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Ibuki se pone de puntillas para poder ver mejor, abre su boca sorprendida por el inmenso barco, se mueve de un lado a otro, ansiosa, en saber quién es el sobreviviente de la ciudad Towa.

—Quédate quieta —dice Hiyoko fastidiada y arruga la nariz—. Ugh, por qué demoran tanto.

—Diplomacia —menciona la omega de cabellos blancos observando cómo la clase 78 está que intercambia palabras con la fundación número cinco.

Mitarai juega con sus manos nervioso al saber que todos son alfas, es extraño que una fundación esté conformada solo por una especie; usualmente se combina con las demás debido al tema de inclusión.

—Aún, no entiendo, por qué estamos aquí.

Cuestiona Akane soltando un bostezo.

—Diplomacia —repite sin despejar la mirada—. Deben ver que estamos dispuestos a colaborar.

— ¿Es eso cierto, Hinata?

El verde se dirige hacia el Cocinero Definitivo.

—Makoto dijo que era preferible si le damos la bienvenida al sobreviviente —el tono es pausado—. Para que se sienta a gusto.

— Debe ser una maldita broma, ¿no?

—Recuerda que lo que quiere la Fundación del Futuro es que todos los involucrados con la desesperación se arrepientan y busquen un nuevo futuro —alza los hombros para indicar que no le importa—. Mientras, estén alejados de nosotros es mejor hacer caso.

Komaeda mira de reojo a su pareja con preocupación, juega con el borde de su chaqueta color verde al sentirse incómodo y encoge, un poco, los hombros. Después de que el gangster viniera a su cabaña para informar sobre la llegada de la fundación número cinco, el líder de la isla comenzó hablar consigo mismo, no dejaba de murmurar palabras incoherentes, el albino tuvo que desprender bastantes feromonas para que volviera en sí; asimismo no dejaba de decirle que está con él y que no va a dejarlo.

Al cabo de unos breves minutos, el alfa volvió a la normalidad, estaba aturdido y no paraba de temblar. El corazón le duele al recordar cómo el verde lo miraba con culpa, el suertudo de la clase 78 le dijo que luego hablarían, no podía hacer que los demás esperarán por lo que salieron de la cabaña en completo silencio, no han vuelto a intercambiar ninguna palabra o mirada.

—Espero que sea rápido el interrogatorio —dice Mahiru cruzando los brazos y suelta un suspiro de cansancio.

—Bueno eso depende de cuánto se demore el sujeto en hablar —el impostor, también, cruza los brazos—. Y cómo se demoran tanto en establecer los términos va a tomar su tiempo.

— ¿Eh?

Mikan no entiende.

—Lo que Hayashi quiere decir es que no deberían demorar tanto —dice Nekomaru estirando los brazos—. Si lo hace es que el sujeto debe ser problemático.

—Problemático o no solo estará un día —el alfa de pequeña estatura sonríe con arrogancia—. No vamos a permitir que vengan a jodernos.

La mayoría asiente apoyándolo.

—Oh, ya se están yendo —informa el mecánico señalando la puerta del barco.

—Finjan su mejor sonrisa, luego el dios de la oscuridad nos va a bendecir.

Sin embargo, no todos están a la expectativa respecto a quién es el sobreviviente, los ojos grises están fijos en el suelo, pensando cómo puede ayudar a su pareja, realmente quiere poder eliminar sus tormentos, convertirse en su esperanza. Evita soltar un suspiro, se dice que no es el momento de estar deprimido, no quiere que su aroma lo delate por lo que asiente, internamente, y alza la mirada para dirigirla a la clase 78, quienes están caminando hacia ellos por el largo muelle que hay a paso lento.

La princesa frunce el ceño por el extraño aroma que ha invadido el pequeño círculo, busca con la mirada al dueño de aquel intenso miedo y abre los ojos, aturdida, cuando ha descubierto que se trata de Komaeda.

— ¿Komaeda?

Pregunta el alfa de cabello rojo al reconocer, también, el aroma a miedo.

— ¿Qué le pasa? ¿Qué tiene?

El omega de Mitarai se altera por la intensidad del olor, retrocede unos cuantos pasos y tapa la nariz con su mano derecha.

— ¡Qué mierda! — Exclama Monoka desprendiendo feromonas de rabia— ¡Qué hace aquí! ¡Ese maldito!

Hinata sostiene de la cintura a su pareja en el momento que ha perdido la estabilidad de las piernas, por más que le hable no lo escucha, está temblando y llorando en silencio.

— ¡Maldita sea! — La niña nunca había sentido tanto enojo en su vida— ¡Se supone que Kamukura lo había matado!

— ¿Qué?

Menciona Peko confundida y debido a esto la niña Towa agarra la espada, la cual estaba en la mano de la omega, y comienza a correr hacia la clase 78.

— ¡Monoka!

El gangster, Teruteru y la dueña del objeto corren detrás de ella a toda la velocidad que pueden.

—S-Será mejor...que te lo, ¡lleves!

Aconseja la beta de ojos morados al borde de las lágrimas.

Makoto deja de caminar al observar cómo el alfa hembra menor de la isla viene hacia ellos con una espada, lista para atacar.

—Debí suponer que algo así pasaría —menciona el heredero acomodando los lentes—. Más vale que la detengan —Kirigiri saca un arma—. No quiero que esto se salga de control.

—Te dije que era una mala idea.

La nadadora observa la rabia en el omega y traga saliva, nerviosa, ante la situación.

—Es nuestro trabajo —dice la detective cargando el arma—. Aunque, no lo queramos.

Hagakure desvía la mirada cuando Peko ha logrado alcanzar a la niña, quien no deja de llorar y gritar palabras de odio hacia el sobreviviente.

Toko juega nerviosa con sus manos, suelta un pequeño grito de estrés y se retira del caos que ha comenzando a formarse.

—E-Esto es malo —murmura para sí—. No puedo dejar que Genocider salga —muerde su uña—. Las cosas solo irían de mal en peor.

Despeina sus cabellos al saber que no iba a poder soportar.

—Debo irme de esta isla.

Makoto aprieta las manos en forma de puños y respira con profundidad para tomar valor.

—Hay que devolverlo —dice en tono firme—. No podemos dejar que...

—Ellos no van a aceptarlo —interrumpe el alfa hembra bajando el arma con lentitud al ver que Monoka ya no es una amenaza—. Solo hay que cumplir nuestra orden y ya.

—No somos soldados.

—Chicos, calma —comenta Hagakure moviendo las manos—. Hay que...

— ¿Por qué nunca pueden hacerme caso?

—Mako...

— ¡No! — Mira a los dos alfas con furia— ¡Ya estoy harto!

Togami lo agarra del brazo cuando ha querido girar para caminar rumbo al barco.

—Suéltame —ordena mirándolo con seriedad—. Maldita sea, Togami, ¡suéltame!

—No puedes ir y...

— ¡Sí puedo! ¡Lo voy hacer! — Logra zafarse—. Por una jodida vez en mi vida, voy a hacer algo que quiero.

La detective chasquea la lengua con molestia y va detrás de Makoto, mientras que el alfa de cabellos rubios se queda estático sin poder eliminar la mirada llena de dolor que el omega le dio.

Por otro lado, Haiji Towa está que sonríe con burla por todo lo que ha observado. Al estar con la venda en la boca nadie puede escuchar la pequeña risa que se le escapa, baja la cabeza al sentirse débil, la Fundación del Futuro no es nada amable con los castigos y torturas, y el color de sus ojos se oscurecen al pronunciar en su mente un único nombre: Kamukura Izuru.

Nuestro Amor © (HinaKoma/Omegaverse) [Segunda Temporada] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora