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Aprieta las manos en forma de puño al sentir la impotencia de no poder ser capaz de ir hasta el chico de ojos color gris y poder ayudarlo para que se ponga de pie. Observa con molestia como las manos de la niña de cabello verde sostienen su delgada cintura y desvía la mirada cuando esta le ha regalado una radiante sonrisa así como palabras de perseverancia.

Es frustrante el tener que estar parado, supervisando, la rehabilitación de Komaeda sin poder intercambiar; aunque sea, una sola mirada, tampoco puede hablarle menos tocarle; los de su especie están a cada rato mandándole miradas amenazantes, no puede ni dar un paso hacia adelante sin que le gruñan o se pongan a la defensiva. Lo peor del asunto es que la actitud que han tomado está justificada, no puede reclamar el hecho de que no dejan que se acerque a su pareja y por más que quiera pasar sobre ellos, los alfas de la isla, también, están a favor.

—Maldita sea.

Masculla entre dientes al percatarse como Nekomaru está dándole indicaciones al albino para que pueda tener más soporte en las piernas. Odia ver como esas grandes manos pasan de arriba hacia abajo por aquella parte del cuerpo de Komaeda, quien asiente con atención a cada palabra y decide volver a intentar caminar sin muletas. Suelta un suspiro de frustración al recordar que si el omega está de esta forma es por su culpa, por sus celos y dominación, por su egoísmo, por ser él.

— ¿A dónde vas, Hinata?

Escucha como le cuestiona el Suertudo de Preparatoria de la clase 78, después que ha salido de la habitación de paredes blancas.

— ¿Hinata, sucede algo? — Se acerca al no tener respuesta— ¿Te sientes mal?

Asiente con lentitud.

No dejan que este cerca a su pareja.

—Ya veo —el tono sale débil—. Supongo que debe ser difícil, ¿no? — Rasca su nuca por los nervios—. Pero, por favor, trata de entender…, no podemos estar tranquilos cuando sabemos lo que...

—Lo sé —interrumpe con amargura—. No tienes idea de cuánto lo sé —observa fijamente las zapatillas—. Me odio, Makoto. Me odio tanto por el terrible daño que le hice.

Los ojos del mencionado lo miran con tristeza.

—Sinceramente, Hinata —observa la mano del morocho y muerde el labio inferior—. No sé qué pasaba por tu cabeza, mientras estabas...—decide no pronunciar aquella palabra—,..., pero, no puedes continuar huyendo, tienes que ser capaz de...

— ¿Ir con él? ¿Hablar con Komaeda? — El tono es irónico— ¿Cómo mierda voy a poder verlo a los ojos sin que se me venga la imagen de cómo estaba violándolo?

Ha subido la voz haciendo que el contrario retroceda y trague saliva por la ira en el color verde.

—H-Hinata, por favor, cálmate —pide sintiendo un poco de miedo—. Sé que su relación no será sencilla, ahora; sin em...

— ¡No sabes nada! — Golpea la pared de su lado izquierdo— ¡Ninguno de ustedes sabe lo que siento! — Lleva las manos a la parte en donde está su corazón—. Es muy fácil hacerse los héroes cuando en realidad no tienen ni una puta idea sobre lo que...

— ¿Importa?

Una familiar voz hace que Makoto abra los ojos, sorprendido, y gira sobre los talones para observar al Heredero de Preparatoria, quien tiene una expresión de seriedad y está con los brazos cruzados.

—Dime, Hinata —avanza con el propósito de intimidar al otro alfa— ¿Importa lo que sientas? ¿Importa sentir lástima por la persona que cogió a Komaeda hasta hacerlo sangrar? — El verde se oscurece más— ¿Tiene acaso sentido el sentir compasión por ti?

—T-Togami.

Dice el omega de cabellos castaños indicando de que se detenga.

—No seas ridículo, Hinata Hajime —el azul compite con el otro color—. No trates de buscar lástima o pena. No busques una excusa para sentir más odio hacia tu persona —lo mira con repulsión—. Si tanto quieres acabar con tu vida. Hazlo de una vez.

Makoto salta del susto, después que el alfa del mismo color que su cabello ha agarrado con fuerza la camisa del rubio y lo ha estampado contra la pared.

—No hables cómo si conocieras mis sentimientos —el aroma de ambos alfas llama la atención de los demás— ¡No te atrevas a creerte la gran cosa!

Trata de darle un golpe en el estómago para poder liberarse. No funciona.

—En vez de estar preocupándote por asuntos que no son de tu incumbencia —una sonrisa arrogante aparece en su rostro—. Deberías prestar más atención a tu omega —Togami frunce el ceño y gruñe enfadado— ¿O es de Kirigiri?

—Hinata, basta —pide el omega con los ojos llorosos—. Por favor, déjalo.

Sabe que puede torcer el cuello de Togami en un solo parpadear. El morocho mira con pura rabia al contrario, gruñe con fuerza para que quede claro quién manda y lo suelta sin más.

— ¿Togami, estás bien?

Es lo último que escucha antes de alejarse por el largo pasillo del hospital. Por otro lado, Monoka está que mira con preocupación al omega de cabellos blancos, quien está con la mirada perdida y no ha dejado de temblar desde que se oyó la discusión de ambas partes.

— ¿Komaeda? ¿Todo en orden?

—No creo que responda —le dice la niña al Animador de Preparatoria—. Ahora mismo debe estar recordando la rabia de Hinata, mientras...

—Entiendo —interrumpe sin querer escuchar aquella palabra—. Será mejor que descanse.

Nekomaru a prueba de que la sesión se cancele, observa como la beta de cabellos morados ayuda a la cachorra para que Komaeda se siente en la silla de ruedas y suelta un suspiro al saber que la situación de la pareja principal de la isla es más que complicada.

—Dudas que lo arreglen, ¿verdad? —Menciona Sonia cerrando la puerta detrás suyo.

—No lo sé —caminan por el pasillo—. Komaeda prácticamente no habla y Hinata, bueno, está siendo un completo imbécil.

La princesa alfa asiente entendiendo lo que ha querido decir, suelta un cansado suspiro y hace una mueca de preocupación al recordar un tema que tiene pendiente.

— ¿Tanaka, aún, no te ha dado una respuesta?

—Creo que está evitándome —una sonrisa nostálgica se forma en sus labios—. Pero, está bien. Dije que sería paciente.

El alfa de grandes músculos hace un sonido de que está pensando.

— ¿Por qué quieres unirte a Tanaka? — No se hace la idea de ambos alfas juntos—. Es decir, ¿tiene algo de malo que un omega o beta sea tu pareja?

Sonia muerde el labio inferior por los nervios.

—Soy la Princesa Definitiva de Preparatoria —alza el mentón, mientras salen del hospital—. Por ende, mi pareja debe estar a la misma altura y nadie más que un alfa.

—Y Tanaka es el único disponible —dice mirando a Akane, quien la está esperando con una gran sonrisa y un balde de pollo frito.

—Así es.

Se limita a contestar.

—Bueno, si algo sirve —acuesta la mano derecha en el hombro izquierdo de la rubia—.  Recuerda que ya no tenemos que seguir lo que se nos enseñó. Somos libres de hacer nuestro futuro.

El alfa hembra observa como Nekomaru junto a la omega de piel canela se alejan del lugar. No puede no sentir envidia cuando escucha cómo ríen y se miran con cariño, aquello es un sentimiento que no cree poder sentir debido a que no cree que pueda haber un omega o beta para ella.

Nuestro Amor © (HinaKoma/Omegaverse) [Segunda Temporada] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora