

—No entiendo, Nagito —el tono sale con disculpa— ¿A qué te refieres?

—No es nada —sacude la cabeza y hace que las manos del morocho desciendan—. Solo que…, también, te quiero mucho, Hajime. No tienes idea de cuánto.

El mencionado se levanta para sentarse al lado del albino.

—Nagito, por favor, dime —ruega al percatarse que algo no está bien— ¿Qué ha pasado? ¿Acaso alguien ha venido y te ha dicho...

—No, no es eso —interrumpe acercándose más—. Nadie ha venido —el chocolate hace que se sonroje con furia y su lado omega le exige que le diga la verdad—. Hajime…, yo...

El castaño se da cuenta de la cercanía, demasiada, de su pareja y se pone nervioso cuando comienza a jugar con su corbata.

— ¿Nagito?

Komaeda respira con profundidad y la imagen del azabache regresa a su mente. La culpa, traición y arrepentimiento hacen que sienta un hueco en el estómago, pero sabe que de nada sirve guardar silencio; no es justo para el de ojos verdes, no después de todo lo que está dando. Quiere poder hacerlo feliz, demostrar que también puede ayudar en que su relación mejore por lo que se arma de valor y con la mirada fija en el rostro de Hinata dice:

—Hajime, estoy enamorado de ti.

El chico del curso de reserva abre los ojos sin poder creerlo.

—Me he llegado a enamorar de ti, Hinata Hajime.

Por primera vez, el omega observa como el líder de la isla se sonroja por completo.

Nuestro Amor © (HinaKoma/Omegaverse) [Segunda Temporada] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora